lunes, 14 de julio de 2008

¿Qué es más importante?


Por: Rafael Alfonzo H. - cedice@cedice. org.ve - A pesar de todo ¿Debemos preguntarnos qué es más importante: el país o nuestro bolsillo? Hoy más que nunca los venezolanos debemos preguntarnos qué nos está sucediendo. ¿Qué pasó con ese país espectacular, lleno de oportunidades y retos, rodeado de bellezas y recursos naturales, bendecido por Dios como ninguno otro? Un país que a través de su historia ha tenido gente luchadora, trabajadora, alegre, servicial, echada para adelante, con gran sentido de oportunidad, sacrificada y bondadosa, siempre dispuesta a ayudar a quien más lo necesita en momentos de gran dificultad. ¿Qué nos está pasando que ante las dificultades del entorno, día a día vamos perdiendo la esperanza, las ganas de luchar, caemos en el pesimismo y nosotros mismos nos quedamos como simples espectadores de una catástrofeanunciada? Es hora de reflexionar seriamente. Nuestros genes nos dicen que algo nos pasa, pero un sentido derrotista y cómodo hace que esperemos que sea un tercero el que nos reverse esta realidad, cuando en el fondo somos nosotros mismos los llamados a actuar. Nos hemos convertido en temerosos managers de tribuna que tan solo nos llenala crítica, y hasta pareciera que nos anima la magnitud de los desastres. Nos venimos acostumbrando al "más o menos", sin entender que el futuro esbrillante si tan solo queremos inyectarnos de esfuerzo y optimismo. Esto, solo si estamos dispuestos a sacrificarnos por un país que tanto nos ha dado y que hoy nos reclama algo a cambio. ¿Debemos preguntarnos seriamente qué es más importante: el país o nuestro bolsillo? Contamos con invalorables recursos naturales que solo nos servirán en lamedida en que generen valor agregado local. En otras palabras: no somos ricos por el petróleo ni los minerales, sólo lo seremos si sabemos utilizarlos para generar inversión, desarrollo, competitividad, equidad y prosperidad, gracias a nuestro esfuerzo e ingenio individual y colectivo. Estos recursos naturales no volverán. Contamos con un activo humano que debe aprovecharse al máximo de su capacidad productiva y creativa. Todos y cada uno de los venezolanos debemos utilizar al máximo nuestras habilidades y talentos con un gran sentido de responsabilidad y oportunidad. Cada uno en lo que es mejor. Como sociedad debemos reivindicar al maestro, darle el puesto que se merece brindándole no sólo una remuneración acorde con su importancia, sino el reconocimiento general de su aporte a la sociedad. Los mejores deben ser los maestros del mañana. Lo mismo para la policía y los bomberos. Unámonos todos para que en un gran acto de disposición y desprendimiento entendamos y ayudemos a los más necesitados. Les demos una mano inclusive anuestros agresores, y nos responsabilicemos todos a sacar este país delpesimismo y lo convirtamos en uno equitativo, próspero y responsable. Sonhoras de grandes transformaciones que exigen coherencia, dedicación,valentía y claridad de objetivos. El clientelismo, el amiguismo, el proselitismo y el oportunismo deben quedaren el pasado, para dar paso a un nuevo liderazgo que sepa aprovechar ygerenciar el potencial humano del que disponemos. Un liderazgo que sea luchador, de principios y valores, y exija y proclame el Estado de Derechocon sagrado en nuestra Constitución.Los partidos políticos tienen una responsabilidad histórica ante la actual coyuntura. Deben dar un viraje político que garantice una alternativa de gobernabilidad que nos lleve a la modernidad. Que tengan la valentía de apartarse del tradicional sistema de conseguir votos por la vía del populismo, y se comprometan con la población a transformar al país en uno del primer mundo, donde el individuo sea el gran protagonista y el Estado el garante de la equidad. Los ciudadanos debemos organizarnos y pasar de la retórica a la acción. Somos nosotros quienes debemos exigir los cambios y comprometernos a responsabilizarnos para contribuir a ello. Del paradigma del subdesarrollo debemos pasar al paradigma del progreso. Un gobierno serio y auditable que asuma sus responsabilidades en salud, educación y seguridad, que incentive la iniciativa privada al máximo. Un gobierno respaldado por poderes e instituciones autónomas nos devolverá la esperanza y la oportunidad de tener un país próspero y equitativo. La ley como defensa ante el poder y nunca su mero reflejo. No es posible seguir permitiendo que los poderes públicos estén subordinados al Gobierno,y no sirvan para controlarlo. Está en nuestras manos. No hipotequemos nuestra libertad por retornos monetarios coyunturales que luego perderemos.

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