viernes, 25 de julio de 2008

Por un auto nuevo


Por: Rafael Muci-Mendoza - rafael@muci. com - Existe material para operar las cataratas a los extraños, pero no a los connacionales El venezolano común ha enajenado su patria. Sus afanes actuales se resumen en tener un carro nuevo, cualesquiera sea su marca o modelo. Se ha conformado con tan poco. Ha regalado la herencia gloriosa de sus mayores. La barbarie, el primitivismo y la marginalidad vestidos con trajes, corbatas, carteras y trajes de marca, valen mucho más que la integridad, la moral y la decencia. Chávez todo lo ha prostituido y más grave aún, le hemos permitido que nos envilezca. Hemos olvidado los despedidos de Pdvsa al son de un pito. Los médicos chavistas aplauden a rabiar un aumento mentiroso que saben, nunca les habrá de llegar. Están obcecados con un socialismo que no es tal, pero a través del cual pueden desatar complejos de la más profunda inferioridad, y como la zorra y las uvas no luchan por lo que parece inalcanzable, y antes bien, lo denigran. En algún momento despertarán de su marasmo para ver su vida trocada en un erial. La Misión Milagro sería digna de encomio si no privilegiara a los extranjeros por sobre aquellos nacidos en suelo patrio. Existe material para operar las cataratas a los extraños, pero no a los connacionales que deberán esperar a que la suerte los premie, pues el derecho a la salud no es más que una entelequia. Peor aún es el que los médicos que realizan estas intervenciones miran de soslayo la chocante preferencia, y prosiguen. Chávez les vendió valores sin valor y ni cuenta se dieron. La mayoría no comulga con el proceso, pero han perdido la capacidad de sentir asco ante la injusticia. Muchos de ellos residentes, mis alumnos, temerosos de perder sus postgrados, anestesiados en el alma, manejados como en un teatro de guiñol. Pareciéramos ignorar lo que nos jugamos en este lance: es la patria, es nada menos, amigos, que la libertad.

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