martes, 14 de abril de 2009

El Ateneo de Caracas - Levy Rossell - Otro que "cae" en cuenta de la realidad.


Levy Rossell se declara afecto al proceso, pero no a aquel que empezó con Hugo Chávez sino al que supone una atención mayor a los desposeídos (Nicola Rocco) - Desde este miércoles estará de nuevo en las tablas, como siempre lo soñó, como se siente más cómodo. "Yo siempre he querido actuar, de hecho, yo nunca pensé que iba a ser director; me metí a director porque alguien tenía que montar mis obras", confiesa Levy Rossell, quien luego de 25 años retirado de la actuación vuelve con la comedia de época Chirimoya flat, dirigida por José Tomás Angola. El autor de obras como Vimazoluleka, Cuchufleta y Reverón, escribe otra llamada La quinta paila. No puede el dramaturgo estar de espaldas a un país que le inquieta, que le duele, que le agobia, pero que le apasiona. -¿Cuáles son las dos miradas de Levy Rossell en torno al Ateneo de Caracas? -El Ateneo como institución no se merece lo que le está pasando, pero el Ateneo está pagando las conductas personales de sus directivos y su vinculación con la política, lo cual no le da carta blanca al Gobierno para hacer lo que está haciendo ni es una patente de corso para ser indiferentes a lo que pasa. Yo creo que hay que hacer un frente común de protección al Ateneo de Caracas, que es un esfuerzo privado que tiene un inmenso mérito y que puede hacer muchísimo más todavía por el país. Ahora qué ocurre, esa excesiva vinculación de las personas del Ateneo en la política trajo esto, cobros de factura, odios. No podemos olvidar esa identificación que hubo la noche de la proclamación del actual Presidente en la sede del Ateneo, eso lo vimos todos con cierta perplejidad. -Pero Carmen Ramia, presidenta del Ateneo, insiste en que se le abrieron las puertas a Hugo Chávez como se le han abierto a muchas personas y sectores. -El Ateneo siempre fue un centro de discusión política, eso es cierto, pero una cosa es esa y otra es que haya sido abiertamente afecto. Es verdad, y ella debe admitirlo, que hubo un apoyo absoluto al presidente de la República. Yo recuerdo que en mitad de un programa de Javier Vidal, en plena campaña electoral (1998), llegó Carmen y anunció que venían 'tiempos gloriosos' para la cultura. Y mira, estos son los 'tiempos gloriosos' que está viviendo la cultura. -¿A su juicio cómo son estos 'tiempos gloriosos'? -Primero, yo creo que hay una ausencia total de respeto por la cultura. Existe la cultura y la anticultura, yo creo que el comportamiento de los jerarcas de la cultura más anticultural no puede ser: obsceno, ofensivo, maltratador, vejatorio, de quien sea, de lo que sea, de sí mimos, inclusive. -Pero desde el Gobierno se reitera que estamos en una "revolución cultural", que ha acabado con las "élites" y en ese sentido se ha desalojado a Sofía Ímber del Museo de Arte Contemporáneo, se ha execrado el legado de Vicente Nebreda del Teatro Teresa Carreño, se "rescata" el Ateneo para el pueblo. -Estoy de acuerdo en que eso es verdad, ahora el cómo ha ocurrido ha sido el problema ¿Había que mover la mata? Sí. Es posible. Habría que hacer una evaluación de cada una de esas gestiones. Es posible que demasiado tiempo en un mismo cargo de una misma persona no sea conveniente, pero no por eso hay que maltratarla y sacarla a patadas, tiene que haber un mínimo reconocimiento de la labor de quien tú pretendes de alguna manera cambiar por otro. Pero uno siente que ha habido un 'Quítate tú pa' ponerme yo'. Creo que el presidente de la República tiene que estar consciente de que esta gestión cultural es un inmenso desastre. -Durante las crisis lo obligatorio es la lección, qué aprendemos. Parece que el Gobierno no aprende, entonces qué podría aprender la otra parte, en este caso la directiva del Ateneo, aun cuando se ha hablado de una prórroga en el comodato de uso del edificio. -Yo no soy quién para decirle a Carmen Ramia, que es una mujer tan exitosa, con muchísimo prestigio en el mundo gerencial, lo que debe hacer. Yo pienso que ella debe saber lo que se debe hacer, pero pienso que ella debería preguntarse con absoluta sinceridad -sin caer en el error de los del Gobierno que creen que lo están haciendo muy bien y lo han hecho muy mal-si en el campo humano las cosas se manejaron bien. El Ateneo como esfuerzo venezolano de más de 70 años -fíjate que diferencio a la institución de su directiva-, ese Ateneo como un esfuerzo de venezolanidad, merecería que todos absolutamente todos estemos cuadrados con éste, ahora el punto es ¿se va a manejar de nuevo ese apoyo al Ateneo como quiénes somos los que tenemos el poder y la sartén agarrada por el mango? ¿O se va a tomar como que en efecto el Ateneo le pertenece al colectivo, que no es propiedad de quienes lo regentan sino que le pertenece a todos esos grupos, a todas esas organizaciones que necesitan realmente de un espacio como éste? -¿Y la cultura en general, qué debería aprender de estos tiempos de crisis? -Hemos aprendido que la cultura padece de una gran debilidad política porque de alguna manera las mentes que han demostrado tener capacidad han estado únicamente en su proyecto personal, que me parece muy bien, ahora que sea sólo en su proyecto personal no me parece bien. Qué debemos aprender, voy a intentar contestar: primero, que no hay éxitos individuales, al igual que no hay fracasos individuales, que todo éxito o fracaso en la cultura redunda en todos los demás; que una demostración de la fragilidad de la cultura es que hayan pasado 10 años de ensayos y errores, sin un acierto, y que todo esté como si no hubiera pasado absolutamente nada. Confrontación en rojo -Hace 25 o 30 años me hizo una entrevista Inés Muñoz Aguirre y yo le decía que nos conducen a una guerra civil. -¿Y lo sostiene? -Nosotros estamos en una guerra civil. Y no sólo en el ámbito de una confrontación de palabras e ideas, también en el de las balas. ¿Cuántos muertos hay semanalmente en Caracas o en Venezuela producto de un hampa que nadie controla y que nadie sabe cómo está armada? ¿Quién armó esa delincuencia? Yo considero que ese armamento no es casual, alguien distribuyó esas armas. -¿Y a quién le conviene la violencia? -En ambos lados hay gente interesada en la violencia. Yo creo que hay gente que apuesta a que esto termine absolutamente fuera de control, ni siquiera es que saquen al Presidente, sino que esto pierda el control para luego aplicar aquello de 'río revuelto ganancia de pescadores'. Pero creo también que hay un estilo violento en el manejo del Estado que viene del propio Presidente, que debe morigerar, porque el Presidente puede matar este proceso. Esto no es un país, esto es un campamento de 'sálvese quién pueda' donde la gente cierra la puerta a las 5:00 de la tarde. Tenemos un toque de queda no decretado oficialmente. -¿Qué hace el teatro en una guerra civil? -Hay un poema que dice, "¿En los tiempos oscuros se debe cantar? / Entonces se debe cantar de los tiempos oscuros". Esa es la función del teatro. La primera es estar vivo e independiente del Estado. -¿Y está cantando el teatro de los tiempos oscuros? -En la actitud personal sí... Han pasado 10 años sin trabajo estable, sin subsidio, sin otra alternativa que lo único que aprendimos a hacer que es esto. Muchos hemos sobrevivido con bastante dignidad a toda esta crispación y a toda esta carencia de recursos manejándonos en el límite entre la necesidad de vivir y dejar vivir al teatro y permitirle que se desarrolle, sin contaminarnos del Gobierno y la oposición -porque no hemos hablado de un discurso muy parecido al del Gobierno, de un seguir manejando la cultura como una guinda arriba de la torta-. Pero el teatro no puede existir sin recursos materiales en estos tiempos. Nos tienen comenzando siempre, todo el tiempo hemos estado empezando, el teatro ha sido una actividad desfalleciente porque el ser humano que lo hace tiene una actividad desfalleciente, porque las oportunidades son efímeras, compulsivas, eventuales, no se concibe el teatro como una herramienta de transformación social, como un testimonio de la sociedad que te ha tocado. Entonces no te extrañe que haya mucha obra escrita que no por autocensura sino por imposibilidad económica no se haya montado. -¿Entonces usted cree que sí se están escribiendo obras comprometidas con la realidad que vivimos? -Los autores deben estar escribiendo como siempre ha sucedido. Ahora de ahí a montar una obra hay un abismo. -¿Ha cambiado el dramaturgo y país de Vimazoluleka a de La quita paila? -De Levy Rossell no creo que importe mucho pero te lo diré: creo que mayor madurez, mayor ponderación para asimilar el fenómeno, más prudencia. Pero el país sigue siendo lamentablemente peor, y en estos últimos 10 años mucho peor.

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