miércoles, 11 de marzo de 2009

Distintos tipos de abuso


Violencia física - Involucra el cuerpo de la mujer; empujones, sacudones, cachetazos, golpes de puño, etc. Esta clase de abuso, además de las lesiones físicas que suelen ser evidentes, es posible que provoque una tensión permanente, agotamiento, alteración de hábitos alimenticios, anemia, otros. La violencia física abarca también el abuso sexual. Abuso sexual - Se da cuando la mujer es sometida por su pareja a tener relaciones sexuales contra su voluntad. Como consecuencia pueden aparecer síntomas similares a los de una mujer violada por un extraño: depresión, sensación de derrota y un dolor emocional que la deja atontada y vencida. Pero la violencia no requiere necesariamente del contacto físico con la víctima, debido a que actos intimidatorios como golpear paredes, amenazas verbales y abusos psicológicos permiten llegar al mismo resultado. Este tipo de violencia es la llamada ¨Violencia Psicológica¨ o ¨Violencia Emocional¨. Violencia psicológica - Consiste en insultos, humillaciones, desvalorización y amenazas por parte del agresor; produciendo así en la mujer un desgaste psíquico agudo y sensación de estar enloqueciendo. Esto reduce la capacidad para protegerse, y sienta las bases para la aparición de otros síntomas similares a los observados en prisioneros de campos de concentración que han sufrido tortura. Se trata de crear y mantener un clima de terror, de manera que se pueda tener a la víctima bajo control. Esto lleva también a que la mujer renuncie a su libertad y a su voluntad, convirtiéndose así en una sobreviviente que se somete obedeciendo para ¨salvarse´del sufrimiento. Una situación como la descrita, puede culminar en enfermedades físicas o mentales. El clima de terror produce en muchas víctimas, síntomas físicos tales como dificultades respiratorias, palpitaciones, angina de pecho, incontinencia urinaria, diarreas, dolores de cabeza, etc. A nivel psicológico produce desorientación, somnolencia o insomnio, tensión, ansiedad, indefensión, irritabilidad, distorsión de la realidad, intentos de suicidio, autoculpabilización. y ¨enganche¨ con la idea ilusoria de que su agresor cambiará. Dentro del cuadro, la mujer desarrolla sus propios mecanismos de defensa, o más bien de supervivencia. Algunas personas que se encuentran bajo amenaza y peligro permanente, recurren a estos mecanismos en situaciones límites o de desesperación. Presentamos algunos ejemplos de lo que le ocurre a la mujer bajo estas circunstancias: Desarrolla alguna simpatía con el agresor, defendiéndolo, protegiéndolo, o justificándolo. Es por esto que al verlo desde afuera, no se entiende por qué una mujer protege a quien la maltrata, negando lo que sucede, retirando denuncias o rechazando que otras personas se metan en sus asuntos ¨personales¨de pareja. . Desarrolla una pasividad extrema, es decir, acata todo lo que el agresor le ordena, y no expresa ninguna señal de protesta o resistencia. Esto lo hace para evitar cualquier tipo de enfrentamiento o episodio de violencia. Puede incluso motivar a los hijos o hijas a que ¨obedezcan¨ en todo a su gente para ¨garantizarse¨ una ¨seguridad¨. Deja de sentir y de pensar, pasando a funcionar como autómata. La mujer se anula como persona y centra su vida alrededor de las demandas y necesidades del agresor. Todo esto produce un ¨enganche¨psicológico del cual será difícil salir. Ella verá cada vez más poderoso y omnipotente a su agresor, y se verá más indefensa y necesitada a sí misma. La incorporación de tal esquema de poder y sumisión, y el desarrollo del síndrome como forma de comportamiento, tiene consecuencias nefastas y puede revertirse contra personas más débiles que ella, maltratando a sus hijos/as, como modo de expresar su impotencia e ira contenida. Además, en muchos casos, la violencia física, sexual y emocional por parte del agresor, puede extenderse a los hijos y especialrmente, a las hijas. Las mujeres que sobreviven a la violencia día a día y permanecen en la relación de maltrato, necesitan reconstruirse de tal manera que recuperen la autoestima perdida, o puedan construir la que nunca tuvieron, ya que es la mejor arma para protegerse y obtener poder. Buscar apoyo y consejo en albergues y organizaciones de mujeres que entiendan toda esta problemática sin cuestionamientos o prejuicios, es el primer paso para la recuperación y la cura. Señales que presentan las mujeres víctimas de violencia Existen ciertos signos perceptibles en las mujeres que sufren una situación de violencia, pero que no se atreven a contar su problema ante los médicos que las atienden: Una mujer víctima de violencia pide una cita para ser atendida pero no concurre. El agresor puede acompañarla e intentar estar siempre cercano a ella durante el examen médico, para poder vigilar lo que la mujer dice. Presenta huellas de golpes en distintos sitios. Generalmente hay señales en el rostro y en la zona corporal que corresponde a la que quedaría cubierta por un traje de baño de una pìeza, es decir los senos, el abdomen, los glúteos, etc. Esto responde a la estrategia del agresor, que aprende a golpear en áreas cubiertas por la vestimenta. También la mujer puede presentar heridas o señales en el cuello por intento de estrangulación, y fracturas en sus extremidades superiores que resultan de los esfuerzos por defenderse de los ataques. Si no está siendo tratada por traumas severos, sus quejas pueden incluir dolores de cabeza, insomnio, sensación de ahogo, dolor de estómago, dolores en el pecho, en el área pélvica o en la espalda. Padecimientos tales como la diabetes y la hipertensión pueden agravarse a causa del abuso. La paciente puede tener un comportamiento muy tímido, temeroso, avergonzado, evasivo, ansioso o pasivo. Tiene mucho recelo de dar información sobre sus lesiones, y sus explicaciones no se compadecen con las características y gravedad de las mismas. Puede tener accesos de llanto. Tanto ella como su pareja pueden presentar una historia de problemas psiquiátricos, tales como depresión, ansiedad, desórdenes de pánico o intentos de suicidio, ingesta de alcohol o drogas. La paciente puede tener un historial de ¨accidentes¨, pero aún careciendo de una historia extensa en este tipo de problemas, puede ser víctima de abuso. También es probable que deambule de un médico a otro después de cada agresión, lo que impide contar con un registro más esquemático. A menudo las mujeres son golpeadas por estar embarazadas. Si en este caso presentan golpes en sus senos, genitales o abdomen, lo más probable es que se trate de una agresión de parte de su pareja.

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