El candidado por la Mesa de la Unidad, Diego Arria, emitió este lunes una publicación en la que informa sus motivos apra no suscribir el documento "Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional".
A continuación la misiva completa:
Dr. Ramón Guillermo Aveledo
Secretario Ejecutivo
Mesa de la Unidad Democrática
Presente.-
Estimado Doctor Aveledo:
Me complace reiterarle mi irrestricto e incondicional apoyo al “Compromiso e Invitación por un Gobierno de Unidad Nacional” que firmé el 26 de septiembre de 2011, en el cual se proponía como meta primordial “La refundación del estado democrático y social de derecho y de justicia”. Quiero ahora exponerle mis impresiones sobre “Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional”:
El Programa que firmarán el 23 de enero, en lugar de establecer las bases necesarias para propiciar la transición del actual sistema de gobierno, autoritario y militarista, hacia un Estado auténtico y efectivamente democrático y de derecho, plantea por el contrario la simple alternabilidad presidencial, objetivo que no se corresponde en absoluto con la meta señalada en el Compromiso, mucho menos aún con las exigencias que le impone la realidad nacional a los venezolanos. Asimismo, el Programa plantea “rescatar la institucionalidad democrática”, sin decir cómo, aunado a que esto sería imposible de lograr con el ordenamiento jurídico vigente.
Como usted recuerda, en comunicación del 21 de septiembre de 2011, le hice saber algunas consideraciones fundamentales que, en mi criterio, debía contener el Programa. Entre ellas, le destaco las siguientes:
• Sólo si la Unidad le habla de manera clara al país de cuán grave es su situación actual, de cuán difícil son las perspectivas políticas, económicas y sociales de Venezuela, de los altos riesgos de convertirnos en un Estado fallido de seguir como vamos, y aún más grave, de cuán alto es el riesgo de caer en la disolución de la vida civil, podremos esperar que para las críticas elecciones de 2012 la ciudadanía entienda de manera cabal lo que está en juego en esas elecciones y ejerza su derecho al voto de manera bien informada y consciente.
• Reflejar de manera mucho más enfática y precisa un compromiso de la Unidad para desmantelar el modelo político y económico propiciado por el régimen.
• Un Compromiso con la Unidad Nacional que no evidencie estos graves retos con fuerza, claridad y transparencia absoluta no tendría el impacto deseado, aún cuando haya sido redactado con la mejor buena fe.
• Igualmente, transmitir la certeza de que atenderlo será su prioridad y de que no podrán establecerse con éxito el diálogo ni identificarse soluciones de consenso y estables a los múltiples problemas del país en tanto no se restablezca el estado de derecho definido en la Constitución.
• Asumir públicamente el compromiso de actuar para restablecer plenamente la confiabilidad del proceso y metodología electoral, empeñándose a fondo y de inmediato para garantizar la transparencia, confiabilidad y credibilidad del mismo en todas sus etapas; utilizando a ESDATA y a SUMATE para estos fines.
• El compromiso por propiciar la paz mediante el diálogo, la concertación y la justicia, con especial énfasis en no tolerar la impunidad ante la corrupción y el enriquecimiento ilícito que han envilecido la República en tiempos recientes como nunca antes en su historia;
• El compromiso con poner de inmediato en libertad a los presos políticos del régimen y en diseñar programas para incentivar el regreso a la Patria de los cientos de miles de conciudadanos que han emigrado o que se han visto obligados al destierro.
• No subestimar la inteligencia de nuestros compatriotas para hacerles ver la magnitud de los obstáculos que enfrentamos, no para que se resignen o se rindan, sino por lo contrario para que se prepararen para superarlos como confío sea el caso de proceder con total claridad.
Estas consideraciones no fueron atendidas, por lo que en el Programa que se firmará el 23 de enero no se contempla el reto principal que enfrentamos, que es desmontar el modelo político y económico vigente, ni se menciona el problema de fondo que afecta a Venezuela, que es la gobernabilidad. Estos aspectos eran y siguen siendo esenciales para que el Programa sea consistente con el “Compromiso por la Unidad Nacional”.
Por otra parte, el Programa plantea la convivencia con el ordenamiento jurídico imperante, sin tener en cuenta que precisamente debido a éste es posible la sistemática violación del estado de derecho. También señala inexplicablemente que “la introducción de modificaciones en la Constitución no ha de ser asumida como el reto primero y principal del nuevo gobierno”, lo cual equivale a postergar o descartar la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, sin la cual, estoy convencido, no será viable la recuperación de nuestras libertades. En este aspecto crucial del futuro venezolano, el Programa reduce la solución al problema de la gobernabilidad a medidas inspiradas en argumentos no políticos-jurídicos, tales como:
• “acuerdos o simples entendimientos con sectores o individualidades, hoy partidarios del actual gobierno”, lo cual, a su vez, deja el futuro del país en hipotéticos “saltos de talanquera” de diputados, magistrados y otros jerarcas civiles y militares del régimen;
• “reformas reglamentarias y administrativas que permitan reconducir a la Constitución, tanto como sea posible”evidentemente insuficientes para obtener el fin deseado;
• “Las leyes o decretos-leyes inconstitucionales deben ser impugnados judicialmente, si aún no lo han sido”. Semejante aseveración pasa por alto el hecho evidente que el poder judicial que decidirá esas impugnaciones está totalmente subordinado al régimen.
Tampoco señala el Programa en ningún momento acciones posibles, ni manifiesta el compromiso de formularlas, para enfrentar la amenaza real que pesa sobre nuestros derechos electorales, encarnada en la oficina de asuntos electorales de Hugo Chávez, llamada CNE. No se refiere a la necesidad de luchar contra la impunidad como paso previo e imprescindible para propiciar la paz entre los ciudadanos. Peor aún, en el Programa se ignora el imperativo de poner inmediatamente en libertad a los presos políticos, sino que de forma ambigua sólo expresa el compromiso de “promover una amnistía de detenidos y exiliados por razones políticas”.
Estimado Doctor Aveledo, debemos entender que no basta cambiar de presidente para solucionar los problemas del ciudadano, sino que resulta indispensable un cambio de régimen. No me cabe la menor duda que si no convocamos una Asamblea Nacional Constituyente para refundar el Estado y relegitimar los poderes públicos ningún gobierno será viable. Podremos ganar las elecciones, pero seguiríamos secuestrados por los poderes públicos y el poder comunal, ambos subordinados a la voluntad política del régimen, y aliados en la perversa tarea de hacer colapsar al nuevo gobierno unitario lo antes posible. ¿Acaso no basta la cruda declaración del nuevo Presidente de la Asamblea Nacional de que no negociará “ni un tantico así” con la oposición, para que al fin entendamos que no es posible seguir pensando hacer depender el futuro de la República en esos ilusorios “saltos de talanquera”?
Estoy convencido de que si el país no pasa de la confrontación a la reunificación, no tendremos un futuro estable en paz y progreso. Mi experiencia me ha demostrado que la reconciliación de una nación dividida sólo es posible si se fundamenta en el imperio de la ley y la justicia. La “convivencia” que se sostenga sobre la impunidad sólo acrecienta la inestabilidad. Querer forzar la cohabitación sobre el olvido así como en el borrón y cuenta nueva, no nos asegura el futuro. Por lo contrario lo pone en peligro. Desde ningún punto de vista la aplicación de justicia puede ser considerada una acción radical. La justicia es, sencillamente justicia.
Estimado Doctor Aveledo, créame que deploro profundamente no poder suscribir el “Programa de Gobierno de Unidad Nacional” porque no lo encuentro consistente con el “Compromiso por un Gobierno de Unidad Nacional”. Hacerlo significaría renunciar a las propuestas fundamentales de la lucha que he venido sosteniendo desde hace años y que avalaron 203.000 personas al respaldar mi candidatura: desmontar este régimen para refundar la república, enfrentar al “ministerio de elecciones” de Chávez y propiciar la reconciliación nacional sobre la base de la justicia y no de la impunidad. Estaría renunciando a mis principios y a mi candidatura.
Puede usted tener la seguridad de que esta decisión no me aparta ni un ápice del “Compromiso de Unidad Nacional” que tuve el honor de suscribir en el momento de presentar mi precandidatura presidencial, y que por supuesto estaré presente en el acto del 23 enero.
Con especial deferencia y cordialidad,
Diego Arria S.
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