martes, 28 de julio de 2009

Educación religiosa según Bolivar


Por: Ovidio Pérez Morales - En momentos en que se está discutiendo sobre una nueva Ley Orgánica de Educación para esta República -a la que se suele calificar de modo repetitivo como bolivariana-, es oportuno recordar lo que el Libertador no sólo opinó, sino también decidió, en materia de enseñanza religiosa escolar.A este propósito resulta útil la lectura del Mensaje del Episcopado Venezolano con ocasión del Bicentenario del Nacimiento del Libertador 1783-1983. En dicho documento se abordan cuestiones como la de Bolívar creyente, su actitud y comportamiento positivos respecto de la Santa Sede y los obispos, su actividad en pro del restablecimiento de las misiones y del funcionamiento de los seminarios, su preocupación por la enseñanza de la religión en los institutos educativos. En este sentido el credo cristiano-católico, estampado por él en su testamento, no constituye en modo alguno un formalismo protocolar, sino genuina profesión de fe. Le tocó vivirla, por cierto, en una coyuntura histórico-cultural poco favorable y en escenarios existenciales a menudo tormentosos; pudo, sin embargo, identificarse con autenticidad, al cerrar su peregrinar terreno, como “católico fiel cristiano”. En Santa Marta manifestó que bajo la fe y creencia de la “Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica, Romana” había vivido y quería vivir hasta la muerte.Si se levanta la bandera bolivariana, no como lema ficticio o simple comodín, sino con verdad y coherencia, se ha de atender a lo fundamental de los principios de Simón Bolívar. En materia educativa contamos con algunos elementos suyos básicos, que no se pueden soslayar. Su convicción de fe de toda la vida, no obstante las incoherencias en el obrar, le llevó no sólo a expresiones como “sin la conciencia de la religión la moral carece de base”, sino a disposiciones legales en materia de enseñanza religiosa. Hoy, la Iglesia católica en Venezuela se sitúa en la línea del pensamiento y praxis del Libertador, cuando reclama la continuidad de lo pautado en el Convenio Educación Religiosa Escolar (ERE), firmado en 1992 y encuadrado en el artículo 50 de la Ley Orgánica de Educación, Una aclaratoria se hace necesaria: en tiempos de Bolívar la Iglesia actuaba en un sistema de cristiandad y así la educación religiosa se entendía simplemente como católica; hoy la Iglesia, en la nueva circunstancia histórico-cultural y por propio convencimiento, reclama esa educación religiosa escolar con apertura ecuménica e interreligiosa, en el respeto a otras confesiones o líneas de pensamiento. No pretende en modo alguno, por tanto, al exigir la ERE, la imposición hegemónica del credo católico. El Convenio firmado con la Iglesia Católica deja el campo abierto a otros convenios, cuidando siempre, como debe ser, la transparencia y la verdad.Una observación final: hay que distinguir entre educación laica y laicista. Lo mismo aplíquese al Estado. Laico quiere decir aquí: no confesional. Laicista significa, en cambio: excluyente de lo religioso en la educación y la vida pública. El Estado democrático pluralista no se define, ni define la educación, según una determinada confesión; es, por consiguiente, aconfesional, laico. Pero el Estado no debe asumir una postura o ideología laicista; por ello no debe excluir, sino, al contrario, incluir, por lo menos en la etapa educativa inicial (véase el Art. 50 de la LOE), la enseñanza religiosa de acuerdo con los padres del educando.Tenemos que decir, si queremos ser bolivarianos consecuentes: sí a la ERE. La educación integral ha de incorporar la dimensión humana primordial: la que relaciona con Dios, y en Él, con los seres humanos.

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