jueves, 3 de julio de 2008

Liberada cotorra Titiara en el infierno


Por: Alberto Rodríguez Barrera - La cosa estaba candente en el Reino Cotorrocuica, especialmente en la psiquis ensancochada de su máxima y única deidad, rescatada por el Infierno, ya que en todas las ciudades las quejas parecían estar condimentadas con picante pica-pica, hambre que ya se hacía vieja y palabras que nada tenían que ver con la poética del período romántico. El Rey Cotorra finalmente veía y veía, con toda incoherencianí a, el cúmulo de rebeldías amenazadoras que iban de boca en boca, sin necesidad de mascar coca, y, ¡por todos los demonios amateurs del Purgatorium! , no sabía lo que sucedía, ni lo entendía, pero eso sí: lo temía. Temía inclusive a su intención de regalar algunos nuevos magnos y jugosos privilegios adicionales a los culpables más regios de su entorno, que succionaban ávidamente todo lo que encontraban por los rincones, engalanados pero mohosos, sospechosos en su espulgar bullicioso y costoso, ya que una a una le iban perdiendo las ganancias conquistadas en la Guerra de las Mil Noches Cotorrancias, guerra por cierto que ya había sido incorporada a los pensa de estudio en las Escuelas Zarrapastrozianas. Y ante la expectativa del universo mundo -que esperaba encadenada sin remedio frente a los aparatos telecomunicacionale s cuyas cámaras roja-esmirriaí tas ya había instalado de gratis el ministrico Pizarrita en el Purgatorio, residencia provisional de Su Amosencia- el pobre Cotorrín no sabía qué nueva crueldad debería aplicarle a sus súbditos, habiendo desgastado ya la mayoría que tenía en su repertorio.Sin embargo, reaccionando ante un deseo fugaz que pasó por su cabezita, empezó a cobrar forma la intención de vaciar ciudades y municipios que no lo querían, sacar a esa gente molesta y enviarla lejos, y entonces repoblarla con habitantes nuevos, ¿con los de la isla de la felicidad quizás? Quedó pensativo en su pose de fotogenia característica: dedito cuqui en barbillita y ojitos pestañeantes en lejanía trascendental. Y justo cuando pensaba en volar para una consulta con su Amado Viejito Chocho, el piso del Purgatorium Sabanetacius se abrió súbitamente escupiendo una llamarada, y del Averno subió el trono que albergaba al propio Cadáver Insepulto de Castrobilis, rosario en cuello, tiritando sus orejitas sordas, en escaramuza sus hombros caídos, brazos en jarra y manos en garfio, derribados el cuello y la cabeza sobre el pecho lampiño hundido, ojos codiciosos buscando monedas por el piso, la color y la piel en partes hendidas y en partes quebradas, y otras rasgaduras calamitosas que eran observadas y cuidadas por el Santo Hermano Raulóbilis, en paciente espera para pasar de bateador designado a cuarto bate oficial, con derecho a rumba propia, nueva y renovadora. REY COTORRA (A punto de soponcio al ver a su Amado Antihéroe, por quien abría la boca arrobado y con suspiro lánguido continuado, en asfixia)¡Oh, Mi Cazador de Diablos Externos, qué lindo surgís de vuestras profundidades! ¡Qué bien sustentáis el cuertpiiito a punta de puros espíritus babalaos! ¡Qué bien embalsamáis y ensalmáis esos suspiriiitos de vida tan chiquitiiicos para el desaliño de la santidad! CASTROBILIS (Fastidiado, mira a todos lados ciegamente y desde su debilidad de ultratumba doncorleoneana) Ya, basta, no os paséis, Bichito. ¿Qué puedo hacer por vos esta vez? Escupid, sin gargajos por favor. REY COTORRA¡ Os vengo a rogar, Sol que os nos morís, por mí que pataleo: contadme revelaciones y hacedme milagros, os necesito para que me salvéis de la confusión! ¿Qué pasa en mi Reino, de qué dulce mal se está muriendo mientras me está matando? ¿Qué puedo hacer con las ciudades y las gentes rebeldes que ya no creen en mí ni en mis Príncipes, y que me quieren perjudicar a pesar de que yo no les he hecho nada? ¿Debería yo terminar de arruinarlas y despojarlas y enviar a sus antiguos moradores para que vivan en Roma, por ejemplo, y entonces repoblarlas con hombres nuevos que no piensen ni maquinen ni deliberen tanto, hombres como los que habéis domado aquí en Castrobilia? (Mira embelesado al Peazitoéhombre que apenas respira, y se le pone de rodillas) Vengo a vos porque me recordáis a uno de los que Cristo llamó sepulcros hermosos. ¡Y eso sois para mí, mi Sepulcro Hermoso, el alguacil que me cuida e inspira y alienta! ¡Iluminad a este pobre infeliz titiaro de Sabanetavia! CASTROBILIS (Ayudado por Raulóbilis que le recoge la babita que burbujea en la boquita entubada del otrora big bróder)¿Alguacil seréis vos, Bichito! Mirad cómo habláis, con preguntas que dejan ver lo poco que sabéis. Dejáis ver además que los Diablos en los alguaciles están por fuerza y de mala gana. Si queréis acertar, debéis llamaros Demonio Alguacilado, o Alguacil Endemoniado, que así estaríades más avenidos con nosotros. RAULÓBILIS(Cambiándole el pañal encacado al Sepulcro Hermoso que alivia sus vientos ensopados con tan sólo el previo anuncio de un soplido sin freno) No os preocupéis por lo que dice, Bichiviris, y tampoco por su pearíada cular. Huye de la cruz y sus peos líquidos sirven como instrumentos odoríferos del mal. ¿Quién podría negar que demonios y alguaciles no tenemos un mismo oficio? Si bien nuestra cárcel es peor, nuestro agarre perdura, pero todos procuramos condenar los vicios y pecados en el mundo, aunque los deseamos con más ahínco. CASTROBILIS (Disimula la arrechera con el little bróder que devalúa sus palabras, y le da a su Bichito el chupón de repuesto para que también mame con él)Oye bien, Bichiiito: sólo ver los males ajenos es nuestro sustento, nuestra raison-détre, nuestra compañía. Nuestra disculpa es que hacemos el mal como los hombres malos déllos, igualiiito, y es el género que degenero. Y vos también sois un ángel, Bichito, aunque sin gracia. RAULÓBILIS (Aclarando más las intimidades del Averno le coloca un tapón en el ano a su hermano, ahora también vuelto Bichiviris) Confiésote, Cotorrín: los Demonios hemos sido por la envidia de Dios, como las mujeres por la envidia del pene, y los alguaciles son alguaciles por querer ser menos que todos, así de simple. Y se entiende que no te canses, Bichiviris, de ponerle reliquias a este Sepulcro Hermoso, que de hermoso le queda poco y de sepulcro… CASTROBILIS (Interrumpe disgustado y encaca otro pañal con un chirrido fondillero sostenido, como de riachuelo)¡Calla, no te pases tú también, Pisapasito! Lo único que necesita saber Bichiviris es que somos todos de una misma orden, la de los Diablos Calzados y los Diablos Recoletos, aquí buscando hacer vida conjunta a las puertas del Averno. ¡Y de aquí, a las galaxias! REY COTORRA (A Raulóbilis, cual parchita partiéndose para mostrar las pepitas negras que la hacen fruta de la pasión)¡Admiráronme siempre las sutilezas de este Diablo Hermoso, Raulóbilis: qué bróder tenéis! Pero vos, ¿seréis igual conmigo cuando él no esté? Quisiera enmudecer y no puedo, quisiera ser agua para que en vez de alguacil me llamaran aguacil, y así correr sin corchetes ni soplones, que me quiten la tara como al carbón, y que hiciérase la cuenta en mí y el agarrador. ¡Ay! ¡Salvadme del rescate de Uribeólis y sus bolis!CASTROBILIS(Con celos de viejo en estire de pata, recuerda a Kennedy) ¡Pero bueno qué vaina es pues! Aunque, pensándolo bien: ya es hora de que como John pase el botín de Marilyn al hermano Robert, aunque este Robert como que no da pámucho. RAULÓBILIS(indignándose a paso de retirado en resort de Miami)¡Más respeto, Vejuquiviris, mira que no te cambio un pañal más, y así verás qué haces con tu jediondez a chorritos! Y tú, Bichiviris: no olvides que la palabra alguacil es una palabra morisca muy macha, por más que tu ambición aguacil se avenga con tu vida y tus hechos. ¡Nada que ver con las bolis de Uribeólis por favor! Pero no estamos para insolencias: ya no podemos seguir dando licencias a los enredadores para que digan mil bellaquerías; así no podremos corregir este mundo desconchado ni el tuyo destartalado, Cotorrín, y mucho menos entendernos con las almas que ya tengo negociadas. CASTROBILIS ¡Albricias, no es Barak el enemigo! Sólo pido que se tenga piedad de mí, que se me saque el cuerpo deste alguacil, ya que soy Demonio en Prendas y Calidad. ¿Qué dirá la gente del Averno si después de tanto tiempo termino rodeado de malas compañías? ¿Es que nadie tendrá lástima, hermano mío, deste pobre que aporreas, maltratas y delatarás? RAULÓBILIS ¿Es que cambiarios y limpiaros el culo es aporreo y maltrato, bigbrodercito? ¡Y con los olores de heces y miaos rancios, qué tupé! Lo que aquí reñimos, Bichiviris, y para que os informéis, es que en la era de Obama, ¿quién será el Diablo del mañana? REY COTORRA Me dejan boquiabierto y estupefaciente, camaradas, sabiendo ahora menos qué hacer, más angustiosamente enrollado que antes pero… Caramba, estamos solos, y él (por Castrobilis) ha sabido de mis cosas secretas, y yo, como amigo fiel, de las suyas, y lo que hemos hecho… RAULÓBILIS Es lo que han hecho, y eso (señala a Castrobilis): ¡vapallá!. Pero lo que ahora se hará (pulgares a su pecho): ¡vengapacá! Si hasta ahora vosotros os háis creído los poetas más verbóreos destos Reinos, he sido yo el pariente más cercano desta Corte de Todos los Diablos. Me debéis por lo que el Averno sufre, porque hervís en poesía y habéis hallado un modo fácil de sacar las garras por la lengua, sin condenaros, engloriándoos con el desconche y el basurero. Y yo, humilde y calladito, ensanchándoos el cuartel, cual maluco en reserva, sin competir en los votos ni en las elecciones con los escribanos. Pero por ahora creedme, Bichiviris: ¡no hay nada tan gracioso como el primer año de noviciado de un poeta en penas! Y creedme vos también, ex brigbrodercito (aplaude como orden y entra la Guardia Suiza Castrobiliosa con carretillas de evidencias encarpetadas): ¡sorpresa! Creísteis que habíades de topar con Rodamanto y preguntáis por Cerbero y Aqueronte, ¡y ahora sabéis que os los he escondido! REY COTORRA (Admirando a Raulóbilis, revisa carpetas)¡Oh! ¡Oh! ¡Y otra vez Oh! ¡Pruebas y evidencias que no están en la computadora de Reyes! Me pregunto, Lindo Raulóbiliscito, ¿qué tipo de género de penas le dan a los poetas como nosotros? RAULÓBILIS(Desatendiendo la cagantina sonora que trompetea del culito bróder)Muchas son, Bichiviris, y propias. Unos se atormentan oyendo alabar las obras de otro, y a los más es la pena de limpiarlos. Hay poetas que tienen mil años de Averno y aún no acaban de cantar las conjugaciones en tempo que precipitan los celos; otros se aporrean dando tizonazos y rodando por el Báratro con sus lenguas mordiéndose las uñas hasta los codos. Pero lo peor lo pasan, por las muchas marañas que han hecho, y más infeliz lugar tienen, por las muchas Reinas Sociales que han hecho adúlteras, las infantas de virtud y moral que han deshonrado, los casamientos desiguales de Oronegro que efectúan técnicas de fines de comedia, y los palos que han dado a mucha gente honrada por acabar con los entremeses. CASTROBILIS Pero es de advertir, hermano bróder, que los poetas de telenovelas y comedias, con sus enredos y marañas, el Bichito los pone en el Ministerio Público, entre Procuradores, Fiscales, Contralores y Electoralistas, con tufo espeso, guisos con queso, y champañita panodejá la vainita. Ahí están todos aposentados con tal orden, que un artillero de cultura testaferrondiniosa que el otro día llegó, quería que lo pusiesen en el Fogón Central de la Cocina, cosa que justificó al decir que su oficio era lanzar tiros al mundo… Por cierto que fue remitido al Canal Pus, Bichito, pues son los que mayores tiritos de pedorreos líquidos lanzan al mundo. REY COTORRA Yo a un sastre, por decirme que vivía de cortar para comer, lo aposenté en el poder popular que importa carne argentina sin maletines. A un ciego lo mandé a encajarse entre los enamorados, por serlo todos. Ya estoy preparando una ley con los Parlachitas para que los enterradores de difuntos se acomoden con los panaderos, los locos pondrémoslos con los astrólogos, los mercaderes con Bin Laden, los mentecatos con los alquimistas, los asesinos con los médicos, los vendedores de agua fría con los taberneros, los ministros con los ladrones malos, los necios con los verdugos… También estamos considerando un campo de concentración para los inadaptados y los sin trabajo. A ver si aprenden. RAULÓBILIS Mancha es en el Báratro la de los enamorados, Bichiviris, y más los que lo son de sí mismos, de sus dineros, de sus palabras, y algunos pocos hasta de sus mujeres. Celos y esperanzas amortajan la codicia del deseo, y se van por la posta al infierno profundo, sin saber cómo ni cuándo ni de qué. Y aún otros que con billetes solos ahorran para la leña en esta casa, abrasándose lardeados en ellos. También están los pendejos de a toque, boquiabietos y con manos extendidas, condenados sin tocar pieza, hechos bufones de otros, con los dedos entre rejas, en vísperas del contento sin ver jamás el día, eructando y brujuleando siempre los gustos sin poderlos descubrir, sustentando la cabalgadura de quien la goza, que ni Barrabás estaría seguro oliéndoles el trasero. REY COTORRAVuestra mirada y vuestras palabras me asustan, Don Raulóbilis. Sentimos el potaje que hacéis; nos pintáis con garras sin ser avechuchos, con colas habiendo diablillos más rabones; hacéis guisados de nuestros sueños.RAULÓBILIS ¿Es que no os hacéis rogar para recibir los billetes; acaso hacéis recibos; no malvers áis e insistís para que nadie alegue posesión? Dice el sabio: cuantum conchudensis seres alteranti lex. Y como tenemos posesión en el hurtar y quebrantar las fiestas, fundamos agravios si no nos abren las puertas grandes; también nos quejamos si no nos dan hasta la poca y mala cosa que sea, y vos enfadándoos decís "que el diablo os lleve". ¿No véis que son más lo que vienen a motu propio que los que traemos? No de todo hacemos caso. Dad al Diablo un cotorrocuiquense, y no lo toma, porque un cotorrocuiquense toma al mismo Diablo. REY COTORRA ¿Y entonces de qué sirve ser Rey? ¿No hay Reyes en el Averno?RAULÓBILIS Todo el Averno es de figuras regias porque el sumo poder nos saca las virtudes. Llevamos los vicios al extremo, nos hacemos reverenciados, como dioses, y entonces son muchos los caminos para condenarnos. Todo es una guadaña coronada de lacras, peste, codicia de encaje que arrastra a todos, y llegamos al Báratro por el camino real de la plata. Los Testaferrondinis son manjares que nos llegan por millares, empalagan, y les vendemos la leña para negociar en el mundo exterior por razones ambientales de conservación ecológica. Además, quieren arrendarnos a buen precio los tormentos para venderlos y acabar con la felicidad del mundo. REY COTORRA ¿Y entonces, para qué nos servirán los jueces ahora? Ellos son nuestros faisanes, nuestros platos regalados, la simiente que nos da frutos. ¿Será posible que no tengamos justicia en la tierra? RAULÓBILIS ¿Justicia decís, Bichiviris? Esa loca huye y sube al cielo. Te cuento: desde que las hermanitas Verdad y Justicia llegaron a la tierra, la una se desnudó y la otra se puso rigurosa. Nosotros a la Verdad la asentamos con un mudo, y usurpamos a la Justicia para honrar tiranías. Las sacamos de todas partes, escondiendo su pobreza, y las hospedamos en la mayor simplicidad, con requisitorias de malicia. Huyeron buscando quien las recogiese; les preguntaban quiénes eran y ellas, que no saben mentir, les decían. Y pese a todos nuestros esfuerzos, los hombres seguían aceptándolas y besándolas, hurtándolas más que ladrón con ganzúa. Así es que siguen fastidiando, robando amor, asechando con los ojos, asiendo con las manos y atestiguando con la boca. Todo eso espántame, y confírmame que ya nadie viene acá de punta en blanco ni con ropita dominguera. REY COTORRA¿Y entonces otra vez bis? ¿Es que este mundo tampoco sirve para los pobres?CASTROBILIS¡Ay, esa palabrita otra vez, cuánto me daña! No me toques esa tecla. ¿Qué es pobres? ¿Los que no tienen nada de cuanto tiene el mundo? (Recuerda algo, aparte a Cotorrín) Gracias por las cachapitas y el queso de mano que me enviaste ayer, Bichiiito. (Sigue en su cháchara) Aunque yo, desconchado, no puedo decir mucho ahí, pelé todos los boches prometidos y dejé todos los libros de los pobres en blanco, vacíos. Les faltamos a los pobres, ¿no es así, Bichito? Es que ahí no está el adulador, el envidioso, el amigo falso, la mala compañía; ellos también les faltan a los pobres. Aunque yo sé que tú. Bichiiito, te esfuerzas adulándolos, envidiándolos, siendo amigo bueno malo, aunque sin hacerles compañía. ¿Será verdad que los pobres viven tan bien, que mueren mejor? RAULÓBILIS (Tras el silencio, presente y repelente, sentencia) Cuando el Diablo predica, el mundo se acaba. (Coloca el brazo protector sobre Cotorrín) ¿Y qué te parece si mejor comenzamos a pensar en exorcismos, Bichiviris?

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