lunes, 9 de junio de 2008

Carta de Nazoa a Penzini Fleury

Usted dirá que yo la tengo agarrada con su persona y que prácticamente no vivo sino para escribirle y enviarle cartas refutando sus absurdas teorías sobre la vida sana. Pero no es así, sólo quiero, demando y le imploro, que deje a la gente vivir feliz. Basta ya de empeñarse en que todos estemos saludables y rozagantes, entienda de una vez por todas que nosotros, los enfermos felices, los bebedores, los comecochino, los tomadores de whisky, de ron y de anís con yogurt, al igual que los hipertensos, los descalcificados, los osteoporósicos, los preinfartados, los estresados, los ulcerados, los griposos, los herniados, los estíticos, los que tienen enterradas las uñas y los alopécicos, también tenemos derechos humanos. ¡Estamos hartos que insista usted en curarnos!. ¡Qué fastidio es andar sano! Doctor Penzini, usted se ha convertido en una especie de Carrasquero, pero no del Consejo Nacional Electoral, sino de la salud. Siempre imponiendo reglas y recomendando cosas difíciles de hacer, y lo peor, de dudosos y contradictorios resultados. Por ejemplo, usted un día dice que corramos, al día siguiente que corramos pero no tanto. El otro día, lo recuerdo perfectamente, escuché cuando nos pidió que tomáramos agua, al día siguiente dijo que tomáramos agua pero que fuéramos moderados porque se pierden sales. Al día siguiente del día siguiente dijo que la sal hacía daño y que lo mejor era evitarla.... ¡Entonces doctor, ¿En qué quedamos? ¿Corremos o no corremos? ¿Tomamos agua ó no la tomamos? ¿Guardamos la sal ó la botamos? Por culpa suya, mi estimado doctor, existimos miles de locos en este país. Doctor Fleury, no sé si sabe que según aterradoras estadísticas policiales, los venezolanos tenemos un elevado porcentaje de probabilidades que un delincuente nos aniquile en la calle. Si lo más seguro es que nos mate un malandro, entonces ¿por qué hay que morir en forma? Fíjese: si el día de mañana un malandro acaba con mi costosa y muy bien cultivada vida sedentaria, saturada de whiskys y elevado colesterol como consecuencia de gordas y grasientas chuletas de cerdo, no sería tan lamentable, ya que yo he sido feliz con mis deformidades, defectos y vicios que tanto dinero me han costado.Doctor, imagine tan sólo por un momento el dolor que produciría que un malandro mal nacido matara a Juan Carlos García, a Winston Vallenilla ó a Luis Miguel....¿Tiene usted idea de lo que les costó a éstos hombres, que están tan buenos, ponerse así? Esos muchachos han tenido que hacer cosas indecibles e insoportables como correr, levantar pesas, someterse a largas y torturantes horas de saunas, baños turcos y masajes, se han privado, además, de tomar caña, comer chicharrón pelu'o, hallacas, bollo y pan de jamón, obligándose a vivir una vida sana pero completamente aburrida. A veces, mientras medito después de un buen vaso de licor, me pregunto con la seriedad que el asunto amerita: ¿Es el alcohol realmente malo?. ¡¡ La respuesta es no: Definitivamente, no y no!! Y las pruebas científicas que he recolectado así lo confirman. Por ejemplo, no sé si usted sabe que cuando algo se quiere conservar eternamente se sumerge en alcohol, demostrando de esta manera su poder para preservar.En cambio, conteste sinceramente:1.-¿Qué causó el deslave de La Guaira? ¿El alcohol ó el agua?2.-¿Qué corroe los metales? ¿El alcohol ó el agua?3.-¿En qué se hundió el Titanic? ¿En alcohol ó en agua?4.-¿Qué produce maremotos? ¿El alcohol o el agua? Pregúntese también:1.- Si el agua erosiona una sólida piedra, ¿qué no hará en el estómago que es de carne? 2.-¿Qué arruina un bello y soleado día de playa? ¿Un palo de agua ó varios palos de whisky? 3.-Si por descuido ó estupidez dejamos un chorro abierto y nuestra casa se inunda, ¿Qué sale por ése chorro: ¿Ah? ¿Alcohol ó agua? Mientras el chorro de agua destruye la casa, arruina el día de playa y erosiona el estómago, las invaluables botellas de whisky permanecen en los estantes de los botiquines caseros, inofensivas y plácidas. Entonces, mi ahora mejor documentado amigo, ¿qué es lo que está destruyendo a la humanidad? ¿El alcohol ó el agua? ¡EL A G U A , doctor Penzini! El agua es el enemigo a combatir. Nuestra lucha es hacia su destrucción, hasta que no quede una sola gota de ella. Por el contrario, con ahínco debemos estimular la producción y consumo de whisky.Doctor, por el respeto y la admiración que hacia usted profeso, me atrevo a formularle estas últimas preguntas, rogándole total sinceridad para las respuestas:¿Por qué ese odio irracional al cigarrillo, al tabaco y a la señorial pipa? ¿Es acaso algo personal? ¿Qué le han hecho esos deliciosos vicios y placeres ancestrales? Además, no olvide que los habanos y tabacos también pueden ser útiles en lugares más íntimos y sutiles, que precisamente no son destruyendo algún pulmón; si no lo cree, pregúntele a Clinton ó a Mónica Lewinsky. Doctor Penzini, vivir en este país es como hacer un spinning permanente: nos levantamos de madrugada a echarle pichón a la vida y le damos, le damos, le damos y ¡le damos! Sudamos siguiendo al ritmo del pedal, pero al final, terminamos por cansarnos sin llegar a ninguna parte.Entonces, doctor Penzini, ¿porqué sufrir tanto? Deje que los venezolanos fenezcamos felices: gordos, enfermos por fumar, libando whisky ó cerveza y devorando senda rodilla de cochino. Total, ésa es una bella y feliz forma de vivir y de morir.

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