Latinoamèrica con los ojos abiertos

Por: Francisco Alarcón - Independientemente de lo que pueda ocurrir en el futuro en Honduras, hasta ahora resulta una gran lección para el mundo latinoamericano. Un grito de libertad, aunque así no lo captaran muchos miembros de la comunidad internacional. Pero todavía es muy reciente para arribar a conclusiones. Lo del “golpe” suavemente se va diluyendo en la medida que van conociéndose las verdaderas intenciones de Zelaya y sus patrocinantes Castro-comunistas. Esa OEA desgañitada que escandalizó al mundo, estigmatizando de conjuradas a las instituciones democráticas de Honduras. Yéndose de bruces y profiriendo toda clase de acusaciones contra los sectores más representativos de esa pequeña nación centroamericana, a la que estuvieron a punto de invadir, queriendo irrespetar su soberanía y espacio aéreo con las aventuras del gran Zelaya “quijote” de la democracia “revolucionaria”. El resto de los países se dan cuenta qué es lo que está ocurriendo en América Latina, gracias a los desbarros del comunismo. Quien quiera un poco de petróleo barato a cambio de su libertad, que pase por las oficinas del ALBA, allí lo recibirán con los brazos abiertos la coyunda comunista e inmediatamente le enseñarán el silabario de ellos: Comiencen convocando a una Asamblea Constituyente y cámbienlo todo, eternícense en el poder, como principio básico de toda tiranía, legado de Fidel Castro a sus discípulos. Háganse dueños de todo cuanto esté a su alcance, comiencen expropiando para beneficiar al “pueblo” y entréguenle a sus amigos el saqueo para que se enriquezcan y hagan todos los negocios lícitos e ilícitos. Así conseguirán un apoyo irrestricto y cómplice, los poderes supedítenlos al autócrata y cierren los medios de comunicación para que la gente no se dé cuenta de lo que está pasando; y entre programas y comedias van acabando con el país, la propiedad privada y la familia. Pero todo esto debe ser cautelosamente realizado, bajo normas “democráticas” de manera que consigamos algunos apoyos internacionales y de los mentecatos como Insulza, que lo demás llega por añadidura, sin olvidarse todas las noches de rezar un Padrenuestro por la salud del patriarca mayor Fidel Castro, fundador de esta congregación. Bueno, esto es lo que imaginaron los camaradas del ALBA que ocurriría en Latinoamérica, era infalible la receta, mientras se llegará por la vía electoral que bendice la democracia, pero la cuestión les falló en Honduras y les cojea en el resto de las naciones. Los Kirchner, la pareja ideal para acabar con Argentina, no le alcanzaron los dólares enviados por obra y gracia de “Santa Claus” para comprar voluntades. Hoy son unos muertos políticos que pronto serán echados por el pueblo bonaerense. Los liberales de Nicaragua están haciendo todo lo posible para convertirse en una alternativa valedera que sirva para sacar del poder a Daniel Ortega, ya con un gancho al hígado propinado por Alexis Argüello, antes de marcharse de este mundo. Correa seguirá payaseando mientras pueda sin estar exento que los ecuatorianos le den una patada por el trasero después de haberlos engañados. El escudero dócil de Evo se maneja con la discreción aborigen, y no se sabe entre esos arcanos qué podrá ocurrir ni cuándo. Lula en su despedida es el gran ganador entre mamaderas de gallo y regios contratos, obteniendo los mejores réditos de Venezuela. Brasil seguirá siendo Brasil venga quien venga, allí prevalecen las instituciones y lo de Lula fue un tránsito que sólo afectará al “Foro de Sao Paulo” cuando termine su mandato. En Venezuela ya no pueden gritar con la misma euforia, vengan que aquí es; los recursos se van acabando y por mucho que maquillen las cifras será inocultable el decrecimiento, inflación y escasez. Mientras la inseguridad crea su propia “revolución”, acabando con vidas y con lo poco que queda de credibilidad de este “proceso” mafioso y pedante que está derrumbándose por su propio empeño; que difícilmente se sostendrá ante los embates del pueblo, cuando el hambre arrecie y las mentiras no cubran las realidades y le digan a su “mecenas”: pana hasta aquí llegamos.