Por: Enrique Pereira - Mari Pili Hernández: melodiosa voz, que arropa un descarado manejo de rojos intereses. Exacerbada luce tu posición cuando imploras por una presentación transparente de cuentas a la rectora García Arocha, al tiempo que nunca has exigido lo mismo para tu comandante presidente, que nos llena de palabras en cada rendición de cuentas sin entregarnos un sólo numero. Toda persona, afirmas, que trabaje en un cargo publico, debe estar dispuesta a entregar cuentas de su gestión. Esta premisa que defiendes con fuerza, parece no aplicar para los rojos rojitos. No convences. Con la misma firmeza que exiges que la Universidad Central de Venezuela debe permanecer abierta, deberías exigir que abran la Universidad Bolivariana o la Unefa. Unos estudiantes revolucionarios sostienen que la Universidad no puede colocar portones, bajo una argumentación que sólo ellos entienden. Unos vándalos que se toman la ley en sus manos, destruyendo un trabajo ordenado por las autoridades universitarias, son vándalos buenos. Me pregunto por qué a ellos no les dices que aquí hay una ley que respetar y qué sí sienten afectados sus intereses, demanden acciones judiciales. Avalar y apoyar la anarquía de grupos que defienden sus posiciones con uso de violencia es empujar más personas a una anarquía que no es conveniente sino a los intereses de esta maqueta de revolución. No convences. Una voz dulce, muy bien delineada y con excelente dicción, que intenta parecer muy objetiva, no esconde el trasfondo de tu accionar, que luce tus verdaderas intenciones de proteger los intereses de esta revolución. Esta mañana escuchaba tu entrevista a un personero ligado a la salud y me maravilla tu capacidad para ver el vaso medio lleno en lugar de verlo medio vacío. Reconoces un gran trabajo en la salud, después de diez años de errores, inversión mega millonaria y malas decisiones, ante un público que está escuchándote y viviendo en paralelo la verdad de la situación; un sistema que se vino abajo y no responde a las necesidades de este pueblo que demanda resultados y no promesas de futuro. Yo aprecio a todo el que defiende verdades, incluso si esas verdades son ajenas a mis intereses. Respeto profundamente, por ejemplo, a Vladimir Villegas, quien hizo una transición consciente, ordenada y genuina desde una creencia sin reservas hasta una oposición critica, que tampoco defiende intereses de la otra banda. Vladimir abandonó con nobleza y con absoluta sinceridad, posturas que no pudo defender a la luz de los acontecimientos. Quedarás movida en la foto, si insistes en defender lo indefendible. Cada vez será más difícil justificar tus posturas, que no obedecen verdades. Un periodista tiene una gran responsabilidad con el manejo de su verbo. Sólo su conciencia estará allí para indicarle cuando lo usa adecuadamente. No convences, te sugiero respetuosamente que reflexiones acerca de este tema. Te felicito por tu melodiosa voz y tu perfecta dicción.
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