sábado, 31 de octubre de 2009

El crimen, Chávez y el eslabón perdido


Por: Carmen Beatriz Fernández - Ha sido recientemente difundida la última encuesta de Datanálisis que sugiere un desgaste importante del presidente Chávez y su gestión, tras diez años en el poder. Chávez cae en su intención de voto, aumenta el descrédito en su gobierno, y sobre todo, cae en los niveles de confianza que la gente deposita en él. ¡Ya era hora! exclamarán muchos al saberlo. Y sin embargo, el desgaste presidencial no se compagina con un crecimiento de opciones políticas alternativas, mientras que, por otro lado, Chávez sigue permaneciendo incólume ante la asignación de culpas por muchos de los problemas que conmueven a la sociedad.La agenda pública de los problemas de los venezolanos señala la primacía de la delincuencia y el crimen como preocupación fundamental. Es una preocupación que agobia a los ciudadanos con tal intensidad que incluso sesga el resto de las respuestas de la encuesta y hace percibir a los demás graves problemas como secundarios. Durante la década que lleva Chávez en el poder la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes casi se ha triplicado, pasando de 19 en 1998 a 52 en la actualidad, y Caracas se ha convertido en la segunda ciudad más peligrosa del planeta (sólo detrás de Ciudad Juárez). Es claro que cada problema tiene un responsable, y los humanos buscamos explicaciones a nuestra cotidianidad asignando esas responsabilidades, como parte de un esfuerzo natural por comprender y asir el problema. El caso curioso es que Chávez no parece ser percibido como el culpable del incremento de la violencia en el país por una mayoría de la población. ¿Qué secreto emplea Chávez para no ser percibido como el responsable de su desgobierno? Durante mucho, probablemente demasiado, tiempo, el presidente Chávez no fue culpable de nada de lo que ocurría en el país. Un buen sustentado mensaje sobre "los oprobiosos 40 años del puntofijismo y los desmanes de AD y COPEI" logró dos cosas entre sus electores: una asignación de culpas al pasado y la extensión del plazo en el que un gobierno normal comienza a recibir demandas de soluciones por parte del electorado. Pero el de Chávez nunca fue un gobierno "normal" y allí radica buena parte de sus éxitos políticos. Gobiernos convencionales inculpaban al gobierno anterior y decían heredar un lastre, pero Chávez inculpó a los 40 años de democracia, como todo, logrando con ello una extensión de su propio plazo en el imaginario colectivo y la disminución de expectativas de soluciones rápidas a los problemas estructurales. Esa primera fase de "culpas cero" duró un buen tiempo, hasta que el discurso se agotó y el electorado chavista comenzó a culpar de los problemas del país al entorno presidencial. Chávez en esta segunda fase tampoco era responsable directo, su única culpa se limitaba a no escoger bien a sus ministros y a la gente de su entorno. Hoy en día poquísima gente cree que los ministros sean culpables de nada, tampoco la oposición, y los oprobiosos 40 años ya ni aparecen. Sin embargo, todavía no es Chávez del todo responsable de los problemas acuciosos del país y en la asignación popular de culpas cobra menos de los que merece. ¿Por qué el elector no hace aún una clara asociación entre el crimen y sus responsables? Aún falta una pista en esta escena del crimen. Hace ya varios años, académicos de la Universidad de California descubrieron que la forma cómo los medios de comunicación cubren las noticias y enmarcan esa cobertura noticiosa hacen que la gente identifique responsables de una u otra forma. Hay dos maneras básicas de cubrir las noticias y eventos: de manera episódica y de manera temática. La cobertura episódica del crimen, por ejemplo, hace énfasis es aspectos concretos de la violencia: "fue asesinado en un bar tras una disputa" o "bala perdida mató a niño en Petare". Tomas de una madre que clama por justicia o un reporte del victimario y su maldad, son también formas episódicas de cubrir la violencia. La cobertura temática, por otra parte, se enfoca en un contexto más amplio, es más abstracta, más estadística y trata el tema desde una perspectiva de políticas públicas. Ambas formas de cobertura noticiosa son importantes, una va más a lo emocional, y otra se dirige a lo racional. Ahora bien, el hallazgo básico del profesor Iyengar y otros académicos es que el factor que más influye en la asignación de responsabilidades es la manera cómo la cobertura del crimen esté enmarcada: los ciudadanos que están expuestos a la cobertura episódica del crimen tienden a asignar las culpas a los criminales como individuos, y sus motivaciones particulares. Por otro lado, una cobertura temática de las noticias tiende a que el público asigne las responsabilidades de las acciones (o inacciones) al gobierno y las fuerzas de la sociedad, como un todo.Parece evidente que la mayor parte de nuestra cobertura noticiosa del crimen se hace de manera episódica y no temática. El eslabón perdido está en los medios. Y sospecho que el presidente Chávez lo sabe...

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