martes, 5 de agosto de 2008

Para qué viaja tanto Chávez


Por: Saul Pérez Lozano - slozano@dearmas.com - Salvo de estar agitando, de insultar a quien en ese momento le toque su número en la lotería, la verdad es que los viajes del teniente coronel presidente, Hugo Chávez, no nos ha traído nada bueno. Y mucha veces, para vergüenza nuestra, nos hace pasar unos sofocones debidos, por una parte, a su ignorancia, y por la otra, a su irreverencia y protagonismo que tanto lo enloquece. Los viajes del teniente coronel en verdad han sido de una inutilidad absoluta, excepto, claro, para todos aquellos que se han aprovechado de sus debilidades y lasitud y a riquísimos inversores principalmente brasileños y argentinos. En sus elucubraciones se ha empeñado en enriquecer otra guerra fría a su manera, guiñándoles ojitos a chinos y rusos, como si viviera en unas tinieblas porque ni al uno ni al otro les entusiasma agriar unas relaciones que, diplomáticas y comerciales, trabajan a las mil maravillas. Los rusos, que no son tontos, se han aprovechado del hambre - guerrrerista, a su manera, del jefe de Estado venezolano, que está empeñado hasta comprar juegos de artificios a los rusos, pero como sabe que en esto los chinos aventajan a aquellos dejó las armas para los rusos y los jueguitos artificiales para los chinos. Hay un analista venezolano, cuyo izquierdismo está fuera de toda duda, el doctor Domingo Alberto Rangel, quien dijo en un reciente artículo que no había ''nada más inútil que los viajes al exterior del Presidente de la República''. No lo dice, pues, este humilde periodista que de izquierda sólo tiene un brazo, que sufre de las mismas desgracias que sufrimos la inmensa mayoría de los venezolanos porque no contamos como miembros ni socios del club del teniente coronel presidente, ni nos interesa además, porque para gente como el suscrito primero está la dignidad que unos puñados de petrodólares mal habidos. Acertadamente, el doctor Rangel afirma que ''ninguno de ellos (los viajes) responde o ha respondido, hasta ahora, a un objetivo político nacional''. El teniente coronel presidente nos ha cambiado el primer mundo, con quien compartíamos y traíamos jugosos negocios a Venezuela y por consiguiente a los venezolanos, por iraníes metidos en lo profundo de la selva amazónica no sabemos en qué cosas, pero nos la imaginamos, porque no es ningún secreto que es una región muy rica en uranio. Nos han traído productos de Bielorrusia, país con el último stalinista en el poder, que se sacó el primer premio porque estaba por allá lejos, olvidado, y su pueblo pasando penurias. China que ha obtenido tantas cosas buenas no nos ha traído una sola cosa buena, apenas unas bicicletas que pesan más que un matrimonio obligado. Se ha creado una guerra personalísima, hazmerreír en el mundo, con el presidente Bush y luego con el presidente Uribe de Colombia. Al primero lo tiene amenazado con sesenta amtralladoras que esconde en el majestuoso cerro El Avila en caso que los marines se les ocurriera ''invadirnos' '; movilizó un número de soldados por vía terrestre hacia la frontera con Colombia cuando él, unilateralmente, quiso guerrar con el vecino país ante la valentía y decisión de éste de darle hasta con el tobo a los narcoguerrilleros de las FARC. Por ahí se dijo que parte del equipo militar venezolano quedó inutilizado en la vía hacia la frontera sin siquiera comenzar a guerrear. ¿Risible? Sí, risible, pero no para nosotros los venezolanos que nos ha hecho protagonistas de una película o una mala comiquita que nos nos interesa ni tenemos nada que ver. Copió el ''socialismo, patria o muerte'', que ni siquiera en Cuba se ha visto preciso a exponerse, excepto cuando el célebre caso de Bahía de Cochinos. ¿Con quién quiere pelear el presidente Chávez? ¿Quiénes serán sus aliados? ¿Ortega, el nicaragüense vivísimo, el Correa con cara de monaguillo, el Evo que se ha salvado de milagro por no viajar en uno de los dos helicópteros Super Puma que generosamente le regaló el teniente coronel presidete y se han venido a tierra? Señor teniente coronel presidente, ponga los pies sobre la tierra y dedíquese a nuestra politiquita tercermundista, que lo único que tiene es dinero, y no son pocos los que se han aprovechado del mismo. Déjenos tranquilos a los venezolanos, con nuestras familias y déjenos producir lo que necesitamos para comer, sin demagogia barata y populismo de peliculita.

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