miércoles, 27 de agosto de 2008

La Crítica inútil o la verdad incompleta


Por: Pedro Paúl Bello - Quizás uno de los más frecuentes errores que caracteriza a quienes, desde la oposición, critican la presente gestión gubernamental, sea el de observar la situación del país y los hechos del gobierno de Hugo Chávez prescindiendo de señalar los verdaderos propósitos de éste, y detenerse, en vez, en el señalamiento de acontecimientos y circunstancias que, por muy graves que puedan ser, se quedan en los niveles de superficie sin descender a las profundidades que esconden a los perversos objetivos del régimen. A la luz de tales señalamientos, un investigador externo podría pensar que en Venezuela, ciertamente, hay un gobierno democrático que funciona muy mal; que es tan incapaz que no ha logrado superar, sino empeorar, condiciones como las de la pobreza que afecta a la gran mayoría de los ciudadanos; las de falta de vivienda, bien enfrentada desde fines de los años 60 por los últimos gobiernos de la calumniada democracia, pero que en los útimos 10 años apenas han logrado construir lo que se hacía en dos períodos de aquellos gobiernos; que ha sido inútil para controlar una economía que ha dejado que se enrumbe, desenfrenada, por la peligrosa y perversa senda de la inflación; que ha destruído la mayor parte de la capacidad del país en sus sectores agropecuarios, industriales y productivos en general; que ha provocado una crisis alimentaria no conocida por el país en tiempos de sus peores situaciones económicas; que no ha logrado controlar sino aumentar la inseguridad que amenaza a cada venezolano,c aracterizada por un índice de criminalidad que supera resultados de los países más violentos del mundo; queno sólo no ha levantado la calidad y atención de la salud de los nacionales, sino que ésta ha descendido a índices propios del siglo XIX e inicios del siglo XX, cuando el territorio nacional era asolado por epidemias de malaria, anquilostomiasis, mal dechagas, parotiditis y demás epidemias tropicales y enfermedades carenciales que fueran totalmente erradicadas en las primeras décadas del siglo pasado. Recientemente leía el escrito de un estimado opositor y colega que señalaba como males los: "del creciente aumento del costo de la vida, de la falta de vivienda, de la basura"; o que "el desempleo se agiganta: el 40% de la fuerza laboral o sea 7,7 millones de personas de un total de 19,4 millones aptas para trabajar no están empleadas"; o que "en dos años colapsará el servicio eléctrico: en el país existen 6 plantas hidro- eléctricas generadoras de electricidad, las principales situadas en el Bajo Caroní que abastecen el 70% del consumo nacional, pero ya están al borde de su capacidad", etc. No es que no tenga razón el autor de este artículo. Tiene plena razón. Pero ese no es el fondo del problema, ni es lo más grave que está padeciendo Venezuela en esta oscura hora de su historia. El fondo más grave y peligroso de esta situación que padecemos es que hemos permitido - por descuido, por ignorancia, por estolidez, por engaño de quienes se han presentado como opositores siendo, en verdad, colaboradores- que se haya instalado casi totalmente para esta fecha, un régimen totalitario, de signo comunista-estalinista, que tiene por objetivo destruir todas las instituciones del país, públicas o privadas; destruir la economía nacional y sus bases y recursos productivos; establecer un sistema educativo cuyo propósito no es el aprendizaje sino la ideologización política comunista obligatoria; destruir todos las iglesias y cultos religiosos que existen en el país y hacer de cada venezolano un pobre menesteroso que -en la más perversa expresión de populismo- dependa únicamente del gobierno para poder alimentarse y subsistir. No ataquen, señores de oposición, al gobierno por lo que no ha hecho ni va a hacer nunca; atáquenlo por lo que pretende hacer. No digan tanto que está regalando el dinero que produce el petróleo para el desarrollo de Venezuela y de los venezolanos; digan, si, que ese dinero lo desvía a otros países para cumplir un absurdo proyecto de guerra mundial que tratará de enfrentar al Sur pobre de la tierra contra el Norte rico, y al Oriente, que señalan como relegado contra el Occidente que califican de dominante. Díganle a las familias que les van a quitar sus hijos para educarlos el Estado. Diganle a los pobres que los van a hacer más pobres para que sirvan como esclavos a la Nueva Clase. Díganle a los estudiantes que les van a cerrar Univesidades, Liceos y Escuelas, para someterlos a aprender lo que conviene al Estado comunista. Diganle a los trabajadores, obreros y campesinos que terminarán de acabar con sus sindicatos y que serán utilizados sin remuneraciones ni garantías de justicia social. Díganle a los productores que los van a despojar -a todos- de sus medios de producción, que serán del Estado. Díganle a todos que es la hora de jugarse el todo por el todo, si es que nos queda una gota de la sangre generosa de nuestos libertadores.

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