martes, 9 de diciembre de 2008

La resaca del comunismo


Por: Roberto Cazorla - Después de padecer el fascismo, los países que lo sufrieron lograron levantar cabeza. El ejemplo lo tenemos en Alemania, Italia, España (Franco era un niño de pecho comparado con Fidel), Portugal, etc. Lo mismo ha sucedido con las dictaduras militares de Latinoamérica. La prueba está en el Chile actual que, gracias a Pinochet, goza de una economía envidiable. (Sus crímenes son cosa aparte, pues estoy hablando de la economía). Pero donde se imponga el comunismo, no se da ni el “tararaco”. El ejemplo lo tenemos en los países que fueron satélites de la ex Unión Soviética. La cantidad de años que millones de seres estuvieron bajo la bota comunista, no les sirvió de nada. Derrumbado el Muro de Berlín, los que creían en el sistema, comprobaron que todo era mentira, miseria y corrupción. Tan depauperado han quedado los países del ex bloque soviético, que ni siquiera fueron preparados para emprender otro camino sólido al término de sus respectivas dictaduras. Sí, porque sabemos que todo comienza y todo se acaba. España, Italia, Francia, así como el resto de los países que forman la Europa próspera, están invadidos de rumanos, polacos, búlgaros, etc. Salen de sus países con una mano delante y otra detrás, después de varias décadas de comunismo. En España la colonia rumana ha desbancado a la ecuatoriana, que era la más numerosa: casi un millón de rumano deambula por la geografía española. Los asaltos a mansiones, robos urbanos, prostitución (Femenina y masculina), sus protagonistas son rumanos. Es cotidiano ver, cómo a partir de las 10 de la noche, grupos de jóvenes rumanos levantan sus paupérrimas casas de campaña en plenas avenidas o parques de Madrid. Un trozo de lona y la ropa que llevan puestas son su única propiedad. Acuden a los baños públicos para ducharse dos o tres veces por semana. Viven en la calle, como perros perdidos, con la tristeza en el rostro, la tristeza que tanto abunda en los países comunistas. La tristeza que sustituyó la clásica alegría cubana. Mendigando un euro para un café con leche o un cigarro. La mayoría oscila entre los 15 y 30 años. ¿De qué sirvió que Rumania estuviera apaleada por la dictadura comunistas conducida por el asesino Ceausescu? Tras la muerte del comunismo y de la suya, el pueblo rumano se encontró ante la más terrible y miserable de todas sus épocas. Sin saber qué hacer, sin conocer las reglas lógicas de la conducta y del civismo que exige vivir en sociedad. El comunismo los dejó desnudo física y moralmente. Lo mismo ocurrirá en Cuba tras la perra muerte del H. de la gran P. Fidel Castro. El comunismo destruye, jamás construye, excepto maldad, envidia, sed de venganza y odio. Traian Popescu fue uno de los miles de ciudadanos que padecieron en su propia carne las torturas físicas y psicológicas de la era comunista que, gracias al Señor, terminó en 1989. (¿Cuándo podremos decir lo mismo de la que oprime al pueblo cubano?)“Llegué a ser torturado por las fuerzas de la Securitate, los temidos servicios secretos de la Rumania comunista, para obligarme a golpear a mis propios compañeros de celda. Ello ocurrió en la localidad de Pitesti, en una de las terroríficas prisiones de la dictadura que dirigió el mayor país de los Balcanes hasta 1989.. Nos volvían locos, nos destruían física y psicológicamente” . Lo mismo que ha hecho Castro en Cuba a partir de 1959, y lo sigue haciendo. Por lo menos Rumania, aunque pobre y con una mentalidad retorcida por culpa del comunismo, es libre para ponerse las alas y levantar el vuelo y hacia donde le apetezca. Es libre, aunque con secuelas lamentables, y de momento difíciles de curar. Cuba no es libre y está perdiendo la razón. Actualmente Popescu tiene 84 años y es un baúl de experiencias e historias relacionadas con la vileza y el cinismo que son propias del régimen comunista. “Como él cientos de miles de presos políticos fueron encarcelados por el régimen de Nicolae Ceausescu. Ninguno de los responsables de aquellas atrocidades ha ido a prisión”, cuenta Cristina Galindo en una crónica de “El País” (“El Anticristo”).“La corrupción es el principal motivo de la disputa, pero la determinación de Basescu (actual presidente) para sacar a la luz las barbaridades del comunismo y condenarlo (lo hizo en el Parlamento en diciembre y fue abucheado) ha asustado y enfadado a muchos diputados y senadores”, afirma la doctora Camelia Doru, directora de la Fundación Icar, que proporciona atención médica y psicológica a los presos políticos. “Existe una relación directa entre comunismo y corrupción”, añade la doctora. ¡Que se lo pregunten a los cubanos! “Golpes, descargas eléctricas, ejecuciones, inmovilizació n en posturas incómodas, comida insuficiente, abusos sexuales…, la lista de formas de tortura que empleaban los oficiales de la Securitate es larga. Pero quizá el episodio más macabro se produjo en la cárcel de Pitesti, donde se puso en marcha en los años cincuenta el “experimento Pitesti”, que consistía en reeducar a los enemigos del comunismo a base de torturarlos para que torturaran a sus compañeros. Yo era muy joven, tenía 20 años, y fue muy difícil; sólo nos daban cereales con gusanos para comer”, recuerda Lazar Stelian, de 75 años, que acabó en uno de los 72 campos de trabajos forzosos que instaló la dictadura comunista por crear una asociación anticomunista. (¡Cuántas historias podrán contarnos mañana los cubanos que han pasado por lo mismo en la isla!)Testimonios parecidos a los expuestos por Reinaldo Arenas, Armando Valladares y cientos de cubanos que padecieron en las cárceles castristas. Ello demuestra que el comunismo funciona igual en todas partes. ¿Qué de bueno dejó el comunismo allí donde imperó? ¿De que materia están hechos los hombres que lo presiden, que tras su paso lo único que dejan es la hecatombe y la muerte en vida de los que consiguen sobrevivir? Entre 1945 y 1964 Rumania fue un gran campo de concentración (además de campos de trabajo, se registraron en esos años 61 locales de interrogatorios, 44 cárceles, 63 centros de deportación). Seguro que Cuba, hoy, triplica a la Rumania de entonces. ¿Dónde están los logros del comunismo en estos países de la Europa del Este? ¿Cómo es posible que aún existan imbéciles que creen en el comunismo, viendo que de todos los sistemas, es el único que no funciona?Cuba es una isla, por lo tanto, a la gente no le será fácil salir disparada cuando se sepa la muerte definitiva del dictador Castro. Aunque desde hace casi 5 décadas, ese pueblo está demostrando su valentía jugándose la vida en el mar por alcanzar la libertad. Joaquín Garrigós, director del Instituto Cervantes y traductor al castellano de la gran literatura rumana, refiriéndose a la dictadura comunista de Ceausescu, le contó a Guillermo Altares, en Bucarest:“La gente no puede imaginarse lo que era esto. Nadie se fiaba de nadie (Igual que en Cuba). Era una sociedad corrompida por un cáncer. (En Cuba se repite). Varias generaciones están profundamente marcadas por haber vivido durante años en un ambiente de lucha constante por la existencia”. (¡Que se lo digan a los cubanos!) ¿Qué le espera al pueblo cubano cuando el cínico Castro acabe de estirar la pata? ¡Lo mismo o peor de lo que le ocurre a los rumanos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su Comentario