Por: Vivian Castillo - vcastillo@eluniversal.com - EL UNIVERSAL - Brito dice que seguirá la protesta hasta lograr que el INTI reconozca su error - En sus palabras - Hambre, pero de justicia, es lo que ha mantenido en pie al biólogo y agricultor Franklin Brito, quien lleva 4 meses y 27 días en ayunas, frente a la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), en procura de que el Gobierno reconozca los daños que "le ha causado a él y a su familia". El fundo de Brito, ubicado en el sector La Tigrera del municipio Sucre, en el estado Bolívar, fue invadido el 28 de mayo de 2003. Ese día encontró que el paso a sus tierras había sido bloqueado: una carta agraria entregada por el Instituto Nacional de Tierras (INTI) avalaba la acción ejercida por sus vecinos, Rafael D'Amico y Concepción Antoima, que vulneraba los derechos sobre su propiedad. Pero el viacrucis del biólogo no comenzó allí, cuenta que fue en 1999 con una disputa con el alcalde Juan Carlos Figarella. Los cultivos de ñame -explica- habían enfermado por un hongo y el alcalde propuso atacar el problema con químicos, que financiaría la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) para lo cual entregarían 800 millones de bolívares. "Dije que eso no funcionaría, y propuse usar semillas de una variedad resistente al hongo, enfrentándome al alcalde". Los organismos que estudiaron el caso avalaron la tesis Brito, lo que resultó en que la CVG retirara su apoyo al proyecto. A raíz de esta diferencia lo despidieron del instituto agrícola municipal, donde trabajaba como asesor, suspendieron los sueldos que él y su esposa percibían como educadores y los despidieron. El 24 de noviembre de 2004, en la plaza Miranda, luego de varios intentos infructuosos por recuperar su fundo, Brito inició su primera huelga de hambre, la cual culminó el 3 de diciembre, cuando una comisión enviada por el presidente de la República se comprometió a solucionar su problema. Siete meses después, ante el incumplimiento, el biólogo reinició la protesta. Pero al ver que habían transcurrido 4 meses sin que el Ejecutivo reaccionara, el 10 de noviembre, en una acción desesperada, se amputó el dedo meñique de la mano izquierda. Relata que como resultado de su acción el propio presidente de la República solicitó al entonces ministro del Interior, Jesse Chacón, encargarse del caso. Chacón logró que el Ministerio de Educación saldara la deuda con Brito y su esposa, que le reconocieran la propiedad de su fundo y que le dieran la constancia de registro agrario. Además le entregó Bs 70 millones en efectivo, pero sin constancia que avalara la indemnización. Nueva huelga iniciada en noviembre 2006 fue necesaria para que el agricultor recuperara sus tierras, de las cuales no se había podido desalojar a los invasores. En esa oportunidad el Gobierno reparó los destrozos, le entregó un tractor, semillas y 150 millones de bolívares para poner el fundo a producir. Una vez más Brito solicitó la constancia de indemnización pero sólo recibió documentos que hacían parecer que lo entregado era parte de un crédito del INTI o de una donación. Por ello insiste en reclamar justicia ante estas instituciones que le responden con argucias. Pero 6 años de lucha, el haberse amputado un dedo y seis huelgas de hambre no han sido suficientes para que las autoridades entiendan que Brito está dispuesto a dejar su vida en el camino por alcanzar su objetivo.
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