martes, 18 de noviembre de 2008

Exquisiteces y pendejadas


Por: Claudio Nazoa - No hay justificación para no cumplir. Todos tenemos que ir a votar. Hay que dejarse de exquisiteces y pendejadas absurdas: "Yo no voy avotar por fulano porque hace años él era adeco… o copeyano o…". Otros exquisitos, con o sin motivos, prefieren abstenerse porque les parece que tal o cual candidato no es simpático, o porque alguno de ellos alguna vez apoyó al Gobierno, o por cualquier otra cosa. ¡Ni se les ocurra! ¡Venezuela está en una emergencia y como tal debemos comportarnos! En algunas partes (las menos), la oposición no logró la unidad e increíblemente va dividida. En esos casos, los electores deben agudizar sus sentidos y votar por quien realmente tiene la opción de ganar. Esto es tan serio que no podemos perder tiempo reclamándole a esos seres chiquiticos e irresponsables que han hecho imposible la unidad. Eso sí, no debemos olvidarlos para que los castiguemos de por vida. Nunca podré entender cómo pueden existir personas tan inmensamente egoístas e irresponsables, que no comprenden que por culpa de ellos nos vamos a joder por muchos años más. ¿Será que no tienen familia que les duela? Ya lo saben estimados compatriotas, identifiquemos a esos enanitos y castiguémoslos para siempre. Me caracterizo por ser un hombre absolutamente positivo, y quiero decirles que hoy lunes tengo en la mano información para ser muy optimista. Aquí viene un tsunami que ya no es ni tan silencioso y que hará temblar a estos fascistas izquierdosos de derecha que nos desgobiernan. Lo que viene es grande. ¡Muy grande! Pero todo depende de usted. En algunos casos tendremos que hacer de tripas corazón y votar por los candidatos unitarios. Repito: no hay tiempo de ser exquisitos. Lean este cuento que hacetiempo escribí: Con mi familia abordé un barco lleno de pasajeros conducido por un capitán que muchos ignoraban que era demente. Dicho capitán, con el chantaje y el terror, logró que algunos marineros ingenuos y otros inconscientes lo obedecieran. Constantemente atropelló los derechos de los pasajeros que un día, esperanzados, subieron a ese barco. A diario amenaza con tirar por la borda aquienes protesten y no se dobleguen a sus designios. Invade camarotes y restringe alimentos. Además, por falta de mantenimiento, el barco está sucio y a cada rato se queda sin luz. Como si esto fuera poco, cada media hora el capitán, en delirio, habla por el altoparlante durante un par de horas o más. Para empeorar la situación, el mar está picado y chocamos contra un iceberg. El barco se hunde y todos tenemos que saltar al agua. Hay varios botes salvavidas de diferentes colores. No tengo tiempo de escoger mi color preferido. Debo salvar a mi familia y a mí mismo. De uno de los botes alguien estira una mano. Casi ahogado volteo y me doy cuenta de que quien quiere salvarme es el antipático del camarote del lado izquierdo, al que tanta rabia le tengo y cuyo color de bote me desagrada. Desde otro bote me lanzan una cuerda con un salvavidas. Me aferro a él. Pero cuando voy a ponérmelo en el cuello me doy cuentade que era del insoportable que ocupaba el camarote de mi derecha. Suelto la cuerda. Cae la noche. Estoy solo. No sé nada de mi familia y a duras penas he sobrevivido. La hipotermia invade mi cuerpo. Estoy con el agua hasta el cuello. Seguro voy a morir, a menos que alguien simpático y en un bote con mi color preferido me salve. Ya lo saben: mucho ánimo. ¡Todos a votar!

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