lunes, 20 de julio de 2009

Padre Luis Ugalde - Ley de Educación (I y II)


CONSENSOS EDUCATIVOS Y AMENAZAS (I)/Luis Ugalde - Lunes 06 de Julio de 2009 - Estamos en una encrucijada clave: o prevalecen los consensos nacionales o entramos en un infierno educativo con una ley absurda, impuesta sin debate. Necesitamos claridad en los consensos educativos fundamentales que unen a la gran mayoría de los venezolanos; sin olvidar que para cualquier país es más importante una buena educación que una buena ley educativa. El primer gran consenso está en lo que no quieren los venezolanos. No quieren una sociedad con la educación en exclusivas manos del partido único de gobierno para una sociedad cerrada y aislada del mundo. Más de 80% de los venezolanos no quiere que el partido de gobierno sea el único que decide lo que se pueda pensar, leer y enseñar, lo que se pueda decir en la TV y periódicos únicos, y aprender en la escuela única con textos impuestos, donde los padres, los jóvenes y los educadores nada pueden decir sino un sumiso amén. No es una caricatura, sino lo que reina en esa sociedad de sueños en ruinas que es Cuba, y lo que se quiere imponer en Venezuela. No confundamos Estado con gobierno, gobierno con el partido único y el partido con el Jefe absoluto perpetuado en el poder. Todo ello contra nuestra voluntad democrática y violando la vigente Constitución Bolivariana. Es una locura que las cúpulas del régimen se empeñen en imponerlo, pero en política es fácil enloquecer sobre todo cuando la fiebre del poder perpetuo se sube a la cabeza. Los consensos educativos no se acaban en lo que casi todos rechazamos, sino que los venezolanos de todos los sectores y colores políticos queremos que sean defendidos, promovidos y realizados los derechos y deberes fundamentales del niño, de la familia, de la sociedad, del Estado, de los educadores y del gobierno en educación. El niño y su educación es el origen de todo derecho educativo. De él nacen los deberes educadores de su familia. El no es instrumento de nadie, sino un sujeto de necesidades y de derechos sagrados. A medida que avanza en la vida, desarrolla su libertad y capacidad de pensar y de escoger su conciencia y sus deberes educativos y deberes con el resto de la sociedad. La familia es la primera que tiene obligaciones ante el niño y su educación. No hablamos de una familia ideal (cualquiera que sea su modelo) sino de la familia venezolana tal como existe, con sus limitaciones y cualidades. Los derechos y deberes familiares con sus hijos no se pueden eliminar, sino apoyar, reforzar y complementar. Sólo en caso de abuso sobre el niño o de grave omisión, se puede sancionar legalmente a la familia. La sociedad. La familia y el niño existen en una sociedad. Esta última es educadora (hoy y hace 1000 años), transmite valores (y antivalores) y creencias; forma al joven, lo capacita y modela su comportamiento. Es imprescindible la participación plural de la sociedad y sus iniciativas educadoras. El Estado. En las sociedades modernas el Estado bien ordenado (no el Estado-dictadura, de derecha o de izquierda, personal o de clase) se expresa en primer lugar en una Constitución democrática que reconoce los derechos humanos como superiores a él y se propone la convivencia pacífica de pluralidad de intereses y la contribución de cada uno a su realización y al bien de todos. Dentro de la Constitución, nuestras sociedades tienen leyes que obligan a todos por igual e instituciones que ayudan al mejor logro de los fines de cada sociedad; crean y cuidan espacios públicos donde puedan desarrollarse las iniciativas múltiples, tanto individuales como asociadas. En Venezuela la educación escolar de calidad hasta niveles avanzados es un bien público que no se puede negar a nadie y es una prioridad de nuestro Estado, de su Constitución Bolivariana y de su presupuesto público. Cuando hablamos del "Estado docente" (lo venimos haciendo desde hace más de 60 años) entendemos que sus obligaciones no pueden ser exclusivas ni violatorias de los derechos del niño, de la familia, de la sociedad plural, de los educadores y de las diversas iniciativas educativas, sino que las estimula, promueve y encauza hacia el bien común, para poder alcanzar juntos la calidad educativa de la que estamos muy lejos. "Estado docente" democrático, sin confundir Estado con gobierno y gobierno con partido único y a éste con su Jefe. (continuará). CONSENSOS EDUCATIVOS Y AMENAZAS (II)/Luis Ugalde
Domingo, 19 de julio de 2009 -
El gobierno que promueve una ley de educación debe generar confianza en que recogerá consensos; de lo contrario atentará contra su propio éxito, pues pocas cosas dividen más a las sociedades que las batallas educativas cargadas de ideología y exclusión. Hay cuatro aspectos (además de los que ya señalamos en nuestra columna hace dos semanas) con grandes consensos para la ley. Educadores. No hay buena educación sin educadores buenos, creativos y empeñados en elevar radicalmente la escuela venezolana. Se necesitan no menos de medio millón. Hoy ser educador no es una preferencia juvenil y es trágica la carencia de educadores en matemáticas, física, biología… y en el área de formación en valores con capacidad de entusiasmar. Los mejores estudiantes de bachillerato, salvo excepciones, no quieren ser educadores y urge un plan bien pensado (con estímulos efectivos), apoyado por todos los medios para promover esta vocación. Luego la formación plural de docentes de calidad en un centenar de centros de educación superior (no en uno exclusivo y sectario impuesto por el partido de gobierno) y con perspectivas de ejercicio profesional libre, creativo y bien remunerado. Es indispensable la formación de directores con verdadera capacidad de gestión escolar; y hay que corregir “las políticas” que otorgan cargos y puestos de docencia en exclusiva a sumisas franelas rojas, aunque sea gente poco capacitada. El financiamiento educativo de la educación debe tener verdadera prioridad (no sólo verbal) en el presupuesto público; y los de menores recursos deben tener preferencia y refuerzos especiales. Dentro de esta atención prioritaria pública (para erradicar la reinante pobre escuela para pobres) el presupuesto nacional debe financiar también a los niños y jóvenes de menores recursos que acuden a centros educativos privados de calidad. Esto existe por ejemplo en las escuelas de Fe y Alegría y otras muchas de la AVEC (Asociación Venezolana de Educación Católica), pero el excluyente partidismo (disfrazado de política “estatal”) desea erradicarlo. Por otra parte, la ley debe reconocer y estimular la gran contribución financiera de múltiples familias, empresas, asociaciones, iglesias y fundaciones no estatales; muchos miles de millones que hoy vienen a sumarse al presupuesto oficial, reforzando la cantidad y la calidad educativa. Nada de esto es posible en Cuba, pero son aportes importantísimos en Venezuela y en toda la buena educación en el mundo de hoy. Educación en valores. Cuando se baja de las especulaciones ideologizantes al duro desierto de la realidad, son pocos los oasis y los riachuelos donde los jóvenes pueden beber los valores que refrescan los resecos pozos de sus conciencias. La violencia, la droga, el individualismo, la anomia, la falta de brújula y sentido de la vida, son terribles enemigos de los jóvenes en nuestras escuelas y sociedad. Las normas sociales y las leyes ciudadanas sin raíces en la espiritualidad (espiritualidades) y en la conciencia quedan sin vida, y las virtudes ciudadanas mueren, lo que da paso a repúblicas de bandidos y criminales, no importa que lleven el apellido de “socialistas” o de “liberales”. Los intentos estatales por imponer una espiritualidad uniformada, o por prohibirla, terminan en rotundos fracasos fascistas o estalinistas; la inspiración espiritual libre viene de fuentes múltiples no subordinadas al poder. En secundaria y en la universidad el joven debe estudiar y discutir críticamente sobre diversas corrientes de pensamiento y modelos de sociedad, con sus atractivos y sus resultados históricos. Finalmente, en todos los niveles educativos la escuela debe vincularse a la sociedad. Padres que apoyan y exigen a los educadores y éstos a los padres. Escuelas y comunidades que se encuentran, sin caer en demagogias partidistas que hunden más a la escuela. Hay mejores experiencias en los centros privados que en los oficiales, pero se deben ampliar a toda la educación nacional, que es pública. Otro capítulo educativo de enorme incidencia en los jóvenes (para bien y para mal) es el papel educativo de los diversos medios de comunicación social, incluidos muy particularmente el celular e Internet con todas sus variantes. En todos estos puntos la Ley debe ser sensata, inclusiva, no partidista y estimuladora de la novedad creativa y plural.

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