Por: Lindriago - La mesa pareciese estar servida: Teodoro ya dijo “que si el Sí ganaba no significaba eso que el mundo se iba a acabar”. Asimismo, el hombre-encuesta, el dueño de la vocecita sui géneris, está hablando de empate técnico entre el sí y el no. Otros, también comienzan a explicar que gracias a las aclaratorias —entiéndase campaña desproporcionada y ventajosa— que está haciendo el oficialismo, los electores venezolanos han empezado a comprender el propósito democrático de la enmienda y ese hecho comienza a reflejarse en las encuestas. Del lado democrático del asunto, el blindaje ya está listo: “sopotocientos” testigos de mesa ya están prestos para entrar en acción en defensa de esa genuina expresión democrática que es el voto. No sólo para quienes sufraguen por el no, sino que nuestro sentido democrático es tan amplio que quienes lo hagan por el sí serán votos igualmente defendidos por esos gladiadores de la honestidad democrática. Lo único que hay que hacer es ir a votar. Ya no es necesario hacerlo tan temprano por aquello de la extensión democrática del tiempo de votación que, de paso, nos brinda una visión práctica, tangible, útil, de lo que significa la expansión de los derechos políticos de los venezolanos. Entre la automatización y la extensión del horario de votación, los venezolanos, que vivimos en una cola perenne para todos nuestros diarios quehaceres, ese día, el 15 de febrero, no tendremos que hacer cola para expresarnos democráticamente. Esta es una innegable conquista de la cual todos deberíamos sentirnos orgullosos. Si Venezuela no hubiese vivido lo de los últimos diez años, todos tendríamos que estar embriagados de optimismo democrático. El drama está en que encontrar en Venezuela a un optimista convencido resulta una difícil tarea. Ni quienes son seguidores del sí, lo son. A lo sumo te dicen: “Pero es que yo siempre he estado jodido. Si se joden otros con esto qué me importa... por lo menos yo no me he muerto”. Frente a este drama, ¿qué será lo que hay que hacer? Si buscamos la respuesta en el mundo partidista nos encontraremos que esta gente estará operando en condición de stand-by por los próximos cuatro años, en espera de lo que parecía ser la conquista del 2D-2007: haberle puesto fecha de vencimiento a este mandato. No sé qué irán a hacer si pierde el no, quizás extenderán su condición a perpetuidad e irán, piano-piano, de elección en elección hasta conquistar los espacios democráticos que nos vayan dejando. Esto, por supuesto, nos llena de gran optimismo por lo rápido que se ve venir la solución. Si la buscamos en el plano meramente ciudadano la mezcolanza es total. No obstante, la mayoría está integrada por ciudadanos supervivientes que con desesperación aguardan por quienes les interpreten su verdadero sentir. Por fortuna o no, en Venezuela se ha dado el fenómeno que algunos valientes medios de comunicación —y comunicadores individuales— en gran parte se han ocupado de la tarea que debería hacer el liderazgo político. A través de los comunicadores el pueblo tiene voz... en algunas regiones del país. Del mismo modo, hay que reconocer la participación de los estudiantes, luego del cierre de RCTV. A todas éstas, la pregunta que me hago es: ¿y de verdad dónde está el alma nacional? Dónde andará ese conjunto de venezolanos, eruditos en su mayoría, que reflexionan, hablan y escriben pero que no parecen actuar sobre quienes en realidad pueden encauzar todo ese capital político que representa la gran inconformidad nacional. ¿Qué más habrá de acontecernos para activar su energía? Sólo cuando los veamos actuar en conjunto habremos de reencontrarnos con el optimismo perdido. Creo que vale la pena recordar que las penurias mueven montañas y que frente a su desencadenamiento no hay constitución ni procesos democráticos que valgan, por lo que será mejor que estemos preparados para un escenario como ese. El mismo devenir nacional nos está llevando por ese sendero.
Hola, Magda:
ResponderEliminarLo que diga Petkoff o lo que opine el sujeto ese que habla feo es indiferente. Lo que se palpa en la calle es que el NO gana. Muchos chavistas votarán NO, sobre todo empleados públicos. Ganaremos, con poca ventaja, pero ganaremos. El secreto está en los testigos, es necesario tener testigos en todas las mesas.Es allí donde se pueden robar los votos.
Para conocer el final del chavismo no es necesario ser pitonisa, vidente, etc. Esto termina con sangre.¿Cuándo? Tal vez cuando la crisis económica realice su trabajo.El crudo no volverá a tener altos precios.
Saludos
Hola Pandora. Aun cuando todo indica que muy probablemente terminará con sangre, yo sigo teniendo en mi fuero interno, que los venezolanos sabremos estar por encima de eso. Digamos que no tengo una respuesta que te pueda explicar con palabras... llámalo FÉ. Fé en que somos un pueblo DIFERENTE a Hugo Chavez Frías y DIFERENTE a Manuel Rosales. Magda
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