Por: Damián Prat C. - Quizás muchas personas, incluyendo algunos de los propios protagonistas de las luchas, no vean con nitidez la relación que hay entre, por ejemplo, la resistencia que han desarrollado los trabajadores petroleros de la Costa Oriental del Lago con la de los trabajadores ferromineros de Ciudad Piar y los del ferrocarril de la misma empresa y la que mantienen los del aluminio. O la de todos ellos con las decenas de miles de manifestantes contra la dañina Ley de Educación que ayer fueron policialmente reprimidos una vez más, así como la lucha contra el cierre de las emisoras de radio. Quizás muchos comienzan a ver más clara la razón de la férrea resistencia de cientos de periodistas, trabajadores y propietarios de medios de comunicación para no permitir ni la autocensura ni el cercenamiento de la libertad de información y expresión. Quizás ese pueblo barloventeño de Curiepe y Caucagua que con sus tambores y con las piedras de la calle, se rebelaron valientemente contra el atropello militar y gubernamental, a pesar de que hasta hace unos pocos meses habían votado por el gobierno, ven ahora muy claro que si el gobierno silencia radios, periódicos y televisoras, es a ellos, a su voz de protesta, a quienes habrían censurado. Ese pueblo valiente de tradiciones mezcladas africanas, criollas e hispanas muy pronto comprendió que no podían permitir el atropello de quitarles sus espacios de la Policía de Miranda, de las casas culturales y ambulatorios dependientes de la Gobernación bajo el repugnante “argumento” de desconocer la voluntad del pueblo mirandino que votó para elegir un gobernador diferente al que se empeñó en imponer Chávez. El brutal saboteo antidemocrático ordenado por Miraflores contra gobernadores y alcaldes electos por el pueblo en Táchira, Miranda, Zulia y Caracas es una “guarimba” gobiernera contra la voluntad soberana del pueblo. Y ese pueblo de Curiepe, que en su mayoría había votado rojo, se alzó contra el abuso militarista y autoritario, y defendió al legítimo gobernador por quienes ellos no habían votado, pero que era el que la mayoría de Miranda eligió. Esa lección imborrable de coraje democrático es parecida a la que dieron los trabajadores de Bauxilum al elegir libremente a su sindicato por encima de imposiciones oficialistas, y la que siguen dando esos mismos trabajadores al no calarse el engaño de promesas de recursos que no se cumplen que parecen tener el propósito de terminar de hundir y arruinar a su empresa. Hay una mezcla cada vez más persistente de represión policial y militar, violencia de los grupos radicales parapoliciales oficialistas, abusos de imponer leyes con emboscadas “entre gallos y medianoche”, cercos de silencio informativo desde los medios de TV y radiales del gobierno, amenazas y maniobras contra los derechos laborales y sindicales. ¿Por qué la otrora “revolución bonita” recurre cada vez más a las amenazas, atropellos y represión? Sencillo: porque cada vez tiene menos pueblo. Porque se apaga el entusiasmo popular. Y lo sustituyen con las violaciones a la Constitución, amparándose en su férreo control de las instituciones. A los ferromineros, como ayer a los del aluminio, intentan imponerles un cerco de silencio y censura. “No hay paro, no hay protesta, todo está fino”, repiten el mentiroso canal 8, las autoridades rojitas y el latifundio de emisoras radiales del gobierno. ¿Cómo defienden los trabajadores la verdad de sus protestas? En primer lugar luchando y además apoyándose en los medios de comunicación libres e independientes que no se dejan apabullar ni silenciar. Cerraron 34 emisoras de radio, desnudando la verdad de que quieren silenciar la libertad del pueblo a tener espacios donde hablar y a escoger lo que quieren escuchar. La enorme reacción nacional de repudio, que es una forma de resistencia, los frenó. Impusieron su Ley de Educación con la muy cobarde medida de hacerla aprobar en la AN en plenas vacaciones de escuelas y universidades porque le tienen miedo a debatir con maestros, profesores, universitarios y las legítimas autoridades. Ahora recurren a la violencia de sus grupitos fascistas para-policiales, como en el caso del salvaje atropello a los periodistas de la Cadena Capriles o a la violencia represiva policial y militar -al mejor estilo de los tradicionales gobiernos militares gorilas- como ayer lo hicieron contra decenas de miles de caraqueños. Cada vez tienen menos pueblo e intentan -sin éxito- frenar la resistencia, tratando de sembrar el miedo. Este pueblo no es cobarde, aunque en el gobierno crean otra cosa. Por más que se empeñen en amenazar y derrochar poder militar, policial e institucional, aquí no se rinde nadie. La resistencia democrática crece, aunque es evidente que la organización es aún muy insuficiente, cuestión que debe ser superada para lograr más eficacia. Los derechos laborales y la libertad sindical es el mismo tipo de conquistas populares que la libertad de información y expresión. Ambas son iguales que los derechos a una educación libre y plural sin imposiciones. Y el derecho del pueblo en las regiones y municipios a elegir sus gobernantes y a repudiar que el gobierno viole la Constitución y la soberanía popular tratando de desconocer a esos gobernantes regionales electos libremente. El episodio de ayer, en el que un funcionario militar se dedicó a dar un mitin político “contra la oposición” a los efectivos de la GN, tratando de convencerlos de la justeza de la represión, es un síntoma de lo que ocurre. Y el coraje de varios periodistas, dando la cara, soportando los insultos y las amenazas militares en medio de ese curioso “mitin”, para hacer su trabajo, sin dejarse amedrentar, es también un síntoma de que Venezuela no les tiene miedo. Sin embargo, el militar mitineador, al final, dijo algo muy cierto. Dijo una verdad como un templo: “el gobierno saldrá por los votos del pueblo”, cuando el pueblo lo haga y a pesar de leyes abusivas y el ventajismo más descarado.
sobre el tema: http://bellville-sensible.blogspot.com/2009/08/el-diario-de-diosito.html
ResponderEliminarMuchas gracias por el link. Saludos. Magda
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