Sintaxis y Prosodia

Sintaxis - Publicado por Verónica Gudiña - Dentro del estudio científico del lenguaje existe una subdisciplina, denominada sintaxis, que se caracteriza por instaurar las reglas que establecen la combinatoria de constituyentes y la formación de unidades superiores a éstos, tales como las oraciones y los sintagmas. Expresado de otra manera, la sintaxis es la responsable de analizar la disposición de las palabras dentro de una oración y marcar criterios para que no se rompa la armonía entre los términos que forman parte de un determinado enunciado. Por esta particularidad de estudiar las formas en las que se combinan los vocablos, así como también los vínculos sintagmáticos y paradigmáticos existentes entre ellos, puede decirse que la sintaxis cumple un rol fundamental en el análisis gramatical y respetarla, sin duda, garantiza la correcta construcción y recepción de un mensaje comunicativo. Por supuesto, así como cada idioma posee su propia gramática, la sintaxis también varía de una lengua a otra. En español, por ejemplo, esta disciplina establece que las preposiciones deben ubicarse antes de cualquier tipo de complemento, que los sustantivos y adjetivos coincidan entre sí tanto en género como en número, que no todos los verbos admitan formas de uso en infinitivo y que los pronombres se adapten a la palabra que modifican, ya sean verbos, adjetivos o sustantivos. De esta forma, en la práctica la sintaxis se encarga de dar por válidas frases como “la rechazó”, “lo escuchó”, “Noelia y Tamara llevaron golosinas”, “te espero en el parque”, “nos saludó con la mano”, “el empresario viajó a Cancún”, “la botella”, “los azulejos blancos”, “el perro quiso morder” o “el pantalón largo”, mientras que no considera correctas expresiones como “la sonrió”, “lo cayó”, “Noelia y Tamara llevó golosinas”, “te espero el parque”, “nos saludó la mano”, “la empresario viajó a Cancún”, “las botella”, “el azulejos blancos”, “el perro atacó morder” o “los pantalón largos”.
Prosodia - Publicado por Julián Pérez Porto - De acuerdo a la información difundida por la Real Academia Española, el término prosodia, que se utiliza para hacer referencia a esa rama de la gramática que establece la pronunciación y acentuación correcta, deriva del latín prosodĭa, un vocablo que, a su vez, procede de una palabra de origen griego. Además de ser esa porción de la lingüística que analiza y representa de modo formal a ciertos componentes no verbales propios de la expresión oral (tales como la entonación, los tonos y los acentos), la prosodia abarca el estudio de los rasgos fónicos que afectan a la métrica y a las unidades inferiores o superiores al fonema. En relación a los propósitos, puede decirse que la prosodia tiene una función integradora por dividir el hilo fónico en espacios que garantizan la comprensión del enunciado y, por otra parte, posee un sentido delimitador por segmentar al discurso en unidades menores vinculadas a su estructura profunda, tal como se puede apreciar en oraciones como “recuperé la bicicleta rota” y “recuperé la bicicleta, rota”. Con el paso del tiempo, la prosodia dejó de generarse a través de reglas establecidas a partir de estudios lingüísticos para pasar a determinarse en base a métodos estadísticos que sirven para constituir modelos prosódicos de forma automática. Dentro de la formación de estos modelos pueden analizarse cuatro características básicas: la duración segmental, su intensidad, las pausas y los movimientos melódicos. Ante estas particularidades, es importante aclarar que la entonación determina la evolución de la frecuencia fundamental, mientras que el ritmo incluye tanto la duración de cada uno de los signos de síntesis, así como también la localización y duración de las pausas. Como resulta evidente, esta rama de la lingüística que agrupa al conjunto de fenómenos fónicos que abarca más de un fonema o segmento posee un rol clave en la organización e interpretación del discurso, además de transmitir información sociolingüística, emotiva y dialectal.