Por: Eduardo Casanova - EL VIRUS DEL DESÁNIMO - No sé si los chavistas tienen la suficiente capacidad como para inyectarlo, pero me temo que los cubanos, que han perdido toda noción de decencia, sí. El virus del desánimo es una de las armas más perversas que se usan contra la democracia venezolana. Alegar que tienen diez años oyendo que mañana cae Chávez, que Chávez gana en todos los terrenos, que la oposición no tiene líderes, que la oposición no sirve para nada y, en consecuencia, hay que resignarse a que la falsa revolución bonita se instaló para siempre, es la forma más eficiente de garantizar que la falsa revolución bonita se quede para siempre. Aceparlo es rendirse. Y eso es justamente lo que los cubanos que trabajan para Chávez quieren. Alegar que la democracia venezolana fue un fracaso total y nadie hizo jamás nada por evitar que el mensaje de Chávez y los suyos llegara a las masas depauperadas y las envolviera y las conquistara, es otra de las acciones que sobre el cuerpo social tiene el virus del desánimo. La mentira es el verdadero caldo de cultivo del virus del desánimo. Para combatirlo hay que armarse de valor y apelar a la verdad, sin miedo. No es cierto que la democracia venezolana no haya hecho nada. El país progresó en muchos campos durante los cuarenta años de democracia. Desafortunadamente, hacia el final, y quizá por obra del virus del desánimo, por partidos políticos cayeron en descrédito y en manos de los peores, y el resultado fue el triunfo del peor enemigo de la democracia: el fascismo chavista. Pero frente a ese fascismo hay muchos recursos. Lo demostraron los estudiantes cuando salieron a la calle a raíz del cierre de RCTV, y lo siguen demostrando día a día. Lo demostró el pueblo recientemente con manifestaciones gigantescas que desestabilizaron a los violentos chavistas. Lo demostraron los gobernadores y alcaldes democráticos que ganaron en buena lid las últimas elecciones en las zonas más importantes del país. Y lo seguirá demostrando hasta apartar del camino a los verdaderos enemigos de la patria. También es obra del virus la tesis de que Chávez y los suyos están arruinando al país deliberadamente. Lo están arruinando porque son incompetentes. Los comunistas lo han sido siempre, y lo demostraron en la URSS y en su zona de influencia. Deseaban en verdad hacerlo bien, lograr la felicidad de sus pueblos, pero no saben hacerlo. Son unos verdaderos inútiles y todo lo que tocan lo arruinan. Y eso es, en buena parte, lo que los va a apartar del camino. Cada día hay más personas que se dan cuenta de la realidad y se apartan del chavismo, y la labor más importante de los estudiantes y de las gentes de provecho es canalizar esa inconformidad y orientarla hacia el porvenir. Pero lo primero es eliminar del ambiente el terrible virus del desánimo. ¡Adelante! ¡Vamos a triunfar! Quien diga lo contrario, quiere que Chávez se quede para siempre.
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