martes, 3 de junio de 2008
NUEVO CIRCO de Caracas
El 26 de enero de 1919 fue inaugurado el Nuevo Circo de Caracas, el escenario sobre el cual decenas de grandes toreros nacionales y extranjeros de reconocimiento mundial exhibieron su arte, y donde miles de venezolanos se divirtieron disfrutando de películas, conciertos, óperas, obras de teatro y de la visita de personalidades y grandes estrellas. Jorge Negrete, celebridad del cine mexicano se presentó en sus arenas; el equipo deportivo The Harlem Globe Trotters maravilló allí al público caraqueño; en sus espacios se organizaron temporadas de Lucha Libre con El Zorro Italiano, Bernardino la Marca, El Chiclayano y torneos de boxeo, como en el que Morocho Hernández ganó la primera corona mundial para Venezuela; se instaló una pista de hielo para patinar; en La Mezquita, el inmenso salón que se ubica debajo de las torres de la fachada morisca, había un cabaret del mismo nombre donde se celebraron los más inolvidables bailes de Carnaval; se hicieron eventos folclóricos y estudiantiles; y hombres como Andrés Eloy Blanco, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba Rómulo Gallegos y Rafael Caldera lo usaron para llevar a cabo sus mítines políticos. El lugar fue el edificio más elevado de la ciudad, presenció el nacimiento de partidos políticos y se convirtió en el centro de convenciones más relevante de la capital. El día de su apertura los más importantes diarios de la época, El Universal, La Religión y El Nuevo Diario, dedicaron su primera página a este gran acontecimiento que cambió el estilo de vida de los caraqueños. Dos toreros de Bilbao, España, Serafín Vigiola "Torquito" y Alejandro Sáez "Alé", estrenaron en horas de la mañana el ruedo con ganado criollo proveniente de las sabanas del Estado Guárico, pertenecientes al General Juan Vicente Gómez. Por la noche se dio la inauguración de la temporada cinematográfica, con la película El Conde de Montecristo, a proyectarse en 30 partes durante 15 noches en una enorme sala con pantalla grande e iluminación eléctrica. Los precios de las entradas se consideraron altos para el momento: el asiento de palco de sombra costaba Bs. 80 para el abono y Bs. 25 para una tarde; los tendidos de sombra Bs. 24 y Bs. 8, y los de sol: Bs. 12 y Bs. 5. Camino al Nuevo CircoTodo comenzó en 1916 cuando el Concejo Municipal del Distrito Federal aprobó el contrato que firmara con el general Eduardo G. Mancera, quien presidía la Sociedad de Cines y Espectáculos, para levantar en terrenos municipales ocupados por el matadero de San Agustín, una plaza de toros. Para aquel entonces estaba rodeado por varias haciendas, La Yerbera (actual San Agustín), la de El Conde, la de San Bernardino y La Guía, hoy en día, Bosque Los Caobos. Según los expertos, una de las cláusulas más importantes del trato señalaba que transcurridos veinte años, los terrenos y bienhechurías serían propiedad del ayuntamiento de Caracas. La noticia fue acogida con gran alegría por la población, pues requerían de un lugar amplio y cómodo donde disfrutar de espectáculos. La obra construida por Alejandro Chataing y Luis Muñoz Tébar, a base de cemento armado "Portland", y de estilo mudéjar con torres inspiradas en el Minarete Islámico costó un millón doscientos mil bolívares de esos tiempos. Los estudiosos de la materia indican que las plazas de toros españolas con rasgos mozárabes, aún cuando son de mucha belleza, no cuentan con la calidad artística que muestra el Nuevo Circo. Éste vino a sustituir como escenario al Circo Metropolitano de Caracas, una antigua plaza de toros que databa de 1896 y que funcionó hasta 1945, y que estaba ubicada donde actualmente hoy se localizan el Teatro Metropolitano y un estacionamiento, frente al edificio del Diario El Nacional. Una de las ventajas de la obra de Chataing en comparación con ésta, es que iba a albergar a ocho mil personas, dos mil más de las que cabían en dicha edificación. Cabe destacar que se aumentó su capacidad a cerca de once mil cuando se instalaron las contrabarreras y se disminuyó el tamaño del callejón.En 1929, Gonzalo Gómez, amante de los toros y del hipismo, fundador del equipo de béisbol Concordia e hijo de Juan Vicente Gómez, logró cambiar lo establecido en el contrato original firmado para la construcción del Nuevo Circo. El gobernador del Distrito Federal de aquella época, el general Rafael María Velasco Bustamante, hizo constar en un documento del 8 de marzo de dicho año que había recibido de parte de Gómez Bs. 150 mil por concepto de los terrenos municipales en los que se había alzado el Nuevo Circo. Posteriormente, a la muerte de su padre vendió a señor Luis R. Branger varias de sus propiedades, incluyendo el Nuevo Circo, y abandonó el país.A partir de ese momento y hasta la actualidad ha estado en manos de la familia Branger. Entre los toros y la demoliciónPara ampliar la capacidad del Nuevo Circo a mediados del siglo XX se demolieron algunas áreas, pasando así a convertirse esencialmente en una plaza de toros, uno de los mayores atractivos de la capital venezolana y escenario de la época de oro de la fiesta brava venezolana.[/size]El 8 de octubre de 1984 la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación lo declaró Monumento Nacional y un año después a raíz de una apelación hecho por los Branger, el Ministerio de Relaciones Interiores dejó sin efecto la medida. Por otra parte, en 1987 el gobierno municipal lo declaró monumento histórico, y tres años después Luis Branger acudió a la Corte Suprema de Justicia para solicitar la anulación de la declaratoria, la cual se le otorgó. Para 1998 la Corte Suprema nuevamente anuló la declaratoria, pero el Instituto de Patrimonio le da rango de Bien de Interés Cultural. Una vez más, apelaron la medida y hasta hoy no existe un pronunciamiento al respecto.El litigio se basa en que en principio al nombrarlo Monumento Histórico de la nación se deja de lado el valor material y económico que tiene, afectando los intereses de los Branger y riñéndose con el derecho a la propiedad.Rafael Branger, dueño del Nuevo Circo, decidió en 1997 cerrar sus puertas, porque consideró que en Caracas las corridas ya no constituían un evento rentable, y resultaba menos costoso mantenerlo cerrado. Entrado el siglo XXI, en el 2001, pasó a formar parte del área de la Estación de la línea 4 del Metro de Caracas, por lo que a su alrededor se puede observar decenas de obreros y maquinaría pesada.Una de las ideas es convertir La mezquita en el Museo Taurino de Caracas, y recuperar la plaza de toros para ponerla al nivel de las de Maracay, Mérida, San Cristóbal, Maracaibo y Valencia. [/size]Época de oroAlgunos de los momentos de gloria vividos en las arenas del Nuevo Circo la protagonizaron Alejandro Silveti y Leonardo Benítez, con toros de La Cruz de Hierro. Ese día, salieron en hombros por la Puerta Grande y el público emocionado los llevó por la Avenida Bolívar hasta el Hotel Hilton.César Girón, considerado el más grande matador nacido en Venezuela, se presentó en febrero de 1953 para recibir a los españoles Litri y Aparicio, entre otros. Para muchos, su mejor faena fue con un toro de Piedras Negras llamado Jarameño, el 24 de marzo del 63, cuando toreo junto al colombiano Pepe Cáceres. Las corridas de la Prensa y de la Policía Técnica Judicial (PTJ) de 1977 fueron de las últimas en celebrarse en el Nuevo Circo. Un gran récord que tiene el Nuevo Circo y que causa mucho orgullo es que jamás en sus arenas se vio una cornada mortal.
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