Devuelven a Venezuela 51 contenedores de comida podrida para Haití
Frente a Puerto Cabello se encuentra fondeado desde el viernes el buque Santa Paula de la naviera venezolana Atlas Marina. Tal y como lo informamos el viernes con carácter de primicia, el buque trae de vuelta a Venezuela una carga de 51 contenedores con 30 toneladas de alimentos podridos cada uno. La carga había sido enviada por Venezuela como “ayuda humanitaria” para el desahuciado pueblo de Haití. Esta fue presumiblemente una manera altruista que encontró el gobierno venezolano de “reprocesar” parte de las casi 80 mil toneladas de alimentos “vencidos” que compró y olvidó, en algunos casos por más de un año, en Puerto Cabello y en depósitos de PDVAL. El pueblo de Haití recibió la solidaridad del mundo entero después del terremoto de enero. La generosidad venezolana -quizás partiendo del principio de que “a caballo regalao… no se le huele el conteiner”- no contó con la prohibición impuesta por las autoridades portuarias de República Dominicana que, previendo una amenaza sanitaria, impidió el desembarque del Santa Paula y ordenó regresar la carga a su país de origen. Los agentes navieros están preocupados pues están incumpliendo otros contratos de carga y un alto funcionario de gobierno quiere esa carga fuera de Venezuela. La embarcación ha solicitado permiso para descargar los contenedores a Bolipuertos y fue inspeccionada por las autoridades que transmitieron “ordenes superiores” de no dejar entrar el barco. Tratando al Santa Paula como esos barcos que transportaban enfermos de peste, ni Dianca ni Ucocar han querido hacerse responsables de la carga podrida. Sin embargo, nuestras fuentes señalan que en este momento hay una gran movilización de guardias nacionales y de agentes cubanos que podrían estar creando las condiciones para bajar la carga, como si su contenido fuese sensible para la seguridad del Estado. Me explica un marino mercante venezolano que el concepto de ayuda humanitaria es empleado en Venezuela con mucha frecuencia para movilizar cientos de contenedores con alimentos que todos los meses parten con destino a Cuba. Sin embargo, como lo explica un funcionario de Bolipuertos, los agentes cubanos que trabajan allí verifican que la calidad de la mercancía que se embarca para su país sea óptima. Los haitianos, ni nadie más, cuenta acá con ese privilegio.
Frente a Puerto Cabello se encuentra fondeado desde el viernes el buque Santa Paula de la naviera venezolana Atlas Marina. Tal y como lo informamos el viernes con carácter de primicia, el buque trae de vuelta a Venezuela una carga de 51 contenedores con 30 toneladas de alimentos podridos cada uno. La carga había sido enviada por Venezuela como “ayuda humanitaria” para el desahuciado pueblo de Haití. Esta fue presumiblemente una manera altruista que encontró el gobierno venezolano de “reprocesar” parte de las casi 80 mil toneladas de alimentos “vencidos” que compró y olvidó, en algunos casos por más de un año, en Puerto Cabello y en depósitos de PDVAL. El pueblo de Haití recibió la solidaridad del mundo entero después del terremoto de enero. La generosidad venezolana -quizás partiendo del principio de que “a caballo regalao… no se le huele el conteiner”- no contó con la prohibición impuesta por las autoridades portuarias de República Dominicana que, previendo una amenaza sanitaria, impidió el desembarque del Santa Paula y ordenó regresar la carga a su país de origen. Los agentes navieros están preocupados pues están incumpliendo otros contratos de carga y un alto funcionario de gobierno quiere esa carga fuera de Venezuela. La embarcación ha solicitado permiso para descargar los contenedores a Bolipuertos y fue inspeccionada por las autoridades que transmitieron “ordenes superiores” de no dejar entrar el barco. Tratando al Santa Paula como esos barcos que transportaban enfermos de peste, ni Dianca ni Ucocar han querido hacerse responsables de la carga podrida. Sin embargo, nuestras fuentes señalan que en este momento hay una gran movilización de guardias nacionales y de agentes cubanos que podrían estar creando las condiciones para bajar la carga, como si su contenido fuese sensible para la seguridad del Estado. Me explica un marino mercante venezolano que el concepto de ayuda humanitaria es empleado en Venezuela con mucha frecuencia para movilizar cientos de contenedores con alimentos que todos los meses parten con destino a Cuba. Sin embargo, como lo explica un funcionario de Bolipuertos, los agentes cubanos que trabajan allí verifican que la calidad de la mercancía que se embarca para su país sea óptima. Los haitianos, ni nadie más, cuenta acá con ese privilegio.
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