viernes, 28 de agosto de 2009

Condenados si sí, condenados si no


Diez años lleva el Gobierno de Hugo Chávez tejiendo todo su entramado legislativo, regulatorio y penal para atornillar su proyecto. Hoy ya tiene completamente estructuradas las tácticas para poner en precariedad jurídica, vulnerabilidad e indefensión a todos los sectores productivos y estructuras de la sociedad. Ha impuesto a granel, leyes y normas totalmente contradictorias y discrecionales a los productores del agro, a la industria, a los importadores, comerciantes, distribuidores, y medios de comunicación, sin que escape incluso, el sector financiero.Como ejemplo cabe mencionar el patrón que viene siguiendo y que ahora le está aplicando con ahínco al sector bancario.Mediante una irracional Política Cambiaria impuso regulaciones que constituyen una trampa y que son casi imposibles de cumplir. Y como en el cuento del Gallo Pelón, no es si se cumple o no con las normativas vigentes, es que de todas maneras no recibirá respuestas lógicas, trato justo, ni tendrá chance de salvarse de las garras del Gobierno. El caso es que la banca está obligada a proveer a los tarjetahabientes las divisas que les autoriza Cadivi. Y esto lo había venido haciendo cabalmente mientras el Gobierno cumplía con su compromiso de liquidar las divisas dentro de los primeros cinco días de la presentación de los documentos. Pero, el Gobierno, ante la sequía de recursos sumada a su afán controlador y de hostigamiento del sector privado y de la "oligarquía", viene incumpliendo y demorando ese proceso desde el año pasado. Hoy Cadivi presenta un atraso de más de tres meses en sus compromisos con la banca. Debido a ello ésta está llegando al límite de su resistencia y ha comenzado a incumplir su compromiso con sus clientes. Es decir, al final, como la cuerda siempre se rompe por lo más delgado, el consumidor, terminará pagando los platos rotos de las malas políticas del control de Gobierno.Ante esta situación, la solución del Gobierno ha sido obligar a la banca a seguir respondiendo al cliente con el otorgamiento de divisas, so amenaza de aplicación de sanciones y multas. Mientras tanto Cadivi sigue acumulando deudas con la banca generando un ciclo vicioso que acrecienta el impago a límites inaguantables. Esto se agrava aún más, porque según el convenio cambiario vigente el Gobierno no está obligado a reconocer al tipo de cambio actual, en caso de una eventual devaluación, las deudas que tuviera con el sistema financiero por este concepto. Así la banca ha sido puesta en un callejón sin salida: O cumple con los clientes y se arriesga a la posibilidad de que esas deudas nunca les sean honradas por Cadivi, o que las mismas le sean cargadas a un nuevo tipo de cambio, o incumple las reglas impuestas por el Gobierno y se convierte en culpable y transgresora y se arriesga quien sabe a que penas. La banca está en el filo de la navaja, al no tener más salida se arriesga (si sí o si no) a entrar en una situación complicada, que podría terminar en nacionalizaciones o igual de grave, caerá a precio de gallina flaca en las manos de los boliburgueses que están al acecho de copar el sistema bancario para ponerlo al servicio de la revolución.. Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.

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