Por: Francisco Alarcón - En muy malas manos se encuentra el continente americano, desde la zonas septentrionales hasta la Patagonia lo que se aprecia son extravíos. Centroamérica con sus gobiernos “neosocialistas” de peligrosa trayectoria, Suramérica constituyéndose en el gran barranco de la civilización a pesar de las excepciones de Chile, Colombia y con un Brasil dirigido por el díscolo Lula Da Silva, quien ha sabido dentro de sus pocas luces, sacarle provecho a los gaznápiros vecinos que derrochan sus fortunas en aras de sus propias particularidades. América se ha convertido en un torbellino de dictaduras, rebuscando los “tesoros” del viejo comunismo y a la zaga del provecto Fidel Castro, como quien quiere emular un modelo de desarrollo y de bienestar muy codiciado. Además de ser unas vulgares autocracias veladas de socialistas, que no han servido para nada, irrogan las mayores crueldades a sus habitantes. Los indígenas no se han beneficiado con estos regímenes, y sólo pequeños grupos cambiaron de hábitat, abandonando sus lugares tradicionales para trasladarse a las ciudades y disfrutar de los lujos frívolos. Analfabetas funcionales dirigen repúblicas otrora democráticas, haciendo revoluciones inexistentes. Estados Unidos pareciera que caprichosamente se empeñó en tener un presidente afroamericano, como para decir somos la democracia más grande del mundo y nos podemos permitir estas magnificencias, porque las instituciones aquí existen y se respetan predominando más allá de las individualidades. Ojalá este antojo no le cueste el desmembramiento a esa poderosa nación. Su Presidente no pareciera tener las nociones necesarias para ese cargo con una adversativa crisis económica encima. Esperamos por bienestar del mundo desarrollado que, en verdad esas instituciones funcionen a cabalidad y que su Presidente, ex buen candidato, logre acogerse a sus planteamientos, de lo contrario se sumaria al naufragio del continente. La afirmación de Hegel que los pueblos tenían los mandatarios que se merecían, no siempre se cumple, ni es una verdad apodíctica. En la región han llegado a la presidencia aventureros por la vía democrática, luego trocados en trogloditas del poder, adueñándose de todo como si de ellos fueran los bienes públicos y las vidas de sus habitantes. Resultando una modalidad nueva que los deslinda de las dictaduras clásicas del siglo anterior, con ese seudónimo de socialista han logrado engañar a mucho “intelectual” que siempre soñó con libertades, o que se tienen que cuadrar con todo lo que diga socialismo, pensando que de esta manera están en armonía con el pensamiento universal. Sin detenerse a analizar las miserias que representan estos “neosocialista” para sus países y el resto de la zona. Soy “socialista” y le rindo culto mecánicamente a quien enarbole el término, ¿qué fácil es ser así a distancia y disfrutar de las libertades “burguesas”? Mejores registros tuvieron las dictaduras clásicas de comienzos y mediados del siglo XX, algo trabajaban y eran más recatados esquilmando. No intervenían en las políticas de sus vecinos y se dedicaban a robar, pero ejecutaban algunas obras de infraestructura para cuidar las apariencias. También cerraban y controlaban los medios de comunicación privando a la opinión pública de la libertad de expresión. Su cara era la de un nacionalismo prístino con mano dura para que estos países pudieran avanzar. Indiscutiblemente las democracias se van extinguiendo en América, devenidas en manos de hampones. El daño todavía es posible sea reparable, pero si al corto o mediano plazo estos países sojuzgados no empiezan a sacudirse sus yugos, ya no serán únicamente los cubanos quienes vivirán en la miseria, sin luz, agua ni alimentos. Seremos todos, metidos en una gran isla que se llamará América “socialista”. Posiblemente se salve de este grupo el gordito Lula, quien ha sabido expoliar a los pueblos hermanos, aprovechándose de las debilidades de sus gobernantes. Mientras Brasil florece, se muere el resto de la zona. El problema estará cuando no fluyan los dólares que han mantenido estas aberraciones en América hundiéndola en el lodo.
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