lunes, 9 de marzo de 2009

Charles Perrault


Por: Eugenio Montoro - montoroe@yahoo.es - En el siglo XVII vivió Charles Perrault un francés de buena cuna y contactos con la Monarquía de su tiempo lo cual le permitió sobrevivir con cierta comodidad. Se inclinó por la escritura y se convirtió en una especie de chupa media profesional con poemas de alabanzas a los Reyes y cosas parecidas pero, además, le dio por escribir cuentos infantiles los cuales, muy posiblemente sin sospecharlo, le traerían fama universal. Barba Azul, Caperucita Roja, El Gato con Botas, La Bella Durmiente del bosque, La Cenicienta , Las Hadas, Piel de Asno y Pulgarcito son algunos de sus más conocidas historias. Quizás la más ingeniosa es El Gato con Botas y la trama es como sigue. En el reparto de una modesta herencia a un joven le toca, con gran decepción, solo un gato. Pero resulta que el gato habla, le promete sacarlo de la pobreza y que para ello necesita sus botas. El gato caza unos conejos y los lleva de regalo al Rey a nombre de su amo, un inventado “Marqués de Carabás”. El Rey se asombra de ver a tan especial sirviente del Marqués. Luego el gato caza unas perdices y las vuelve a regalar y así sigue hasta que el Marqués de Carabás se convierte en un personaje cercano al Rey vía su gato servidor. Conociendo ya el gato de los paseos del Rey le dice a su joven amo que se desnude y se tire a un río por donde pasará el Monarca. Cuando así lo hace sale el gato gritando “Se ahoga mi amo el Marqués de Carabás”. El Rey se detiene rescatan al “Marqués”, le dan ropa regia y de allí sigue el cuento con la protección Real para el antiguo pobre joven. Aunque han pasado cuatrocientos años del cuento del gato, su esencia en el actuar actual sigue vigente. El uso de la mentira y la picardía para obtener beneficios campea en Venezuela. Ni siquiera hay que suponerla. Chávez en repetidas oportunidades ha contado como preparaba su rebelión a escondidas y mentía a todos haciéndoles creer su fidelidad a los juramentos militares. No hay que hacer mucho esfuerzo para recordar los videos en que Chávez criticaba la corrupción y su compromiso de eliminarla. De la inseguridad campante, de la falta de viviendas y sabe Dios cuantas otros inventados Carabás. El mentiroso gato con botas que representa Chávez, a fuerza de promesas obtuvo la confianza de Venezuela. Tuvo además la suerte que, sin hacer mucho esfuerzo, los ingresos en divisas subieron a cantidades impensables y todos tuvieron conejos y perdices como regalos que reforzaron la creencia de que existía un Socialismo del Siglo XXI lleno de dicha y pachanga al lomo de Misiones y favores. La picardía y la mentira se convirtieron en la verdad y las cosas más inverosímiles vinieron a ser lógicas. La independencia de los poderes existe, la inseguridad es un invento pitiyanqui y el maletín con 800 mil dólares es falso. Pero la mayor picardía y mentira de este gobierno es usar el régimen democrático para destruirlo e instalar, paso a paso, el más oscuro comunismo. Eso sí, cuidando las apariencias internacionales. Casi todos los cuentos tienen final feliz, pero no siempre es así en la vida real. Resulta que a nuestro generoso gato presidente le han empezado a faltar los regalos y son muy pocos los conejos que le quedan para seguir mareando a los ciudadanos. Se acerca la hora de los ogros terribles y de ponerse las botas, no las que tienen el tufo de la dictadura militar que tanto le gusta sino las botas para salir corriendo de Venezuela.

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