viernes, 16 de julio de 2010

Se te oxidó el crucifijo


Por: Enrique Pereira - @pereiralibre - Chávez es el presidente de uno de los doscientos dos países del mundo pero Monseñor Urosa es uno de los ciento sesenta y cuatro cardenales, príncipes de la Iglesia. Uno de los ciento sesenta y cuatro hombres que la iglesia designó de entre sus filas para conformar el más alto nivel de esa sagrada institución que tiene más de mil doscientos millones de fieles a todo lo ancho del mundo. Creo que Chávez no ha entendido a quien está insultando. Chávez mal gobierna a una pequeña parte de los venezolanos, pero el Cardenal es un jerarca de la Iglesia con ascendencia en miles de millones de personas. Este coronel perdió las proporciones y una larga fila de aduladores que le hace coro, parecen no entender la inconveniencia y el profundo error que se comete cuando se pretende insultar de una manera grotesca a tan alto dignatario de la Iglesia. Usted puede no ser católico, usted puede tener ideas diferentes a las que sostiene nuestro Cardenal. Usted inclusive puede tomar un estrado público para debatir acerca de su posición ideológica y de su visión de lo que sucede en el país. Usted no puede –entiéndase en su justa medida- proferir insultos personales y tratar de desacreditar a un hombre que ha dedicado su vida a una causa, formándose, preparándose y trabajando con tesón para convertirse en uno de los ciento sesenta y cuatro Cardenales que existen en el mundo. Usted no puede cometer esta injuria ante un pueblo que en su mayoría profesa la religión católica. Cuando lo hace, confirma con sobrados elementos su baja estatura intelectual y su talante irritable, poco conciliador, belicoso, irrespetuoso y pendenciero. Nosotros los venezolanos sólo queremos paz y armonía. No elegimos un púgil para conducir nuestros destinos. Nosotros estamos cansados de observar como usted ofende, sin medir consecuencias, a cuanto ser tiene ideas diferentes a las suyas. La inmensa mayoría de los venezolanos estamos cansados de descubrir que este presidente comandante, pelea hasta con su sombra con el propósito de ocultar sus verdaderas inconsistencias, frustraciones y debilidades. El desastre de las importaciones de comida no puede ocultarse con estos montajes burdos, que acompañados de intentos nunca demostrados de magnicidios y terroristas que vienen a tumbar al gobierno, salen a la luz pública cuando usted requiere de circo para acallar a las multitudes. La Historia de la humanidad refiere ataques de los dictadores a la Iglesia, cuando la Iglesia fijó posición ante sus fieles. Los ataques a la Iglesia y a sus representantes nunca lograron acabar con esa institución milenaria. La Iglesia en Venezuela ha cumplido siempre un rol importante en la educación, en la construcción de las bases morales de sus ciudadanos y en la asistencia a los más desposeídos. El crucifijo que Chávez nos ha mostrado un par de veces debe estar esperando por un acto de contrición y un rezo que ayude a retirar el oxido de este extraviado católico y su crucifijo. La corte celestial espera con paciencia por ese momento cada vez más cercano.

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