jueves, 22 de julio de 2010

Golpe de estado


Por: Carlos E Méndez - carlosemendezs@gmail.com - ¿Golpe de estado? Golpe del estado querrá decir el presidente venezolano. Porque ¿quién golpea a quién? El mandatario con sus expresiones y acciones es quien divide a diario y conspira contra el grueso de la sociedad que le dio el mandato. Y, como el mandamás de Miraflores jura que él es el estado, pues, no es difícil descifrar el enigma. La Biblia, que es el marco de referencia por excelencia en medio de esta controversia del mandatario y la iglesia católica venezolana, reza que Dios es quien pone y quita reyes. Entonces, siendo así, los sacerdotes con sus censuras al régimen, no vienen a ser más que agentes al servicio de la causa de Dios que, sin imaginar que puedan ser considerados conspiradores, colaboran con los designios de Dios al obedecer la voz de la conciencia universal. Por consiguiente, Dios no siempre va a enviar ángeles del cielo para remover gobernantes, puesto que resultaría fatal e irreversible para el gobernante si un ángel lo hiriera como ocurrió con Herodes que inmediatamente murió de una enfermedad espantosa, sino que emplearía terrícolas para menear la mata cuando la fruta ya esté madura. Hubo un gobernante, para ser más exacto, el primer rey de Israel, que aparte de desobediente, por envidia se ensañó y persiguió injustamente a su futuro sucesor el rey David, por lo cual Dios decidió destronarlo. En su angustia el rey Saúl acudió a una médium para que le pusiera en contacto con el espíritu del profeta Samuel que fue el agente que en vida Dios escogió para coronarlo rey y, posteriormente, anunciarle por boca del mismo profeta que perdería su reinado. Durante la Invocación el rey Saúl escucho una voz del mas allá que le ratificó que perdería el reino y que además moriría en breve por haber traspasado e invadido los linderos reservados para los dioses. Al presidente le ocurre lo que a los maridos infieles, que ven cachos por todos lados, ya que juzgan por su propia condición. Un golpista presidente no puede dormir quieto sino pensando que le puede pasar lo mismo. Esa pesadilla es el precio que se paga por haber conspirado contra un sistema establecido, no para redimir al pueblo, ni siquiera para mejorar su condición como queda evidenciado, sino para imponer un sistema inviable con fines inconfesables. Resulta que ahora el gobernante venezolano desmiente al profeta de Dios y le advierte que mientras gobierne, le va a jorobar la paciencia. ¿Acaso esto no es desafiar la voz del Altísimo quien en definitiva es quien quita y pone reyes?

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