Por: Pablo Aure - pabloaure@gmail.com - Tanto el gobierno nacional como la oposición claman por la unidad. Ayer Chávez en su programa "Aló Presidente" número 333, transmitido desde el estado Táchira, dijo que una de las razones de haber perdido la gobernación de ese estado fue porque los "revolucionarios" se dividieron y eso le hizo mucho daño al proceso. A estas alturas el haberse referido a ese episodio, no tiene otra explicación sino la de entender que su principal enemigo es la unión de los sectores democráticos del país. Presiento que el presidente ha consultado sobre los alcances de la "mesa unitaria" que en los últimos días viene promoviéndose; y, seguramente sus consultores le han dicho que si ese objetivo democrático de unidad se logra, Chávez no tendría chance en ningún terreno. Ni en el de la resistencia, ni mucho menos en el electoral. Desde luego, no se quedó lamentando la derrota que le propinó César Pérez Vivas (y en buena medida, la unidad de la oposición que fue quien lo apoyó) sino que volvió con el disco rayado de los paramilitares y el magnicidio. No se cansa de repetir y repetir esas estupideces. Ninguno de los gobernadores o alcaldes de la oposición están pensando ni en matarlo, ni tampoco en hacer pactos con paramilitares. El sabe muy bien que los únicos que han hecho pactos con grupos armados son los grupos afectos a su régimen. Es más, en la historia venezolana reciente, el único y último de los magnicidas conocidos es precisamente Hugo Chávez Frías, que si bien no logró cristalizar sus propósitos de asesinar al legítimo Presidente de la República Carlos Andrés Pérez aquella dolorosa madrugada del 04 de febrero de 1992 en la que, además, más de un centenar de soldados venezolanos engañados y liderados por el comandante golpista perdieron la vida en enfrentamientos. Desfachatez No pretendía escribir sobre aquellos sucesos, pero, cada vez que el Presidente se refiere a quienes piensan distinto a él endilgándoles el calificativo de golpistas, magnicidas, vende patria, asesinos o terroristas, no puedo olvidar que si en la actualidad a algún político lo tuviéramos que calificar de esa manera sería precisamente a él. El se levantó en armas contra un gobierno legítimo, intentó asesinar a un Presidente y a su familia; él ha pedido a gritos en infinidades de oportunidades que se le reconozca la beligerancia a los grupos irregulares y armados que mantienen azotada a nuestra hermana República de Colombia. Cómo podemos aceptar quedándonos callados, que cuando un dirigente de la oposición se reúne con miembros de otras organizaciones políticas del exterior, el señor presidente Chávez, y sus aduladores, inmediatamente lo califican de vende patria o de traidor. Pregunto: ¿quién es el que ha vendido la patria o mejor dicho la ha entregado a los cubanos en estos últimos 10 años?: no hay otra persona sino Hugo Chávez Frías. ¿Qué ha hecho con el dinero de los venezolanos? Se lo ha entregado, entre muchísimas naciones más, a Ecuador, a Bolivia, a Cuba, a Nicaragua. Eso sí es traición a la patria. Los venezolanos, a pesar de los multimillonarios ingresos petroleros tenemos que financiar las "revoluciones" de otros países. Con rabia -no puedo calificarlo de otra manera- el sentimiento vivido ayer al leer unas declaraciones del Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en las que afirma que Venezuela (Hugo Chávez) aprobó 50 millones de dólares para su país destinados al ordenamiento territorial, en infraestructura y mejora de caminos rurales en sectores productivos en el marco de la llamada Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). ¡Hasta cuándo, por Dios, tanta burla, y el pueblo embobado! 50 millones de dólares para Daniel Ortega, pero para los hospitales, para las escuelas, para las universidades, o para los caminos rurales de nuestro país, nada que ver. Un sabueso confundido Ya son pocos los que lo idolatran, algunos los que lo siguen, y lo hacen por una sola razón: porque ven que hasta ahora no hay otra alternativa. Por ejemplo, no ven a una oposición fuerte y unida. Pero así como a su lado se encuentran los que lo idolatran o no lo abandonan, por la anterior razón hay muchos que lo siguen acompañando porque se lo están viviendo. Los que le celebran sus necedades o le aplauden sus boberías. Ellos saben que el tipo no anda bien, pero actúan como todos los truhanes hasta que no le vean el hueso al infortunado no lo soltarán. Hugo Rafael pasó de ser un extraordinario sabueso a un tipo sin olfato. No es capaz de detectar que lo tienen rodeado. Y lo rodean no para matarlo, que se entienda bien, sino mantenerlo vivo y cual vampiros chuparle todos los días la sangre. Chávez se preocupa por los cuarteles y no oculta su preocupación. Lo dice a cada rato. Habla de que hay sectores de la oligarquía que escriben sobre la Fuerza Armada. Ayer lo dijo en su "Aló Presidente": "tienen una campaña, de nuevo, contra la Fuerzas Armadas tratando de dividirla". El está confundido de bola a bola, esos uniformados siempre han estado divididos. Que recuerde sus andanzas cuando era militar activo. ¿O es que acaso él cree que en los cuarteles están muy contentos con todo lo que ocurre en este régimen? Si están contentos, entonces todos son cubanos, bolivianos, nicaragüenses o ecuatorianos, que Fidel, Evo, Daniel o Rafael, enviaron para acá; pero como no todos son cubanos o vividores, hay otros que no deberían estar muy contentos. Pero a ellos, los civiles debemos decirles que ni se les ocurra una aventura golpista: que cumplan con su juramento de defender hasta con la muerte esta Constitución. A Chávez no lo tumbará ningún militar. Al él la torta que ha puesto debe reventarle en la cara.
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