La historia ha demostrado que los Castro han fracasado en hacer de Cuba un país productivo y próspero. Peor aún, y sin hablar de libertades que en regímenes comunistas son inexistentes, luego de 50 años en el poder los Castro han sumergido en la miseria a sus ciudadanos, privándolos incluso del acceso a la modernidad y a una mejor calidad de vida. También la historia corrobora, que si la dictadura de los Castro ha sobrevivido más de cinco décadas se ha debido no a las bondades del proyecto, sino a la capacidad de medrar de terceros. Primero, de la ex Unión Soviética, quien subvencionó el proceso castrista por décadas, y cuyo desplome puso a temblar por primera vez a los "héroes de La Sierra Maestra". Segundo, de la Venezuela comandada por Hugo Chávez, quien sin consulta ni control entrega más de 100.000 barriles diarios de petróleo, amén de otras prebendas vía oscuros contratos que le dieron un segundo aire a la dictadura cubana, los cuales son decisivos para la sobrevivencia del sistema que ahora impulsa el "hermano Raúl". De allí, como bien lo dijo la bloguera cubana Yoani Sánchez hace semanas, "que cuidar a Chávez es preservar su asiento presidencial (de Raúl Castro); perderlo, podría apresurar su propia caída. En las últimas semanas, la jerarquía isleña ha sentido nuevamente el vértigo del abismo en el que nos hundimos con el desmembramiento de la Unión Soviética, e intuye que no podrá sobrevivir a la pérdida de otro aliado poderoso. La vitalidad del caudillo certifica también el futuro de ellos, la debilidad de éste los hace perder sostén apresuradamente". Lamentablemente, así como Fidel y Raúl dependen de la mano dadivosa del mandatario venezolano, Chávez depende del halago y del endiosamiento que éstos le dan tan hábilmente. Esa sumisión de Chávez a los Castro ha hecho no sólo que el mandatario venezolano le entregue incondicionalmente a éstos el cuido de su salud sino que también los ha hecho dueños de los registros de propiedades, de las notarias de todo tipo de documentación, del sistema de identificación nacional (por ende del control de la data electoral) y, próximamente con el Censo 2011, de la data personal de los venezolanos. Chávez también ha subordinado a estos dictadores el aprovisionamiento de alimentos y de energía eléctrica con una red de triangulaciones de empresas de otros países, e incluso, el sistema de seguridad de la nación al permitir la ingerencia de personal cubano en la Fuerza Armada Nacional. En fin, la parasitosis castrista ha infestado letalmente la soberanía y la seguridad nacional de Venezuela.
Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.
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