domingo, 22 de noviembre de 2009

Apascacio, el popular PM, sobrevive en la miseria


Magda Mascioli G. - 40 años de democracia. 11 años de dictadura. La porqueria no son los sistemas de gobierno; la porqueria son los que detentan el poder haciendo ver que gobiernan cuando muy lejos estan de siquiera RESPETAR a los ciudadanos. Todos politiqueros miserables a quienes les importan un bledo el sufrimiento de los ciudadanos que solo les sirven en tiempos de elecciones. Pero llegará el día en Venezuela en que las cosas tomen su lugar. ¡Llegará el día!
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Por: Francisco Alarcón - El sargento mayor Apascacio Mata Palacio, desde su "sarcófago", mira con orgullo y aversión baúles repletos de condecoraciones, cruces y medallas con que la sociedad le premió aunque hoy lo hayan enterrado vivo. El espigado mulato del pueblo de Panaquire, estado Miranda, nunca imaginó que debido a su intransigente labor frente a un semáforo, el presidente Jimmy Carter lo invitaría a visitar a la Policía de Tennessee. Regresó semanas después como el único policía venezolano con una chapa que lo distinguía como oficial norteamericano ad honorem. Ingresó a la PM el primero de marzo de 1965. Luego le asignaron la misión de vigilar el tránsito en la esquina de Sociedad, de la avenida Universidad, en el centro de Caracas. Durante 33 años de servicio nunca faltó a su trabajo, jamás fue amonestado aunque se granjeó antipatías por ser inflexible frente a los más "encopetados". Diputados, senadores y ministros respetaban sus señales de tránsito para evitar ser multados por el testarudo policía que vestía impecable uniforme con guantes blancos. Todo un guardián real británico tropicalizado. La situación ha cambiado pues los funcionarios de la época transitaban acompañados de un chofer y un escolta. Ahora disponen de un convoy para su protección. "Un saludo desarma a cualquiera", dice para referirse a la ceremonia mediante la cual lleva su mano derecha a la cabeza y se inclina. Lamenta que ahora sus colegas vistan uniformes rotos y el vocabulario de algunos se asemeje al de los delincuentes que deben combatir. En una ocasión se enfrentó a la caravana presidencial. Desde la ventanilla de un auto negro que se detuvo, "un gordo de bigotes" ordenó a los miembros de la Casa Militar que aguardaran por el semáforo. Minutos después, regresaron con una invitación del presidente Luis Herrera Campins. "Estaba apenado y quería disculparse. Me invitó almorzar a Miraflores. La comida estaba sabrosa", recordó.Tras el acontecimiento que significó la corona de Marítza Sayalero como primera Miss Universo, la reina lo eligió como su escolta personal. El funcionario modelo que recibió cientos de condecoraciones antes de jubilarse mostró una, que guarda con especial celo. "La orden Patrimonio Viviente de la Ciudad de Caracas", conferida por la Alcaldía de Libertador. Ahora el policía emblema y ciudadano ejemplar sobrevive en un roñoso apartamento, postrado en una cama clínica que le donaron. Debido a la diabetes que lo aqueja, le tuvieron que amputar ambas piernas. Uno de sus hijos se encarga de cambiarle el pañal cada vez que lo necesita. A sus 69 años, a Apascacio lo entristece sentirse olvidado por la sociedad que lo exaltó. Dentro de su desventura de haber sufrido dos amputaciones consecutivas espera no vivir la velada mutilación que le tienen reservada a la capital con la supresión de la PM

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