Por: José Rafael López Padrino - Las crisis sociales y políticas generadas por el capitalismo globalizado han permitido en América Latina el surgimiento de gobiernos demagógicos, falaces y oportunistas que adornándose con un plumaje “izquierdista” han logrado capitalizar el descontento de amplios sectores populares, ignorados y engañados por los gobiernos anteriores. Estos neomovimientos, algunos de ellos basados en premisas étnico/culturales han creado verdaderos pastichos doctrinales, al mezclar planteamientos ideológicos (nazi-fascismo) , étnicos (indigenismo) , religiosos (cristianismo) , con conceptos izquierdistas, permitiendo así la conformación de un sincretismo de ideas contrapuestas, que les ha permitido debutar “exitosamente” en el mercado de las ideologías. Un buen ejemplo de ello, es el proyecto que encarna el tte coronel y sus babeantes revolumequercenario s, fundamentado en un sincretismo ideológico (Juan Domingo Perón y Lenin, Trotsky y Jesucristo, Marx y Bolívar, Rosa Luxemburgo y Eva Perón). Proyecto que a pesar de reivindicar la justicia social, la equidad e incluso el socialismo, representa una versión post-moderna del ya desgastado socialfascismo -socialista de palabra, pero fascista en la praxis-. Se trata de una coartada para medrar en los espacios tradicionales de la izquierda venezolana, para capitalizar el descontento reinante en amplios sectores de la sociedad, y para conculcar la autonomía del movimiento laboral, y de numerosos grupos sociales en sus justas luchas reivindicativas. Al margen de lo que publicitan los plumíferos del régimen, el proyecto que lideriza el tte coronel, no representa una opción contraria al bloque histórico en el poder, paradójicamente, lo ha oxigenado, mediante la consolidación de una corrupta casta militar y cívica, la boliburguesía.El socialfascismo del siglo XXI, no es sino un estatismo económico compulsivo -capitalismo de Estado-, dirigido por un líder que se cree infalible ante quien las masas deben obedecer pasivamente. Que promueve un pensamiento totalitario, y una intolerancia radical y sorda, en contra de todo aquel que no acepte los postulados del proceso. Que impulsa una regimentación represiva de la vida mediante un control político-militar de los ciudadanos.Nada más fraudulento que el considerar como medidas de carácter socialista las estatizaciones o lo programas sociales (misiones) que el régimen ha ejecutado o ha instrumentado en estos últimos años. En el supuesto negado de que así fuere, tendríamos que convenir que durante los cuarenta años transcurridos entre 1958 y 1998, Venezuela fue un país socialista. Durante ese lapso se realizaron estatizaciones (CANTV, industrias del hierro y del petróleo), se crearon corporaciones estatales (Viasa, Cadafe, Alcasa, Venalum, Bauxilum, etc.) y se pusieron en práctica programas sociales. Bajo esta falsa premisa habría que admitir que la administració n de Obama, también es socialista, por haber estatizado entidades bancarias, financieras y empresariales (American International Group, American Express, Citibank, Goldman Sachs, Morgan Stanley, General Motor, Lehman Brothers entre otras). Que falsificación más grotesca de las ideas del viejo Marx.Las recientes re-estatizaciones, así como las nuevas estatizaciones demuestran, que el "socialfascismo del siglo XXI", no es otra cosa, que la continuación del capitalismo puntofijista del pasado, con mayores rasgos totalitarios y bajo la dirección de un “preclaro conductor tropero”, que sueña con transformar al país es un gran cuartel, así como lo anhelaron el General Cipriano Castro, el General Juan Vicente Gómez, el General Marcos Pérez Jiménez, así como muchos otros uniformados a lo largo de nuestra accidentada historia.
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