miércoles, 3 de febrero de 2010

Que cada quien aprenda su lección


Un joven que vestía muy modestamente corría tan veloz como podía, llevando un elegante portafolio agarrado con fuerza contra su pecho, hacia zigzag para tratar de no tropezar contra alguno de los montones de peatones que deambulaban al mediodía en esa concurrida avenida. Detrás de el a algunos metros corrían con esfuerzo, dos hombres maduros vestidos como ejecutivos exitosos. Uno de los peatones que fue atropellado por el joven, al darse cuenta que éste estaba siendo perseguido, comenzó a gritar agárrenlo, agárrenlo. Otros transeúntes al ver la escena, decían que era mejor no meterse, mientras algunos con rabia gritaban, llamen a la policía, no dejen a ese sinvergüenza salirse con la suya. Un policía que escucho la algarabía, se lanzo sobre el joven lo tumbo al suelo, y le dijo -Queda usted detenido -arrebatándole el maletín-. En ese momento llegaron presurosos los dos ejecutivos que estaban agitados y sudorosos y le explicaron al policía, que el joven era su mensajero de confianza, que había tomado el maletín que contenía los documentos de una licitación que se vencía en pocos minutos y que el joven estaba corriendo tratando de llegar a tiempo. MORALEJA: ¿Juzga Ud. a las personas por su vestimenta, sus bienes, el lugar donde viven, etc., sin tomarse la molestia de siquiera ver con quién está hablando?

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