martes, 7 de julio de 2009

El delito repta en el poder


Por: Dorian García G. - La pelea de Antonio Ledezma, Alcalde Mayor de Caracas, es la pelea de todos los venezolanos. Una pelea por la dignidad y contra el fariseísmo presidencial, exigiendo la mediación y coherencia de una insulza y sórdida OEA. La simultaneidad con los hechos de Honduras es inquietante. En Venezuela se ha burlado la Carta Democrática y la decisión de miles de votantes que favorecieron democraticamente a sus autoridades. La OEA debería designar una comisión para constatar las violaciones persistentes a la Constitución que en Venezuela se suceden. Todos los casos, invariablemente, agravian a figuras de oposición. Pero todos sabemos qué esperar de su inacción y motivaciones rentistas inocultables. Desde su triunfo en las elecciones, el Alcalde Metropolitano y la población de Caracas han sido víctimas de una vergonzosa usurpación de funciones y de tomas en forma violenta de las sedes de la Alcaldía, ejecutadas por grupos afectos al régimen. Todas las acciones llevadas a cabo, bajo la mirada complaciente de los órganos de seguridad del Estado. Desde el Ejecutivo Nacional se ha promovído la creación de una instancia paralela, designada a dedo por el Presidente, en desconocimiento y violación de expresas disposiciones constitucionales y legales. Antonio Ledezma, Alcalde Metropolitano, ha sido desplazado “por decisión autoritaria de Hugo Chávez, desconociendo la voluntad del pueblo de Caracas, quien decidió nombrar a dedo a Jacqueline Faria como Autoridad Única del Distrito Capital.El desparpajo dio en el colmo, al ordenar a la Asamblea Nacional sancionar una nueva Ley para el Distrito Capital, “legalizado” la usurpación.Con arrogancia, Jacqueline Faria declaró que Antonio Ledezma podría quedar como Coordinador de las actividades, pero sin autoridad alguna.

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