miércoles, 25 de noviembre de 2009

La Venezuela decente: la primera baja.


Por: Carlos R. Alvarado Grimán - Aspirar a un cargo de elección popular en los comicios venezolanos, es como optar en subasta pública a un producto suntuoso, reservado únicamente para potentados que dispongan en sus presupuestos, de cantidades mil millonarias de los llamados bolívares fuertes. El Tte. Coronel ha conducido los procesos electorales hacia una vorágine dispendiosa sin precedentes, con lo cual los elementos opositores, han quedado en total minusvalía económica y funcional para poder competir en igualdad de condiciones. Los recursos económicos producidos por el alto gobierno, ‘ supuestamente’ , generados por actividades ilícitas vinculadas al narcotráfico, lavado dinero y corrupción son en parte usados para el financiamiento de las campañas proselitistas de los candidatos chavistas. El gobierno bolivariano cuenta con todos los Poderes Públicos Nacionales, banca, casas de cambio y el aparataje necesario para lavar capitales y cubrir sus costosas campañas electorales, sin que se produzcan mayores sobresaltos. La situación venezolana es sombría. Podríamos estar ante una pesadilla similar a la vivida en Colombia durante la década de los años noventa, cuando candidatos presidenciales como Samper y aspirantes al Congreso resultaron infiltrados por los poderosos carteles de las drogas. Es de Perogrullo decir, que las mafias necesitan controlar el poder político para consolidar su poder económico. Por esto, debemos estar ojo avizor para evitar que dineros de procedencia ilícita penetren las candidaturas opositoras, como lo han hecho con las opciones chavistas. Algunos, si no la mayoría de los triunfadores en las próximas elecciones parlamentarias, aunque simulen enarbolar los anhelos de libertad, justicia e igualdad del pueblo venezolano; representarán los intereses de sus ‘ benefactores’ mafiosos, quienes a la postre serán los que determinarán el destino de nuestra desvencijada patria. El terreno esta servido. Las bandas se preparan para la guerra. La Venezuela decente: la primera baja.

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