domingo, 18 de enero de 2009

Más allá del arcoiris


Por: Eugenio Montoro - montoroe@yahoo.es - Este año se cumplen los setenta de la película “El Mago de Oz”, uno de los grandes clásicos del cine mundial. A pesar de ser un cuento infantil, la cinta está preñada de mensajes, reflexiones adultas, conflictos entre el bien y el mal, ilusiones, tristezas, esperanzas, logros y alegrías. Al volver a verla, en su versión original, es enorme la distancia entre los efectos especiales de nuestros días y los modestos de aquella época pero, aún así, la calidad de sus artistas sigue destellando. La película fué nominada a varios premios Oscar y ganó uno, en particular, que para los gringos se ha convertido en una especie de himno: la canción que bellamente interpreta la protagonista Dorothy (Judy Garland) llamada “Over the rainbow” (Sobre el arcoiris). Una de los versos de la canción dice así: “Somewhere over the rainbow” (En algún sitio sobre el arcoiris) “Bluebirds fly” (Los pájaros azules vuelan) “Birds fly over the rainbow” (Los pájaros vuelan sobre el arcoiris) “Why then Oh why can´t I” (Porqué entonces no puedo yo). La esencia del acontecer humano y la explicación del progreso está resumida en estas cortas líneas. Soñar con lo que parece imposible y caminar hacia ello ha sido una repetición en la historia y poca duda hay de que así seguirá. Los ingenieros sesentones de hoy pueden dar fe viva de los cambios tremendos en corto tiempo. Ellos usaron la regla de cálculo, una combinación de tres maderitas largas llenas de números, que al deslizar la central, se podía, con poca precisión, multiplicar, dividir y algunas otras cosas. Poco tiempo después ese “perol” se convirtió en una reliquia frente a las enormes capacidades de cálculo de las computadoras personales. Si bien en las cosas técnicas el camino es usualmente claro y los sueños hacen coincidir a los científicos, lo son menos en los asuntos sociales. Las religiones son un buen ejemplo. Cada una tiene sus libros, sus estilos, sus creencias, sus ritos y sus formas de ver y llegar al arcoiris. Y en términos de política pues también hay diversidad. Los líderes a veces marcan rutas totalmente contrarias. Nada de esto es sencillo pero algún día habrá coincidencias mundiales para dibujar el camino. Por lo pronto pareciera haber algunas. En materia de progreso económico el libre mercado (sin atragantarse) es lo que todos los Países están adoptando. En materia de ideas la amplitud y la tolerancia parecieran ser ya la guía. En lo político se acrecienta el estilo de que los ciudadanos deleguen funciones de gobierno renovando a los líderes con frecuencia y sobre lo internacional es clara la evolución hacia un planeta sin fronteras para convertirlo en la casa de todos. abrá que esperar a que la humanidad aprenda a bailar en sintonía conservando sus sabrosas diferencias. Por ahora solo podemos usar algunos supuestos para conocer si un líder es bueno y tiene claridad sobre la ruta. No es tan difícil. Los buenos líderes son integradores. Entienden las diferencias y las aceptan. Son prudentes. Pacientes. Sencillos. Respetuosos. Casi no se les oye. Son honestos. Desarrollan a la gente. Crean soluciones permanentes. No se creen perfectos ni indispensables. Los buenos líderes animan a los que les quieren y a los que no, y no solo apuntan hacia aquellos lugares que se conocen, sino que van más allá, reúnen a los ciudadanos de sus Países para planear alcanzar, entre todos, los sueños que están, aún, más allá del arcoiris.

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