Por: Mercedes Montero - Una Tribuna para voces del decoro - A los venezolanos nos sobran las razones para desear fervientemente un cambio de gobierno, son demasiadas y muy bien fundamentadas nuestras quejas y el régimen lo sabe, es por eso que acelera a paso de vencedores la destrucción del país que una vez estuviera dentro del grupo de los más prósperos y avanzados de Latinoamérica. Su objetivo parece ser no dejar vestigio alguno de la democracia, prosperidad, desarrollo y evolución que una vez tuvimos, después de haber vivido una historia republicana plagada de dictaduras, a las que el primer mandatario nos quiere regresar, con la varianza que en el actual caso sería el castro comunismo. Las muestras de esta razzia contra la nación son evidentes, el secuestro de los poderes, la violación de los derechos humanos fundamentales, la confiscación de la propiedad privada, la destrucción del aparato productivo nacional tanto en el sector público como el privado y en todas las áreas de la economía, la corrupción de la Fuerza Armada Nacional y de las Policías y el grave deterioro moral que ha sufrido la sociedad venezolana durante los últimos 11 años del gobierno “socialista”. El dominio del Poder Ejecutivo sobre los otros poderes del Estado queda manifiesto por el hecho de que las instituciones que los representan no cumplen con su misión sino con las ordenes de la Presidencia, desde donde se legisla, se sentencia, se cantan resultados electorales, se ordena y se confisca. La Reforma Constitucional fue rechazada por la nación, pero después de unos meses fueron publicadas una serie de leyes que le imponen a la nación todo lo rechazado. La oposición ganó cinco gobernaciones y la Alcaldía Metropolitana, así como otras alcaldías importantes. Desde el Poder Ejecutivo les han sido confiscadas funciones, negado recursos, establecido gobiernos paralelos, sufrido amenazas, pero aún así quienes ocupan los cargos de gobernadores y alcaldes han demostrado lo que puede lograr una buena administración. Es lógico que la gente vea la diferencia con el desastre de la administració n oficialista, con honrosas excepciones. Todo esto ha influido en una creciente falta de credibilidad en un discurso presidencial que promueve un régimen similar al “mar de la felicidad”, con el cual la nación no ha estado de acuerdo desde un principio, porque es contrario a sus legítimas aspiraciones, que son solución a sus problemas, salida de la pobreza, justicia, propiedad verdaderamente privada y libertad. Es entonces evidente que el objetivo del presidente es diferente al de la nación a la que se supone debe servir, y que el pueblo no esté contento con tamaña imposición. Sin embargo la profundización del “proceso” continúa a pesar de los pesares. Es por esta razón que el próximo hito revolucionario sea ganar la Asamblea Nacional (AN) y en paralelo ir asentando las bases para la creación de un Parlamento Comunal (El anteproyecto de Ley de las Comunas, es redactado por la Comisión Permanente de Participación Ciudadana de la Asamblea Nacional y se sientan las bases legales de esta figura, definida como “la instancia de planificación, coordinación y ejecución del gobierno en la comuna”. El objetivo: la desaparición de municipios, la instauración de una “ciudad socialista”).
El régimen no da puntada sin nudo. El CNE ha establecido unas condiciones electorales que le podrían garantizar a Chávez una "victoria" en las Elecciones Parlamentarias que darán como fruto una nueva AN. Entre las condiciones están las "salamandras" o nuevos circuitos electorales, con las consecuencias que han venido siendo señaladas por los expertos en materia electoral. El primer mandatario ya ha declarado públicamente como serán los resultados que serán obtenidos (Es decir ha dado la orden); dos terceras partes rojas rojitas, y, una tercera parte oposición. Si todo le sale al oficialismo a pedir de boca, podría ser probable que la última función de la AN, fuera la aprobación de su sustitución por el Parlamento Comunal. Y, tal decisión sería una "decisión democrática", pues sería tomada por una AN elegida “democráticamente”, que contaría con tercera parte de representación de la oposición, que aún votando en contra, saldría “democráticamente derrotada”. Así al primer mandatario venezolano le sería concedido el permiso "legal y legítimo" para la instauración de una dictadura tan o más larga que la de Fidel Castro. El 26S representa un reto para los venezolanos que deseamos que nuestro país recupere la democracia y no que en esa fecha se cabe la fosa de Venezuela como país libre.
El régimen no da puntada sin nudo. El CNE ha establecido unas condiciones electorales que le podrían garantizar a Chávez una "victoria" en las Elecciones Parlamentarias que darán como fruto una nueva AN. Entre las condiciones están las "salamandras" o nuevos circuitos electorales, con las consecuencias que han venido siendo señaladas por los expertos en materia electoral. El primer mandatario ya ha declarado públicamente como serán los resultados que serán obtenidos (Es decir ha dado la orden); dos terceras partes rojas rojitas, y, una tercera parte oposición. Si todo le sale al oficialismo a pedir de boca, podría ser probable que la última función de la AN, fuera la aprobación de su sustitución por el Parlamento Comunal. Y, tal decisión sería una "decisión democrática", pues sería tomada por una AN elegida “democráticamente”, que contaría con tercera parte de representación de la oposición, que aún votando en contra, saldría “democráticamente derrotada”. Así al primer mandatario venezolano le sería concedido el permiso "legal y legítimo" para la instauración de una dictadura tan o más larga que la de Fidel Castro. El 26S representa un reto para los venezolanos que deseamos que nuestro país recupere la democracia y no que en esa fecha se cabe la fosa de Venezuela como país libre.
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