miércoles, 3 de diciembre de 2008

Lecciones


Por: Fernando Ochoa Antich - La absurda rueda de prensa ofrecida por Hugo Chávez a los periodistas de los medios internacionales, para tratar de convencerlos de que su gobierno no sufrió una importante derrota electoral y algunas sorprendentes críticas surgidas entre los dirigentes del Partido Socialista Único de Venezuela sobre la gestión gubernamental obliga a realizar un análisis lo más objetivo posible de lo que realmente ocurrió en las elecciones para elegir alcaldes y gobernadores. También es necesario discutir las lecciones que debe obtener la oposición para poder consolidar su fortalecimiento como real alternativa de poder en Venezuela. El éxito obtenido por la oposición no surge por casualidad. Es consecuencia de haber establecido desde la elección presidencial del 2006 una estrategia bien definida y muy realista. Comenzó por lanzar a Manuel Rosales, como candidato único de la oposición; reconocer la derrota electoral de ese día; crear una firme unidad entre todos los factores de la oposición para enfrentar el referendo aprobatorio del proyecto constitucional de Hugo Chávez; y la firma del acuerdo político del 23 de enero de este año que, con errores y aciertos, logró presentar, de una manera muy importante, candidatos únicos para los cargos electivos. La derrota del gobierno no debe dejar ningún tipo de duda. Este no es un problema exclusivamente numérico. Exige del análisis político. Nadie discute que Hugo Chávez logró ganar en 17 gobernaciones y en un número importante de alcaldías, pero es imposible negar el significado que tiene su derrota en Caracas, Miranda, Carabobo, Zulia, Táchira y Nueva Esparta. Allí se concentra la mayoría de la población y de la riqueza nacional. Además, el número de votos también dice mucho: el chavismo obtuvo a grosso modo siete millones de votos en las anteriores elecciones para alcaldes y gobernadores; 6 millones de votos, en las elecciones presidenciales; 4 millones de votos en el referendo aprobatorio de la nueva constitución y ahora subió a 5. 558.038 de votos en estas elecciones. Al contrario la oposición ha mantenido un permanente proceso de fortalecimiento al lograr incrementar su votación desde dos millones de votos en las elecciones para alcaldes y gobernadores de 2004 hasta la sorprendente cifra de 4.545.537 alcanzada en estas elecciones, que sumado al voto disidente que obtuvo 421. 042, sólo establece una pequeña diferencia de 591.259 votos a favor del chavismo. Estas son realidades indiscutibles. De todas maneras no podemos olvidar que Hugo Chávez es un adversario sumamente peligroso, que no le importa abusar descaradamente del poder con tal de preservar la presidencia de la Republica. De allí que estoy convencido que muy rápidamente planteará el problema de la reelección indefinida. Tomar el camino de denunciar su inconstitucionalida d es una tontería. Jamás lograremos una decisión favorable del Tribunal Supremo de Justicia. Es necesario derrotarlo en el Referendo Consultivo. Este objetivo obliga a analizar algunas lecciones de lo ocurrido en estas últimas elecciones. Lo primero que tenemos que saber es que el triunfo se debió fundamentalmente por haber logrado establecer en la dirección de los partidos políticos una estrategia común para enfrentar al adversario. Esta estrategia condujo a lograr un importante acuerdo en los candidatos a gobernadores, aunque lamentablemente no fue tan exitoso a nivel de alcaldías. También observamos como el liderazgo de los partidos políticos ocupó el natural espacio que deben tener en el campo electoral. La organización que han logrado con gran esfuerzo en estos últimos años fue un factor fundamental en la movilización popular y en el triunfo electoral. En definitiva, la derrota de Hugo Chávez en su ambición de imponer la reelección indefinida sólo puede lograrse mediante un mayor fortalecimiento de los partidos políticos, en el establecimiento de una sola estrategia para enfrentar la acción abusiva del gobierno y fundamentalmente en la creación de un proyecto de sociedad que la oposición democrática pueda ofrecer a los venezolanos como alternativa a esa difusa y atrasada ideología que significa el Socialismo del Siglo XXI. Vender ese proyecto a los vastos sectores populares y a la clase media es el reto fundamental de la oposición. El año 2009 será definitivo en el destino de Venezuela: renacerá la democracia pluralista o nos impondrán el totalitarismo socialista.

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