El guerrero de la luz nunca olvida el viejo proverbio: el buen cabrito no chilla. Las injusticias existen. Todos se ven envueltos en situaciones inmerecidas, generalmente cuando no se pueden defender. Muchas veces la derrota llama a la puerta del guerrero. En esas ocasiones, él permanece en silencio. No gasta energía en palabras, porque ellas no pueden hacer nada; es mejor usar las fuerzas para resistir, tener paciencia y saber que Alguien está vigilando. Alguien que vio el sufrimiento injusto y no se conforma con ello. Este Alguien le da lo que él necesita: tiempo. Tarde o temprano, volverá a trabajar en su favor. Un guerrero de la luz es sabio; no comenta sus derrotas.
Manual del Guerrero de la Luz - Pablo Coelho
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