Por: No pude determinar el autor. El artículo me llegó por correo.
¡Somos parte de esta generación!
Si miramos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja social que antes no existía: la gente que hoy tiene alrededor de sesenta años:
LA SEXALESCENCIA. Es una generación que ha echado fuera del idioma la palabra "sexagenario", porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer. Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del S. XX para dar identidad a una masa de niños desbordados, en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse.
¡Somos parte de esta generación!
Si miramos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja social que antes no existía: la gente que hoy tiene alrededor de sesenta años:
LA SEXALESCENCIA. Es una generación que ha echado fuera del idioma la palabra "sexagenario", porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer. Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del S. XX para dar identidad a una masa de niños desbordados, en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse.
Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta o setenta, ha llevado
una vida razonablemente satisfactoria. Son hombres y mujeres
independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado
cambiar el significado tétrico que tanta literatura latinoamericana le
dio durante décadas al concepto del trabajo.
Lejos de las tristes oficinas, muchos de ellos buscaron y encontraron hace mucho la actividad que más
le gustaba y se ganan la vida con eso.
Supuestamente
debe ser por esto que se sienten plenos; algunos ni sueñan con
jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada
uno de sus días sin temores al ocio o a la
soledad, crecen desde adentro. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía o ver volar una paloma desde su apartamente en el quinto piso.
soledad, crecen desde adentro. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía o ver volar una paloma desde su apartamente en el quinto piso.
Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, la mujer
tiene un papel rutilante. Ella trae décadas de experiencia de hacer su
voluntad, cuando sus madres habían sido educadas para obedecer y ahora
pueden ocupar lugares en la sociedad que sus madres ni habrían soñado en
ocupar.
Esta mujer sexalescente pudo sobrevivir a la borrachera de poder que le dio el feminismo de los 60′, en aquellos momentos de su juventud en los que los cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar en qué quería en realidad. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido exclusivamente masculinas, algunas estudiaron una carrera universitaria junto con la de sus hijos, otras eligieron tener hijos a temprana edad, fueron periodistas, atletas o crearon su propio "YO, S.A.". Este tipo de mujeres nacidas en los 50s. no son ni por equivocación las clásicas "suegras" que quieren que los hij/as las estén llamando todos los días, porque ellas tienen su propia vida y ya no viven a través de la vida de los hijos.
Esta mujer sexalescente pudo sobrevivir a la borrachera de poder que le dio el feminismo de los 60′, en aquellos momentos de su juventud en los que los cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar en qué quería en realidad. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido exclusivamente masculinas, algunas estudiaron una carrera universitaria junto con la de sus hijos, otras eligieron tener hijos a temprana edad, fueron periodistas, atletas o crearon su propio "YO, S.A.". Este tipo de mujeres nacidas en los 50s. no son ni por equivocación las clásicas "suegras" que quieren que los hij/as las estén llamando todos los días, porque ellas tienen su propia vida y ya no viven a través de la vida de los hijos.
Su camino no ha sido fácil y todavía lo van diseñando cotidianamente,
pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son
personas detenidas en el tiempo; la gente de "sesenta o setenta"",
hombres y mujeres, maneja la computadora como si lo hubiera hecho toda
la vida.
Se
escribe, y se ve con los hijos que están lejos y hasta se olvida del
viejo teléfono para contactar a sus amigos y les escriben un e-mail con
sus ideas y vivencias.
Por lo general están satisfechos de su estado civil y si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo.
Raramente se deshacen en un llanto sentimental.
A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos.
Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona, toma nota, a lo sumo… y a otra
cosa...
La gente mayor comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en retirada.
Compiten
de otra forma, cultivan su propio estilo… Ellos, los varones no
envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen
un traje Armani, ni ellas, las mujeres, sueñan con tener la figura
torneada de una vedette.
En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.
Hoy la gente de 60 o 70, como es su costumbre, está estrenando una edad
que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos y hoy ya
no lo son, hoy están plenos física e
intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, porque la
juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben.
La
gente de 60 y 70 de hoy celebra el sol cada mañana y sonríe para sí
misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida, no con la de los
demás.
Quizás por alguna razón secreta que sólo saben y sabrán los del siglo
XXI.
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