jueves, 25 de agosto de 2011

Caimanes de un mismo pozo


Por: Enrique Pereira - @pereiralibre - Cada quien es dueño de su silencio y esclavo de lo que dice. A borbotones se le sale a Chávez la rabia por la caída final de su héroe libio. Después de cuarenta años de dictadura, el pueblo libio decidió quitárselo de encima. Se quita de encima a una generación completa de revolucionarios de buen vivir, de lujos y viajes, de excentricidades, que sólo Chávez puede justificar, pues al final, son caimanes del mismísimo pozo. El amado pueblo libio que Chávez anuncia como defensor de la revolución verde, no existe. Los doscientos abanderados que mostraba de vez en cuando Venezolana de Televisión y Telesur, desaparecieron. Se cayeron los argumentos vacios de que los rebeldes libios eran una fantasía inventada por CNN. Un pueblo cansado de un dictador se fue a las armas y ahora buscará un destino diferente. Es lo mismo que sucede en Egipto, en Siria en Yemen y que se riega como la pólvora. Los dictadores pasaron de moda. No importa cuánto tiempo use Chávez para promoverlos. Un virus libertario sacude al mundo y la lucha verbal de Chávez no podrá impedirlo. Fidel y Chávez terminarán amarraditos del mismo salvavidas, rodeado del verdadero pueblo al que prometieron una revolución para mejorar sus vidas. Las del pueblo no mejoran, pero si las de sus familiares, llenos de piscinas, carros, prendas, ropa de marca y viajes. Miran el sol a través de sus lentes de moda. Asoman la cabeza por las ventanillas de sus rápidos avioncitos privados. Los pueblos se cansan de escuchar pendejadas. Los pueblos se cansan de recibir mentira tras mentira. Los pueblos nos cansamos de ver como se mal usa nuestro dinero. Ahora nos endeudamos por otros cuatro mil millones de dólares, con el gobierno ruso, para comprar más armas. Hasta cuando seguimos comprando armas, al tiempo que el Hospital del Llanito no tiene recursos para operar y médicos pagados con sueldos de hambre, acosados por milicianos al mejor estilo cubano. Hace tiempo que Chávez no convence. Hace tiempo que se le ve la costura a sus intenciones, a su repetitivo esfuerzo por mantenerse en el poder, contando fantasías de lo que hará, y equivocándose en todo lo que hace. Hace más de una década que la excusa de la cuarta republica desapareció y también hace mucho tiempo que nos dimos cuenta que no es capaz de organizar nada que funcione. Desde el plan avispa, pasando por el plan Bolivar dos mil y las desbaratadas misiones, que dejaron de funcionar y producir votos. Ahora fracasará el plan lástima, generado alrededor de su enfermedad. Las revoluciones que prometen casas, educación, medicina, cultura, deporte y bienestar deberían trabajar para lograrlo. Sólo promesas y más promesas no lograrán mantenernos tranquilos. Los gobiernos que sólo producen excusas, terminan aplastados por los verdaderos pueblos que exigen resultados. Los caimanes terminan ahogados en el mismo pozo.

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