jueves, 18 de septiembre de 2008

Las mentiras tienen patas cortas


Por: Antonio Sánchez García - “Las mentiras tienen las patas cortas” - Refranero popular - Mal, muy mal ha de andar funcionando el laboratorio de guerra sucia de Miraflores si el intento por aplacar las escandalosas revelaciones del maletinazo con un magnicidio y un golpe de Estado se esfumó en menos de una semana. Ya están detenidos los magnicidas – hombres de paja del propio régimen montados en la olla para cazar incautos – y desaparecido todo peligro de golpe de estado, pero el caso de Maiónica, Carlos Kaufman y Carlos Durán está recién en sus comienzos. Ahora es cuando.Es el problema de manejar asuntos de estado con la política fascista de la mentira. “Miente, miente, que algo queda” es la consigna de estos politicastros rojo-rojitos. Pero la mentira tiene las patas cortas. Y allí están las desaforadas acusaciones del teniente coronel, secundado como siempre por sus lacayos asamblearios: noticias de un periódico de ayer. La verdad, en cambio, se impone mal que le pese a la revolución bolivariana. ¿Y qué dice esa verdad? Que el régimen es la versión moderna y venezolana de Alí Baba y sus cuarenta ladrones. Que en las bases del régimen pulula una corte de parásitos y gusanos enriqueciéndose a manos llenas con pleno consentimiento del presidente de la república, para quien la corrupción es inmanente a su sistema de dominio.Que las máximas autoridades a quienes está entregada la seguridad de la república estén coludidas con las narcoguerrillas colombianas en el tráfico de estupefacientes es francamente aterrador. Y que desde el vicepresidente de la república hasta ministros de diversas carteras, nadie tenga las manos limpias, no puede menos que conmover a los hombres decentes de nuestro país.Jamás en la bicentenaria historia de la república estuvo el país en manos más criminales que las de la mafia cuartelera y militarista que en 1998 y tras un sistemático asalto al Poder por medio golpistas y electorales se apropió del gobierno, usurpó todas las instituciones y las puso al servicio del enriquecimiento ilícito, las violaciones a todos los derechos constitucionales y la destrucción sistemática de nuestras tradiciones democráticas. ¿Cuáles serán las consecuencias de tanto estupro, tanta iniquidad, tanto crimen? Un país medianamente decente ya le hubiera puesto un fin a tanto desafuero, a tanta humillación, a tanto desprestigio. ¿Permitiremos los venezolanos que continúe esta danza de corrupción y latrocinios?Por ahora, no tenemos otras armas que las que nos dicta la Constitución: unirnos en defensa de la moral pública y expulsar el 23 N a los fariseos del templo. Pero que Hugo Chávez y todos sus lacayos no se llamen a engaño: les esperan juicios públicos y severos, estrictamente ceñidos al ordenamiento jurídico, hoy pisoteado por esta justicia del horror y la vergüenza. Que no se olviden de los precedentes de los juicios y sentencias del Jurado de Responsabilidad Civil y Administrativa, que en 1946 condenara a varias centenas de funcionarios públicos enriquecidos a la sombra de la dictadura de Juan Vicente Gómez. Entre ellos José Vicente Rangel Cárdenas, padre y abuelo de connotados protegidos del régimen.La verdad tiene su hora. Ya se aproxima. Las mentiras tienen las patas cortas.

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