jueves, 11 de junio de 2009

El Ayatola bolivariano


Un nuevo análisis financiero del Centro de Investigaciones Económicas (CIECA), publicado el 4 de junio de 2009 informa que, entre el 1º de enero de 2005 y el 4 de junio de 2009, el presidente Hugo Chávez anunció inversiones y gastos internacionales por un total de $231,42 millardos. De este monto, Chávez prometió $14,46 millardos a Irán. Durante el mismo período, los ingresos del Gobierno Central ascendieron a $337,3 millardos. De hecho, Chávez prometió gastar 68,6% de esos ingresos fuera de Venezuela, representando los gastos ofrecidos a Irán un total de 4,29% de los ingresos del régimen. El análisis de CIECA explica que los gastos internacionales anunciados por Chávez entre 2005 y los primeros cinco meses de 2009 no necesariamente han sido efectuados. Por ejemplo, las inversiones planificadas en empresas conjuntas de producción y refinación en países como Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, Nicaragua y otros países, incluyendo Irán, han estado paralizadas, en algunos casos, desde finales de 2007, porque PDVSA y el régimen chavista no disponen de suficientes reservas de dinero. Pero los datos de CIECA permiten hacer varias inferencias importantes. Por ejemplo: • Mientras el régimen de Chávez destruye sistemáticamente la capacidad productiva pública y privada de Venezuela, los ingresos que tanto se necesitan para financiar el desarrollo económico de la nación están siendo prometidos a otros países. Este acto es inconstitucional e ilegal. • Mientras el régimen chavista incumple su deber de proveer viviendas, escuelas, hospitales, carreteras y otras infraestructuras indispensables para el bienestar económico y social, el presidente Chávez regala alegremente la riqueza del pueblo venezolano a regímenes forajidos como el de Irán, grupos narcoterroristas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y mandatarios complacientes como los Kirchner de Argentina, Evo Morales de Bolivia, Daniel Ortega de Nicaragua y los hermanos Castro de Cuba. Los vínculos del régimen chavista con el déspota iraní Mahmoud Ahmadinejad son particularmente preocupantes. El análisis del CIECA está basado únicamente en anuncios e informes de prensa que citan al presidente Chávez y otros altos funcionarios del Gobierno. Pero la “cooperación” del régimen de Chávez con Irán es muchísimo más extensa que lo que indican los datos del CIECA. Por ejemplo, los servicios de inteligencia de Israel y otros países han denunciado que el Gobierno chavista estaría extrayendo y exportando secretamente uranio hacia Irán. Igualmente, servicios de inteligencia europeos han advertido que la aerolínea estatal Conviasa estaría transportando en secreto equipos y componentes que se utilizan para fabricar misiles y armas de destrucción masiva. De comprobarse estas informaciones, Venezuela estaría violando una de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, las cuales buscan impedir que Irán adquiera o exporte misiles balísticos y tecnologías de armamentos de destrucción masiva. Sin embargo, el Consejo de Seguridad se hace la vista gorda con respecto a Venezuela porque China y Rusia tienen sus intereses particulares en ayudar a Irán a adquirir armas nucleares, a pesar de las negativas meramente formales de los gobiernos chino y ruso. Los servicios de inteligencia de Israel, Estados Unidos, el Reino Unido y Holanda (entre otros) también han informado que el régimen chavista estaría permitiendo al Hezbollah y otros grupos militantes islámicos que establezcan una extensa presencia en territorio venezolano, en particular en el estado Nueva Esparta. Es más, se cree que el Gobierno chavista podría estar cooperando con Teherán para ayudar al régimen de Ahmadinejad a expandir la presencia de grupos terroristas islámicos, narcotraficantes y otros grupos que se encargan de conseguir fondos para estas actividades a otros países latinoamericanos, tales como Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Sin embargo, nadie debería esperar que la Organización de Estados Americanos (OEA), o el Gobierno de Estados Unidos ni las democracias latinoamericanas más afectadas por la promoción sistemática de la inestabilidad en la región por parte del régimen chavista vayan a hacer algo para evitar que el Ayatola bolivariano en Miraflores siga imponiendo una estrategia dirigida a desatar el caos, conflictos y revoluciones violentas en América Latina. El ex canciller mexicano Jorge Castañeda dio en el clavo en el reciente foro organizado en Caracas por Cedice para hablar de democracia, cuando respondió a un entrevistador que el Gobierno de EE.UU. no haría nada para ponerle un coto a Chávez. Estados Unidos perdió el camino en América Latina mucho antes de que George W. Bush llegara a la Presidencia en noviembre de 2000. Y el reciente nombramiento que hizo el presidente Barack Obama de Arturo Valenzuela como Subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental sugiere que la confusión oficial de Washington con respecto a la región no ha hecho más que agravarse desde que se inició el Gobierno demócrata de Obama en enero de este año

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