miércoles, 11 de noviembre de 2009

¡Qué guerra tan fría!


Por: Marianella Salazar - Estimulado por fuertes dosis de cafeína, aliñada con nicotina y fármacos que crean una gran adicción y provocan graves trastornos del sueño, el Presidente aprovechó sus despertares en las noches ­que son las más largas en el mundo desde que cambió el huso horario ­ y siguiendo su reloj biológico, con horas desfasadas que no logra coincidir con las de sus asesores militares, decidió consultar con la mullida almohada que soporta, madrugada tras madrugada, el peso de la cabeza caliente presidencial, con su hervidero de preocupaciones por el bajón en la popularidad y por el cocktail letal de ideas socialistas, dislocadas, belicistas y demoledoras. Así, en medio de sudoraciones y pesadillas recurrentes, la almohada le aconsejó prepararse para la guerra con Colombia y con el imperio, que es su amo. Chávez dice que está dispuesto a todo, que formará milicianos, y le hace un llamado a los comandantes de la Fuerza Armada Bolivariana, a los estudiantes revolucionarios, a las mujeres y a todos a defender la patria santa. Chávez será el héroe de esa guerra, o él se come a Uribe o Barack Obama se lo come a él. A partir de la guerra, Chávez podría rescatar la popularidad perdida; él sabe, mejor que nadie, que las guerras vuelven carismático hasta a un sargento raso. Chávez quiere conseguirse una aureola como contradiós que rompe todos los esquemas, quiere su socialismo sangriento para que lo deje en el poder y lo catapulte para siempre. Si se toma unos cuatro cafecitos seguidos y levanta el arsenal ruso contra las bases imperiales instaladas en el vecino país -de no ser chatarra-, veremos levantar nuestro muro, opresor e irrespetuoso, entre Cúcuta y San Antonio del Táchira, observaremos cómo se congoliza América Latina a través del método cruel practicado por Fidel Castro en los años sesenta en África, y volveremos a la guerra fría. Creo que en la suite presidencial se impone un cambio de almohada, preferiblemente antiestrés o que el Presidente pruebe conciliar el sueño con un peluche.

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