lunes, 15 de diciembre de 2008

La inconsciencia, base perenne de la incomprensión

Dijo el Ojo un día:
"Veo mas allá de estos valles una montaña velada por la niebla azul.
¿Verdad que es hermosa?.
El Oído se puso a escuchar,
y después de haber escuchado atentamente durante un tiempo, dijo:
"¿Pero, donde está esa montaña?
¡Yo no la oigo!"
Entonces habló la Mano y dijo:
"En vano trato de palparla o tocarla; no encuentro montaña alguna".
La Nariz dijo:
"No hay ninguna montaña. No puedo olerla".
Entonces el Ojo se volvió hacia otro lado,
y todos comenzaron a discutir la extraña alucinación del Ojo, y decían:
"A este Ojo debe pasarle algo"
"Algunos oyen con las orejas,
algunos con el estómago,
algunos con el bolsillo,
y algunos no oyen en absoluto"

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