Cada primer día de un nuevo mes del año podemos tener dos miradas: una en la que todo sigue y seguirá igual; la otra en la que entendemos que, incluso el inicio de cada día, es una nueva oportunidad que tenemos para realizar nuestros proyectos de ser felices. El primer día de cada mes es único, no habrá otro en nuestras vidas, porque ese día no volverá a pasar; y no nos da miedo que nos acusen de decir lo obvio, porque creemos que ese es uno de los factores que hacen que nuestras Reflexiones sean bien aceptadas, el tener la capacidad de decir lo que todos saben y que algunas veces nadie dice. Seguramente por esa sensación de tener muchos días y mucho tiempo por delante, no aprovechamos el que vivimos ahora. Y asó se nos pasan, uno tras otro. Algunas veces pensando en que llegará la situación ideal en la que estaremos felices -que muchas veces no llega- no sacamos espacio para descubrir que en mi "aquí y ahora" tenemos muchos bendiciones y muchas posibilidades para sentirnos afortunados. También es claro que, en más de una ocasión, el contexto de estas Reflexiones, la situación por la que atravesamos, o las dificultades que nos están tocando, nos hacen soñar con salir corriendo y así pasar rápido por ellas. Pero debemos asumir nuestra vida, no podemos estar pensando en ayeres o mañanas, es en este día en el que construimos nuestra mañana así como ayer construímos estoy hoy que estamos viviendo. La única manera de alcanzar grandes metas es consiguiendo pequeños objetivos día tras día; la diferencia la hace el que trabaja duro en lo ordinario porque ese tendrá logros extraordinarios. Vamos a recordar una frase que impactó mucho: LA VIDA ES AQUELLO QUE PASA CUANDO ESTAMOS OCUPADOS EN OTRAS COSAS. Por eso, invirtamos nuestro tiempo en lo que nos haga felices en verdad; no desperdiciemos esta ocasión que está dándonos el Señor de la Vida, inventando excusas para no hacer todo lo que podemos para realizar esos sueños que tenemos.
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