martes, 2 de junio de 2009

Tiempo de definiciones


El Washington Post dedicó su editorial de este domingo 31 de mayo, a la Organización de Estados Americanos y a su endeble compromiso con los principios democráticos.El Washington Post criticó fuertemente a la OEA por haber centrado el debate de su próxima Asamblea General, que se reunirá a partir de este martes en Honduras, en lograr que Cuba reingrese a ese ente multilateral después de haber sido expulsada hace 47 años, a pesar de que en Cuba aún están en plena vigencia los mismos males que llevaron a la OEA a condenarla. Para el Washington Post, la OEA debería más bien focalizarse en la situación política de Venezuela y en su deprimida democracia.Lamentablemente, para los pueblos de América que aspiran a vivir en democracia y libertad, este organismo multilateral ha devenido en una especie de anacronismo, cuyo cascarón está vacío de esos valores y principios pues ha sucumbido a las apetencias hegemónicas de los gobiernos a quienes sirve.En su historia, y que se recuerde, la OEA ha demostrado y defendido pocas veces su coraje democrático y su lucha por la libertad.Una de esas escasas oportunidades fue precisamente en enero de 1962, cuando a duras penas y sólo por el peso de las evidencias en su contra, expulsó a Cuba de su seno. La intromisión del Gobierno de Fidel Castro en los asuntos internos de Venezuela durante el Gobierno de Rómulo Betancourt, así como la manifiesta vulneración de los derechos humanos de los cubanos y las restricciones para salir de la isla a sus ciudadanos, hicieron que 14 de 21 países miembros votaran a favor de la exclusión de la Cuba de Fidel. Entre éstos, el Gobierno de Venezuela, que apenas empezaba a transitar por una democracia que terminaría por convertirse en una de las más sólidas de la región por más de 40 años.Otro de esos escasos momentos de compromiso democrático de la OEA, se concretó en septiembre de 2001, cuando con el voto de los 34 miembros activos de entonces se firmó la Carta Democrática Interamericana. Entre esos miembros que rubricaron la Carta, se contó el Gobierno de Venezuela, el cual ya estaba en manos de Hugo Chávez. Es oportuno recordar que el primer párrafo de esta Carta de la OEA, proclama que "La gente de las Américas tiene derecho a la democracia y sus gobiernos tienen la obligación de promoverla y defenderla (.)". Esta proclama va en línea con los dos propósitos fundamentales de la OEA, y supuestamente de obligatorio cumplimiento de los países miembros: "Fortalecer la paz y la seguridad en el continente y promover y consolidar la democracia representativa" .Es por esto, que esta semana en Honduras, la Asamblea General de la OEA debería definir si sus principios fundamentales tienen o no vigencia. Si la definición que de allí se obtiene es el vigor de los propósitos originarios, en ella no tendrían cabida ni la Cuba de Fidel ni la Venezuela de Chávez. Disponible en inglés en: www.veneconomy. com.

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