Por: Pedro E. Piñate B. - ppinate@gmail. com - Criticable o no, los campesinos beneficiados con sus burros contentos y resueltos están. Desde Yaracuy al final de mayo de 2009, fue noticia el reparto de burros decarga por el alcalde de Nirgua a los campesinos conuqueros de esa localidad. Tal iniciativa ha sido desde entonces blanco de críticas locales y nacionales, porque mientras se regalan tractores a los campesinos de otros países, en Nirgua, Yaracuy, se les da son burros. Sin embargo, en justicia y dejando a un lado el populismo y la politiquería envueltos en tal reparto, difícilmente un tractor pueda competir con los burros de carga para sacar las cosechas de los conucos de las montañas de Nirgua o cualquier otra. Así que criticable o no, los campesinos beneficiados con sus burros contentos y resueltos están. Por otra parte, hace rato venimos diciéndolo: los burros en Venezuela tienen futuro. Una primera razón es que seguirán siendo vehículo de carga y transporte para los pequeños campesinos conuqueros. En segundo lugar y no menos importante, es el uso de los burros para producir mulas de carga y silla que buena falta hacen en los hatos, haciendas y fincas, del llano o la montaña, en todo el país. En esta tarea una buena noticia es que hoy en Venezuela se están utilizando burros de raza Mammoth conocidos por su mansedumbre, tamaño, excelente conformación y mejor aptitud y apresto para el trabajo ganadero, que bien transmiten a las mulas descendientes de los apareamientos o inseminación artificial con buenas yeguas criollas y cuarto de milla puras o mestizas, entre otras razas. Como vemos, no es que se trate de la vuelta al burro en Venezuela, sino que desde los albores de la civilización humana y la domesticación animal, como bien muestran los grabados de Tebas que datan entre 1298 y 1235 antes de Cristo, este noble animal sigue acompañando y sirviendo al hombre en los más remotos confines y las más variadas formas y labores. ¡Enhorabuena!
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