domingo, 11 de octubre de 2009

El efecto de invernadero.


El clima de la tierra está influido por un flujo continuo de energía procedente del sol. Esta energía llega principalmente en forma de luz visible. Cerca del 30% se dispersa inmediatamente y vuelve al espacio, pero la mayor parte del 70% restante atraviesa la atmósfera para calentar la superficie de la tierra. La tierra debe devolver esta energía al espacio en forma de radiación infrarroja. Al ser mucho más templada que el sol, la tierra no emite energía como luz visible. En cambio, emite una radiación infrarroja térmica. Este es el calor que emite un hornillo o parrilla eléctrica antes de que las barras comiencen a ponerse incandescentes. os “gases de efecto invernadero” en la atmósfera impiden que la radiación infrarroja escape directamente de la superficie al espacio. La radiación infrarroja no puede atravesar directamente el aire como la luz visible. En cambio, la mayoría de la energía saliente es transportada desde la superficie por las corrientes de aire, y termina escapando al espacio desde altitudes por encima de las capas más espesas de la manta de gases de efecto invernadero. Los principales gases de efecto invernadero son el vapor de agua, el dióxido de carbono, el ozono, el metano, el óxido nitroso y los halocarbonos y otros gases industriales. Aparte de los gases industriales, todos estos gases se producen naturalmente. En conjunto representan menos del 1% de la atmósfera. Ello es suficiente para producir un “efecto de invernadero natural” que mantiene el planeta unos 30º C más caliente de lo normal, lo que es esencial para la vida que conocemos. Los niveles de todos los principales gases de efecto invernadero (posiblemente con la excepción del vapor de agua) están aumentando como resultado directo de la actividad humana. Las emisiones de dióxido de carbono (principalmente de la combustión de carbón, petróleo y gas natural) el metano y el óxido nitroso (debido principalmente a la agricultura y a los cambios en el uso de la tierra), el ozono (generado por los escapes de los automotores y otras fuentes) y los gases industriales de vida prolongada tales como los CFC, los HFC y los PFC están cambiando la manera en que la atmósfera absorbe energía. Los niveles de vaporde agua también pueden estar en aumento debido a una “respuesta positiva”. Todo ello está sucediendo a una velocidad sin precedentes. El resultado es conocido como el “efecto de invernadero ampliado”. El sistema climático debe ajustarse al aumento de los niveles de gases de invernadero para mantener el “balance de energía” en equilibrio. A largo plazo, la tierra debe deshacerse de la energía a la misma velocidad en que recibe energía del sol. Como una manta más espesa de gases de invernadero contribuye a reducir la pérdida de energía al espacio, el clima debe cambiar de alguna manera para reestablecer el equilibrio entre la energía entrante y saliente. ste ajuste ha de incluir un “calentamiento mundial” de la superficie de la tierra y la capa inferior de la atmósfera. Pero esto sólo es una parte del proceso. El calentamiento es la manera más sencilla para que el clima elimine el excedente de energía. Pero aún un pequeño aumento en la temperatura ha de estar acompañado por muchos otros cambios en la cobertura de nubes y los modelos de vientos, por ejemplo. Algunos de estos cambios pueden ampliar el calentamiento (respuesta positiva) y otros contrarrestarlos (respuesta negativa). En el ínterin los aerosoles creados por el hombre tienen un efecto de enfriado general. Las emisiones de sulfuro de las centrales de energía alimentadas con carbón y petróleo y la combustión de material orgánico producen partículas microscópicas que pueden reflejar la luz del sol devuelta en el espacio y afectar también las nubes. El enfriamiento resultante contrarresta en parte el calentamiento de invernadero. Sin embargo, estos aerosoles permanecen en la atmósfera durante un periodo relativamente corto comparado con los gases de efecto invernadero de vida prolongada, por lo cual su efecto de enfriamiento está localizado. También causan lluvia ácida y afectan la calidad de la atmósfera, problemas que deben abordarse. Esto significa que no debemos confiar indefinidamente en el efecto de enfriamiento de los aerosoles. Los modelos climáticos estiman que la temperatura media mundial ha de aumentar en cerca de 1,4 – 5,8º C (2,5 – 10,4º F) para el año 2100. Esta proyección utiliza como año de referencia 1990 y parte de la base de que no se adopten políticas para reducir al mínimo el cambio climático. También toma en cuenta las respuestas climáticas y los efectos de los aerosoles tal como se entienden actualmente. Estamos sujetos a cierto grado de cambio climático debido a las emisiones pasadas. El clima no responde inmediatamente a las emisiones. Por consiguiente, ha de seguir cambiando durante cientos de años, aún cuando las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan y los niveles atmosféricos dejen de aumentar. Algunos efectos importantes del cambio climático, tales como el aumento previsto del nivel del mar, llevarán incluso más tiempo para manifestarse plenamente. Hay pruebas nuevas y más concluyentes de que el cambio climático ya ha comenzado. El clima varía naturalmente, lo que hace difícil identificar los efectos del aumento de los gases de efecto invernadero. Sin embargo, un conjunto cada vez mayor de observaciones permite actualmente presentar un panorama colectivo del calentamiento mundial. Por ejemplo, las pautas de las tendencias de temperatura en los últimos decenios se ajustan a las pautas de calentamiento por gases de efecto invernadero previsto por los modelos; es poco probable que estas tendencias obedezcan completamente a las causas conocidas de la variabilidad natural. Sin embargo, persisten muchas incertidumbres, por ejemplo, de qué manera los cambios en la cubierta de nubes han de influir el clima en el futuro.Fuente: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Secretaría sobre el Cambio Climático (UNFCCC).

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