viernes, 6 de marzo de 2009

Ser feliz no debe ser un objetivo sino una forma de vivir


Eduardo Punset en su libro El viaje a la felicidad (Editorial Destino), considera que se ha invertido demasiado en bienes materiales y poco en valores intangibles como el compromiso con los demás o la felicidad. Las estadísticas muestran un balance negativo acerca de esa emoción, mayoritariamente en sociedades tecnológicamente avanzadas, donde tal vez la búsqueda por mejorar el nivel de vida ha sido a costa de la calidad de la misma. Un gran número de expertos de todas las áreas relacionadas con el estudio del comportamiento humano considera que los pensamientos generan sentimientos y, a la vez, que no hay toma de decisiones que no involucre una emoción al inicio y al final de ese proceso de pensamiento. Mientras todos ellos dilucidan y comprueban sus teorías, el resto de los mortales nos debatimos entre pasiones y pensamientos conscientes. Una faena llena de aciertos y tropiezos que constituye la esencia de estar vivo. ¿Quién no quiere sentirse bien? Al menos la mayor parte del tiempo. Seguiremos al doctor David D.Burns, experto en el método cognitivo, moderna forma de psicoterapia que ayuda a superar algunos de las depresiones y que brinda técnicas para que a medio plazo la persona aprenda a modificar su manera de percibir a la realidad. La tristeza es una emoción sana, pasajera, consecuencia de enfrentarnos con un hecho que nos afecta. Incluso puede ser un evento apacible que no implica sufrimiento y no se relaciona con la pérdida de la autoestima. Sin embargo, algunas depresiones son una percepción distorsionada de la realidad y van más allá de ser una función adaptativa a un hecho no positivo, entrañan sufrimiento y pérdida de la autoestima, incluso pueden a veces surgir de la “nada”. De acuerdo con este método: Primero habrá que diferenciar entre tristeza y depresión. Así que cada vez que no se sienta de buen humor, tendrá que identificar cual fue el pensamiento previo que lo sumió en ese estado, ya que nuestras emociones se traducen de la forma en que cada uno ve las cosas. Muchas veces nuestros hábitos de pensamiento pueden ser negativos, todos poseemos una historia, y éstos se han integrado de tal forma en nuestra mente que ya no los razonamos. La premisa es que hay que comprender qué nos sucede y después sentirlo. Esto nos ayudará a saber si podemos hacerlo solos o necesitamos ayuda profesional. Se podrá ser escéptico al respecto, pero cada uno de nosotros es el único responsable de la propia felicidad. Así que ¿por qué no intentar técnicas de pensamiento que nos ayuden a disfrutar más de nuestra vida?

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